Notes

«Yo prefiero quedar en la penumbra; quedarme en el secreto de las cosas. Me gusta introducirme en las criaturas. Errar como una idea. Extraño como el arte. Anónimo, incierto y olvidado. Naciendo, nuevamente, en cada día.»
— Adonis, 'Canciones de Mihyar el de Damasco', 1961.

Lleva diferentes nombres y distintos rostros. Sus verdaderos, tiene más de uno, son un secreto que debe ser recordado en su tiempo, y pueden llevar el peso de una maldición ancestral, culminando en insanidad, incapacidad e incluso a óbito.
Entre una infinitud de cosas, es él el misterioso propietario de una funeraria itinerante, llamada Soulshine, que solo queda en la memoria de quienes lo necesitan antes de que los detalles se desvanezcan y solo quede el corazón de la experiencia.

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LET YOUR SOUL SHINE:

En Soulshine, un lugar donde los verdaderos clientes nunca regresan por segunda vez, no en el mismo cuerpo con el que la conocieron por primera vez, por muy satisfactoria y alta que sea la calidad del servicio prestado, los seres amados de los fallecidos encuentran más que un servicio funerario convencional. Encuentra la gente: consuelo, reparación, esperanza y catarsis. Una celebración a la vida– Sin embargo, la funeraria no se encuentra entre las opciones de una guía telefónica; no tiene su propio sitio web, no está registrada en Facebook, Instagram, ni siquiera Tiktok o otra red social. Nadie conoce oficialmente a Soulshine, y aquellos que ven a conocerla, misteriosamente la olvidan, recordando solamente lo esencial. Es una funeraria que elige quién se quedará a sus cuidados. Nunca permanece en un mismo lugar más de cuatro lunas. Nunca se sabe dónde estará al final del período. Las personas no notan su presencia en el lugar donde viene a instalarse y quienes lo hacen, nunca logran recordarla una vez finalizado el contrato establecido entre el propietario y la familia o responsable legal por el funeral del cliente.

Una empleada llamada Naenia Mokni — feminista abiertamente lesbiana y orgullosa de sus curvas plus size y su estilo de vestuário extravagante gótico suave combinado con lo que le antoja usar en el día, en el momento: es un espíritu libre — y el propietario al que ésta llama Akmad, aunque jamás ha conocido su verdadero nombre, además de un gato llamado Samhain, que nunca está donde debería estar, son los únicos ahí.

Cuándo vino a entrevistarla para el cargo y Naenia le preguntó su nombre, el proprietario de Soulshine le solicitó a Mokni que cerrara los ojos y viniera a respirar hondo, despojada de prisas. Le dijo a ella que se permitiera sentir el aire entrar y salir de sus pulmones — y por último le solicitó que abriera los ojos. Tirando como un mago saca palomas de su sombrero, le preguntó:

— ¿Cuál es mi nombre, señorita Mokni?
— Akmad.
— Akmad. Significa oscuro. Dark. Me llega agradable al oído. Ese vendrá a ser mi nombre para usted, señorita Mokni.

La mujer también es la responsable por el salón de tatuaje de Soulshine, donde las almas en duelo rinden homenaje a sus seres queridos a través de la tinta. Mientras que Akmad es responsable de las imágenes intuitivas de sublime belleza que viene pintando en el estudio de arte, además de la elaboración de urnas funerarias y ataúdes personalizados. Encontrar con él en el salón es una luna azul. No suele tatuar personalmente la piel de los clientes, aunque puede ayudarlos de modo onírico con el concepto, nunca se recuerda su colaboración indirecta.

Es Akmad quien se ocupa de los cuerpos que llegan, siendo Naenia su mano derecha, una vez que él desaparece de un momento a otro como si su cuerpo estuviera hecho de humo. Ambos escuchan música mientras cuidan el último hogar físico del alma del principal cliente. Por lo general, algo del agrado del difunto. Las flores que se usan en los funerales se cultivan en el conservatorio presente en Soulshine donde las flores se desarrollan fuera de la temporada de floración y una planta germina a partir de una semilla sin alojarse en el útero de la tierra, sobreviviendo sólo con agua y luz solar. Y por supuesto bajo la atención de las grandes manos de Akmad.

En una ocasión, la funeraria se encontraba en suelo argentino, cuando realizaron una ceremonia para una alpaca. El tutor encontró consuelo en tatuarse el rostro de Caspian, el cliente, en la piel. Y también con contemplar en el retrato que ha ordenado: un Caspian envuelto en serena felicidad. No muerto, sino muy vivo. Sin mencionar el lúcido sueño que había tenido sobre Caspian, rodeados por un paisaje de singular exuberancia.
El cuerpo de Caspian fue incinerado y las cenizas se convirtieron en un diamante que el tutor, Timothy, un hombre sensible, de sus cincuenta y cinco años, vino a colocar en un anillo plateado con el nombre de Caspian grabado en él junto a una frase corta orbitando la amistad que los unía. Caspian fuera la razón por la que Timo no se había quitado la vida en un momento oscuro de su existencia. Este anillo lo usaría todos los días el hombre que vendría a ser enterrado con lo mismo en su dedo anular, un año después que se despidió de su amigo.