Notes

Increíble. Es increíble la manera en que dos seres pueden sentir algo tan profundo al simultáneo. Algo tan extraordinario que siendo recíproco los conecta entre cuerpo y alma, corazón y espíritu. Algo que al principio parece inimaginable, pero cuando se siente se transforma en un hechizo del cuál uno no quiere perder efecto. Ese "algo" es un ente cautivante, una suerte digna de admirar que no se cruza tantas veces en la vida de cualquiera. Llámenlo obra del destino, llámenlo mera coincidencia, yo lo llamo milagro porque en verdad siento que lo es. Aquel sentimiento es indescriptible, tan auténtico pero a su vez lleno de misterio. En realidad no se trata de un único sentimiento, sino de la combinación de mil sensaciones en un mismo cuerpo que atrapan al individuo y lo mantienen cautivo, sin escapatoria alguna. Es sorprendente lo que provoca en las personas si te detienes a pensar en ello. Éstas sensaciones logran lo imposible, cuentan con la capacidad de convertir un terreno de rosas negras en un campo de margaritas, transforman un cristal roto en una nueva pieza que suspira vida, alteran por completo los sentidos de una persona y le hacen notar que no todo es tan desastroso e inerte como se muestra. Porque sólo éste sentimiento puede abrir miles de ojos y restaurar lo que parecía perdido, modificar un corazón ultrajado y permutarlo por uno sin heridas. Es la única cura para un mente saturada, la única salida para un laberinto sin fin. Provoca síntomas meritorios de la droga más peligrosa pero es tan inofensivo que lo sentimos desde la edad más temprana. El efecto que causa no entiende de distancia, no sabe de edades, desconoce de tiempo e ignora cualquier obstáculo; nadie anticipa la hora en que llega y nadie previene el momento en que se va. Y no quiero imaginar cómo se sentirá que el sentimiento se desvanezca, cómo dolerá notar que los fuegos artificiales se van apagando un poco más cada noche. Yo no quiero que eso suceda.