Notes

Querida, antes de comenzar, quiero informarte que temas sensibles para tu persona ya no se abordarán en nuestras futuras conversaciones. No más comentaré ni profundizaré en ningún tema que venga sentir en mi corazón conllevar el potencial de traer desarmonía a nuestro capullo. Así que me gustaría que a tu tiempo y ritmo hicieras una lista de temas que te causan malestar o para los que tienes argumentos fuertes y potencialmente herméticos. Esta será una tarea para tu buena chica. Mi persona ya estaba al tanto de que el tema aquí tratado era un tema sensible para la tuya, por esa razón, al principio, solo di a conocer su existencia. Había dicho que no daría más detalles con respecto a la referida experiencia, intuyendo preservarte de las posibles consecuencias que su elaboración podría traer. Sin embargo, fui en contra de mi propia intuición a favor de satisfacer tu curiosidad. Fui tan imprudente como en otras ocasiones cuando mi vida amorosa y sexual antes de nuestra reunión fueron abordadas y desafortunadamente elaboradas.Estaba sintiéndome benignamente orgulloso de haber abrazado una conducta diferente, manteniendo todo en la superficie como la hoja de un árbol llevada a las aguas de un río por el viento. Tal orgullo se ha desvanecido tan rápido que no puedo oler ni el más mínimo rastro del aroma de ese sentimiento mientras te escribo. No debería haber comentado sobre esta experiencia en absoluto. (Recuerdo que has mencionado que nunca habías estado con otra chica virgen antes, que era una gran responsabilidad o algo así cuando me atreví a contarte que yo lo soy. No especificaste que, nunca había sido de una forma parcial y que te lo hubiesen informado con anticipación.) Mi memoria se siente como si tuviese vida propia. No puedo recordar los eventos que componen mi pasado como la mayoría de la gente. El «cuándo» y el «cómo» y el «dónde» no están accesibles a mí como están a los demás. Muchos recuerdos—por importantes que hayan sido los momentos que les brindó existencia—no llegan porque quiero y cuando quiero. Por lo tanto, si dije a ti que no había estado con una mujer virgen antes de tu persona, realmente creí no haber estado, ya que en mi mente en aquel momento ningún recuerdo se manifestó al respecto de haberlo hecho. Mi mente se centró en mi pensamiento sobre la responsabilidad de abrazar la virginidad de una persona y no en mis experiencias pasadas de cuño sexual. (Comprendo ahora el por qué pudiste mantenerte sin hacer absolutamente nada por tanto tiempo después de todo tuviste bastante experiencia.) Es natural que pienses de esa manera—pero se te está olvidando, pequeña que la comprensión de uno yace basada en la perspectiva de uno y por lo tanto la comprensión de algo no siempre refleja la verdad del otro. Mi capacidad de permanecer inactivo con respecto al coito no proviene de la cantidad de experiencias que he tenido en este campo en el pasado. Mi facilidad para abrazar el celibato está ligada a mi configuración interna, no a un factor externo, que tiene orígenes de un número o de mi género. (Intentaré que no se sienta como presente si me cuentas.) Siento que tu curiosidad, como un anzuelo, puede haber enganchado tu propia carne. Leerte me causó un malestar físico extremo que para brindarte a ti el cuidado que de mí tu persona necesitaba en nuestro último encuentro he soportado lo más que pude. Fue dicho malestar el motivo esencial de la interrupción de nuestro abrazo por mi parte. Tuve que desenredarme de tu abrazo y alejarme por lo momento que fuera necesario, porque no estaba sintiéndome bien. Dormir fue la solución. No me encontraba capaz de exorcizar lo todo lo que estaba sintiendo solo y tampoco me encontraba capaz de iniciar una conversación celestial de modo a obtener despierto amparo espiritual. Yo tampoco podía quedarme en tu presencia, porque el invierno había llegado por mí. Afortunadamente el apoyo espiritual hizo su camino hacia mí oníricamente, pueblo chino. (No estoy diciendo que no eres especial, sigo pensando así de tu persona, es solo que eres más similar de lo que yo pensaba. Debo aclarar que no estoy molesta, ni estoy juzgandote o algo por el estilo, solo soy yo procesando la realidad.) No fue tu intención, pero tengo la sensación de que el sentimiento con el que viniste a imbuir de forma inconsciente tus palabras se superpuso con juicio y comparación hacia mí. Me has hecho sentir avergonzado de mi conducta, cuando no tengo nada de qué avergonzarme, porque ninguna mujer fue por mi persona un instrumento para obtención de placer. (Ahora que lo pienso el sexo está bastante sobrevalorado, entiendo porque todos dicen lo aburrido que realmente resulta ser cuando pasa porque lo hacen porque sí, es como comer cuando no tienes apetito. No resulta muy satisfactorio que digamos.) Ninguna con la que estuve sexualmente en el pasado estuve porque sí, porque no tenía nada mejor que hacer o algo por este estilo. Había hacia ellas cariño, cuidado, teníamos una bonita amistad, respeto y confianza mutua, química mental y no solo atracción carnal. Fueron experiencias positivas, cada una a su manera, y la que comenté titulé «desagradable», solo fue desagradable por el detalle de la virginidad oculta. Tan pronto como me enteré de que acababa de regalarme su virginidad, fui el doble de considerado y cuidadoso, después de asegurarse de que estaba ella bien y si quería