Notes

Entre el momento en el que mi mirada se dió con tu semi desnudez y el momento en el que nos condujo hacia las aguas de la piscina, los flotadores de brazo con el tema de Moana fueron puestos. Con cuidado, se deslizaron por tus brazos, mis dedos vinieron a asegurarse de que estuviesen seguros en sus lugares y cómodos para tí. Mientras nos dirigimos contigo sobre uno de mis hombros hacia la habitación donde la piscina cubierta se encuentra, fui capaz de sentir una discreta tensión en tu petit cuerpo, desencadenada por tu relación con el agua. Sentí la hidrofobia saludarte de no tan lejos. Así que había recordado de los flotadores de brazo que fueron proporcionados después de una conversación nuestra orbitando el mar, dónde compartiste conmigo tu miedo, un detalle presente en otras vidas. Los había guardado en el área de la piscina intuyendo que cuándo vinieras a usarlos, ellos pudieran brindarte una sensación de seguridad extra, para explorar bajo mi atenta mirada sus aguas. Por saberte una gran admiradora de las películas de Disney, esperaba que dicho detalle de los flotadores de brazo, la presencia de la guerrera intrépida—Moana—, que en medio de las olas tempestuosas y los vientos que aullaban con furia, recordó a muchos corazones del poder indomable del espíritu humano. Moana que con cada paso, con cada respiración, demostró que nada podía interponerse en su camino a través de tormentas traicioneras y terrenos hostiles, a través de aguas traicioneras y en medio de imponentes monstruos, pudiera, además de mi presencia, fornecer seguridad visual—por el tema de Moana—y táctil—por tratarse de flotadores de brazo—con respecto a la piscina. Estaba con el corazón pulsando hacia la intención de hacer de esa una experiencia agradable para tí.Una experiencia de conexión contigo misma y con aquél elemento presente en tu cuerpo físico y que te ha acompañado desde el vientre materno.