Notes

Acababa de salir de la ducha, mi cuerpo petit se encontraba envuelto en una de mis blancas toallas mientras que mi cabello permanecía envuelto en una toalla especialmente para éste. Me senté sobre la cama, liberando y desnudando mi cuerpo de la toalla que dejé sobre la parte inferior de ésta. Entonces, comencé a aplicar con calma sobre mis piernas un Gel especial post depilación disfrutando de la sensación suave de la tan cálida piel libre de vellos. Luego, era el turno de mi recién depilado coñito; para él había comprado una crema protectora de pañal para bebés, pues, la piel de los bebés era tan sumamente delicada como la mía intima así que parecía ser una buena opción. Apliqué una cantidad adecuada en tres de mis dedos y con delicadeza comencé a esparcirle por el monte de venus y poco a poco fui avanzando hasta llegar a los labios externos cerrados, la sensación fría de la crema me hizo emitir un pequeño jadeo mientras fruncía ligeramente el ceño. Al terminar, me levanté en busca de lencería limpia, preguntándome que debería utilizar para recibirte, mientras lo hacía, envolví mi cuerpo en una bata de seda y vestí mis piernas con unas medias negras con un lazo en la parte superior que alcanzaba hasta arriba de las rodillas. Caminé de puntillas —como acostumbraba a hacer al estar descalza— nuevamente hasta la cama para recoger la toalla y colgarla en el tendedero ubicado justo al otro lado de mi ventana, abrí la puerta de ésta y colgué ambas toallas al haberme quitado la que envolvía a mi cabello que ahora estaba solo húmedo y no completamente empapado.

Al regresar nuevamente a mi habitación, quité la bata de seda colgándola en el perchero. Estaba, nuevamente, completamente desnuda, a excepción de las medias que cubrían mis piernas. Entonces, pensé en la vehemente necesidad de sentir mi cuerpo desnudo en contacto con el tuyo. Contra el tuyo. En que no me apetecía perder más tiempo, porque había estado fantaseando constantemente con la idea y te extrañaba tanto que, opté por permanecer desnuda esperando por ti. Esperándote completamente lista tan solo por y para ti. Esperando sentir la calidez de tu cuerpo contra el mío sin tener que hacernos esperar a ambos aún mas de forma innecesaria. Pensar en ésta idea, una vez más, provocó que un agradable cosquilleo surgiera en mi, ahora, húmeda, vagina. Un suave suspiro escapó de mis labios, y me acomodé en la cama, cubriendo mi cuerpo con una de las mantas de felpa. Al recostarme, comencé a sentirme somnolienta, una de mis manos alcanzó uno de mis peluches que abracé antes de quedarme profundamente dormida de lado esperando despertarme contigo tras de mi, como tanto me encantaba sentirte.

En el mundo onírico, puedo sentirte, cuando te apresuras a unirte a mi bajo la manta, acogiéndome entre tus fuertes brazos protectores al mismo tiempo que la parte frontal de tu cálido cuerpo se adapta de forma perfecta con la parte trasera del mío. Mi cuerpo se vuelve tan dócil bajo el tacto del tuyo entregándose a ti, por completo, insistiendo en romper con la distancia lo más posible. Mi nuca descansa sobre tu hombro mientras mi cola busca encontrarse con tu entrepierna. Finalmente, mi trasero se acomoda contra tu pene que comienza a endurecerse al encajarse entre mis nalgas. El aliento de tu boca que comienza a acariciarme la piel en una brisa delicada, tus amorosos besos acompañándose de dulces palabras comienzan a despertarme, me mantengo entre dos mundos, no siendo consciente del todo todavía, pero comenzando a abrir mis ojos. Cuando una sonrisa comienza a dibujarse sobre mis labios en medio de la profunda y calma entrega con la que tus labios continúan besando, mordiendo, lamiendo mi piel y una de tus grandes manos comienza a amasar una de mis tetitas hinchadas, uniéndose a la tuya, es cuando me despierto por completo encontrándome con tu mirada que viene a profesar profundo amor y adoración por mi, entonces sonrío más ampliamente porque no era solo un sueño, estás conmigo. Mis mejillas, como es usual, se enrojecen, y mi mirada se encuentra con la tuya expresando el mismo amor y adoración que la tuya vierte sobre la mía. Entonces, por fin nuestros labios vienen a reunirse, en un beso explosivamente fogoso y erótico. Nuestras lenguas comienzan su danza con profundo erotismo, rozándose, enredándose entre ellas, profundizando este beso que me vuelve deliciosamente débil, y tan dispuesta para nuestro deleite. La combinación de tu boca explorando la mía en compañía de tus manos recorriendo cada curva y contorno de mi cuerpo terminan por enloquecerme, uno que otro suave y melodioso gemido escapa de mi boca haciendo eco sobre la tuya.

(...)

La luz de luna ilumina en un abrazo a nuestros cuerpos que comienzan a hacer el amor.

Mi culito comienza a moverse de modo que tu apetitoso miembro rígido encajado entre mis nalgas es acariciado de arriba hacia abajo, recorriendo el espacio entre ellas que comienzo a mover apretando el centro de la longitud contra ellas, una que otra vez. Disfruto del agradable cosquilleo que comienzo a sentir tanto en esa zona como en mi coñito y ano, ambos, cada vez más empapados de los fluidos de miel que escurren desde mi estrecha entrada. Disfruto de la suavidad y calidez de su textura contra mi piel y sonrío sobre tu boca, interrumpiendo nuestro beso, en medio de nuestros jadeos. Entonces, mientras te masturbo de ésta forma, puedo sentir como una de tus manos comienza a deslizarse desde el Monte de Venus, lentamente, hacia mi apretado y húmedo coñito. Entonces tu dedos separan ligeramente los labios externos y tu dedo corazón comienza a frotar con suavidad a mi tan hinchado y vibrante clítoris. Un dulce y melodioso gemido similar a un suspiro escapa de mis labios sobre los tuyos mientras mi espalda se arquea ligeramente y mi trasero se pega aún mas contra tu polla. —¡Oh Daddy, Daddy!— Exclamé entre gemidos delicados casi suplicando mientras una de mis manitos se escabullía detrás de mi en busca de Dragonite.