Notes

No puedo dejar de pensar en vos. Volvés a aparecer en mi mente todos los días, siempre hay un detalle que me hace recordarte. Pero me parece que cada día me duele un poquito menos. Cada día que pasa, el recuerdo es más dulce, menos doloroso. Creo que voy aprendiendo a guardarte en mi alma sin las espinas. Es que prefiero quedarme con las cosas bellas de lo nuestro. Con la bolsa de besos de miel, y las lagrimitas de cada despedida. Prefiero recordar lo dulce que fuiste conmigo, y volver a tener 16 años para vos. Prefiero recordar las veces que llegué tarde al trabajo por charlar con vos, y las veces que me sonreía sola mirando el historial de charlas en el celular. Prefiero recordar cuando me preguntaste si yo sabía cómo formatear un "pendriver", y gracias a eso nació nuestra historia. Prefiero recordar las veces en que fui cabezadura queriendo entender qué significa "tener talento", y vos perdiendo la paciencia ante mi ignorancia en el tema. Y cuando pasó casi una semana sin hablarnos porque te cayó mal mi frase "qué te fumaste?", no entendías mi humor, y muchas veces yo tampoco entendía el tuyo. Y así puedo seguir hasta el infinito, con las miles de situaciones que hubo entre nosotros. Lo que ya no puedo es explicarte lo que me hacía sentir tu forma de expresar pequeñas cosas, de hacerme sentir querida, deseada, mujer... y es que el sentimiento fue de menor a mayor, hasta hacerme colapsar. Y no pude explicártelo, porque sentía que las veces que intentaba explicarte algo, entendías exactamente todo lo contrario, y era peor, entonces me comí mi angustia, me guardé todas las explicaciones, y me alejé muy triste.
Recién ahora puedo sentir que me estoy liberando de esa angustia, que esas cosas duelen menos, que no fue tan malo conocerte, que me trajiste muchas cosas buenas, que me animé a ser yo. Lástima que no haya podido contarte algunas cosas, que no te haya conocido, pero tal vez es mejor así...