interrumpir o continuar. La única con la que estuve cuya conexión no había llegado al núcleo cuando nos acostamos fue esa de la que hemos estado hablando. Pero no sucedió, porque sí. Siempre he actuado con responsabilidad hacia los cuerpos: el mío y el cuerpo ajeno. (Al parecer mi hermano casi gemelo es el único hombre en el planeta que es capaz de rechazar mujeres que se le han insinuado.) Suponer que tu hermano casi-gemelo es el único hombre en la fase del planeta capaz de rechazar a las mujeres interesadas en él fue precipitado. Mi demisexualidad puede manifestarse de manera distinta a la tuya, pero nunca he hecho nada sin tener un vínculo. Tampoco me acostaba con todas con las que una conexión era entablada y nutrida por ambas partes. He rechazado cortésmente mujeres en diferentes contextos y tiempos. (Debo confesar que, me gustaba la idea pero me asustaba un poco la falta de experiencia en tu persona para llevarlo a cabo, supongo que ahora que esta idea no resultó ser, puedo tranquilizar esa parte de mi que podía llegar a considerarte algo inexperto en algo que puede causar algo de temor en mi persona pero la otra parte lo lamenta un poco, porque esto me había hecho sentir más especial de lo que me sentía por algún motivo.) Entiendo como te sientes. Tu argumento también me hizo sentir menos especial. No, de hecho, me hizo sentir tan sucio como un proxeneta o un adúltero. Pero como te he dicho en ocasiones anteriores centrado en contexto similar, como me siento no es responsabilidad tuya. Así como suelo evitar hacer suposiciones, te pido amablemente que intentes evitarlas también en el futuro. Porque si hubiera sabido que estabas en mi futuro me hubiera reservado para ti por completo. Pero ni siquiera sabía si había un futuro. No para mí. Siempre me he anclado al momento presente, tratando de construir el esqueleto de un futuro que, francamente, en mi juventud, no sabía si llegaría a abrazar. He estado viviendo mi existencia, día tras día, como un «enfermo terminal», porque para mí el futuro se sentía demasiado abstracto para poder tocar sus detalles con mis manos. Ante esta conversación, siento necesario vivir como un hombre sin pasado para que podamos tener un futuro juntos. Para que lo que sentí ayer, lo que sentí en las ocasiones anteriores cuando hablábamos de asuntos que involucran un viaje mental al pasado, no vuelva a suceder y el invierno no descienda sobre mí. Por cierto, en la última carta que me has dirigido comentabas que el deseo, no de muerte, sino de inexistencia, te rodeaba. Ese deseo creo que puede haber repercutido en mi dirección en más de una ocasión en mi juventud. Esta sensación vino a amplificar, pienso, la impresión que se anidaba en mi espíritu. No había «Kibou» para mí con respecto a una relación como la que hemos estado construyendo. (Esta experiencia me puso algo nerviosa, gracias a Dios no lo hice solo por curiosidad u obligación con mis novios que resultaron ser un par de brutos. Nunca quise ser una especie de instrumento u objeto para ningún idiota, es casi como que pudiese percibir que me veían solo de esta forma.) No creo que lo haya hecho ella por curiosidad. Tal vez no estaba segura de cómo su virginidad afectaría mi respuesta al momento que deseaba vivir conmigo. Por ejemplo, cuando tuvimos ese momento caliente en la cocina, lo dejaste fluir, interiorizando tus miedos. Ella bien pudo haber adoptado una postura similar. Pero como éramos amigos, con una conexión aún en curso, no tan sólida, no pude hacer una lectura precisa e identificar los signos, porque no había ninguno visible a simple vista. (¿Estás seguro que era virgen o es que tú tamaño puede haberla lastimado? ¿Estaba quizás poco lúbricada? ¿Ella sangró demasiado?) Era virgen, sangró dentro de lo normal para su tipo de himen y estaba apropiadamente lubricada. Me aseguré de estarlo, no solo por la longitud y la circunferencia, sino porque el placer femenino siempre ha sido una prioridad para mí. (¿Quieres decir que has estado con varias chicas vírgenes que no te lo han informado antes de llegar más lejos o solo ha sido ella, la de la situación desafortunada? 👀) Ella fue la segunda y última mujer virgen con quien me acosté, y la única que me ha ocultado su virginidad. La experiencia con la primera, aunque no tuve la oportunidad de prepararla como anhelo hacer contigo, fue lo opuesto de desagradable en este sentido. Ella me permitió brindarle cuidado. (...Estoy pensando en si voy a sangrar yo demasiado. No he leído sobre esto en particular, si llego a sangrar ¿Cuanto tiempo dura el sangrado?) Cada himen tiene una estructura individual. Una forma propia, un tipo, grosor, elasticidad, vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas propias. Algunos pueden ser más elásticos y estirables, tener un mayor número de terminaciones nerviosas que otros. Algunas personas pueden experimentar sangrado y dolor, mientras que otras pueden no tener ninguno, porque esto depende mucho del grosor del himen. Cuanto más grueso es, más dolorosa puede ser la experiencia de ruptura. Por lo que entiendo la cantidad de sangre puede variar desde unas gotas hasta sangrar por unos días—no más de tres. (...En fin, hasta aquí este tema porque me pone de muy mal humor.) No responderé la sesión iniciada con el diálogo de Celine, respecto al feminismo para que podamos concluir lo antes posible esta conversación.