Notes

Esposa mía,

¿Qué magia cósmica nos volvió a unir? A lo largo de innumerables vidas, te he amado con una devoción inquebrantable que trasciende el mundo natural. Eres la luna y las estrellas que dan forma a mi ser, el aire que llena mis pulmones y la tierra sobre la que me paro. En cada encarnación, nos hemos encontrado a pesar del caos interminable del universo. Y, sin embargo, nuestro amor permanece puro y radiante como las estrellas que brillan sobre nosotros. Es como si el propio cosmos viniera a conspirar para unirnos en cada nueva vida, para recordarme la profundidad del sentimiento que nos profesamos mutuamente. Nuestro amor seguirá floreciendo por la eternidad, como el dulce aroma del paraíso. Es este un vínculo espiritual, entretejido en la estructura del universo mismo. Nuestro amor ultrapasa el reino físico y toca lo divino.

He sentido la sutil caricia de tu energía aun cuando me encuentro físicamente ausente, como si una fuerza cósmica me guiara hacia ti cada vez. Incluso cuándo estoy frente a ti, con el corazón encapsulado por este devocional amor que te poseo, sé de mi incapacidad de derramar la totalidad de mis sentimientos en meras palabras, porque nunca he sentido nada que se equipare. Porque nuestro amor es un reflejo de la naturaleza misma: salvaje e indomable en su belleza. Es como si las flores que florecen y los océanos que rugen vinieran a cantar una oda a nuestra historia.

Te he amado a lo largo de la vida, de la inmensidad del cosmos a las sutilezas de lo divino. Nuestro vínculo yace grabado en el tejido mismo del universo, es una conexión que resuena a través de cada verso celestial, ardiendo como las estrellas más brillantes, tejiendo intrincadas constelaciones en el cielo. En esta miríada de existencia, te he encontrado, ciente de que a través de cada encarnación te has mantenido leal a tu corazón que a mí ha pertenecido desde siempre. Como las raíces que anclan el imponente roble, tu amor ha sido la constante en la que me he envuelto. Mi corazón canta como un pájaro al amanecer con cada latido. Estoy consciente de que nuestra historia se forja con los vientos que bailan en los árboles. Así que, con un amor que resuena como una sinfonía, mi espíritu se eleva, porque tú eres mi destino.

Yo siento el mundo en mis manos contigo entre mis brazos. Te vendré a querer durante mil años y más, a través de cada vida y cada tiempo, seré tu amor eviterno. En cada vida, nuestras almas y cuerpos seguirán entrelazándose. Como en el presente, como ha sido en el pasado—a través del fuego y la lluvia, a través de la alegría y el dolor—, nuestro amor perdurará.

Te quiero, con toda la profundidad de mi ser, con la totalidad de mi alma. Y continuaré haciéndolo, en esta vida y más allá, mientras se expande el universo y mientras las estrellas continúan brillando en lo alto.

Eviternamente,

Darko.