Notes

[https://youtu.be/cOLTrrcWE5c]

Por un instante todo es oscuridad para tí. Te has acostumbrado a este tipo de oscuridad, que te permite abrirte visceralmente a tus otros sentidos. Es la oscuridad de la venda fantasma que cubrió tu rostro como un velo en numerosas ocasiones en tus sueños. Mientras tus ojos se abren pronuncias mi nombre seguidas veces como en un conjuro profano por mi presencia.
Estás en la plataforma de un bungalow flotante, en medio de las aguas esmeraldas translúcidas de un río rodeadas de bosques verdes y falésias. Más a lo largo de donde alcanza la vista, campos de arroz dorado.

Desde donde estoy—solo a unos pasos de distancia de ti, invisible a tu mirada al principio, como un voyeur acechando en las sombras— puedo oler tu excitación, puedo sentir el vívido recuerdo del sabor de tu excitamiento en mis papilas gustativas. Una erección astronómica se proyecta contra la tela de los pantalones blancos que cubren la parte inferior de mi cuerpo, debajo de las boxers negras. No podría ocultar lo duro que me pusiste incluso si tuviera la intención de hacerlo.

Puedes sentirme cerca. Puedes olerme.

No solo el olor, sino el sol y la luna en mi piel. Las estrellas y otros cuerpos celestes se mezclan con las aguas del rio, también presente en mi piel, junto a los árboles del bosque y el arrozal dorado. Puedes olerlo todo eso combinado con mi olor y perfume, como yo me encuentro sentiendo tu divino aroma sumado a la junción de nuestro excitamiento combinado a todo los demás aromas desprendidos en el aire.

Es la noche de víspera de Navidad.

Fui el primero de nosotros a llegar cuyos pies descalzos sintieron la madera bajo ellos. Mi mirada instantáneamente se volvió a la hechicera quimioluminiscencia en el cielo nocturno que acompañada de la presencia lunar le confirió una atmósfera mística al entorno rodeado por una ligera capa baja de niebla que se serpenteaba entre los árboles. El sol estaba presente, brillaba como si tuviera un filtro encima, evitando que su brillo viniera eclipsar el brillo lunar. El río se veía iluminado por la luz de la luna que se iluminaba a sí misma. Contrariamente a lo que puedan pensar la humanidad terrestres, la luna sí tiene luz propia, pero sólo brilla en el plano espiritual accesible a los ojos de mi pueblo. Nuestra conexión te permite ver la verdadera luz de la luna, la que no depende de la atención del sol. Las aguas del río irradiaban cierta luminiscencia que la niebla no se atrevía a tocar. La niebla limitaba solo a observar el río desde la orilla, como si fuera demasiado tímida para coquetear con él.

Cuando llegaste en el bungalow robaste mi aliento con tu presencia y mi corazón perdió su ritmo con todo el divino esplendor que emanaba de todo tu ser que desprendía un aura plateada como si estuviera revestida de la luz de luna. Parecías un personaje de literatura fantástica con tu vestido blanco que llegaba al tobillo y el cabello suelto. Tus pies estaban descalzos. Se encontraban en contacto con la madera, sentían la vida de los árboles vibrando incansablemente debajo y alrededor nuestro.

Había pequeñas velas metidas dentro de pequeñas linternas que colgaban de las ramas de los árboles en la plataforma. No estaban sobre ésta, sus raíces de encuentran en el río y la madera de la plataforma abrió espacios en sí misma para que los árboles se hiciesen presentes en aquel escenario paradisíaco. Una cama con dosel descansaba en medio de la plataforma, estaba rodeada de velas y pétalos de flores que parecían vivas, como si acabaran de bajar de sus tallos para visitarnos.

[https://youtu.be/H1c1kzFmvj8]

Cuando te diste cuenta de mi presencia, saboreamos lentamente la distancia que nos separaba, mostrando los ojos lo que hay en nuestros corazones. Reflejaban los labios la más tierna y plena felicidad con ese encuentro. Un puta contraste con nuestras miradas injectadas de una exquisita necesidad avasaladora y primaria, derramándose un deseo desenfrenado.

Nuestros rostros se acercaron, nuestros ojos se cerraron. Entonces los labios se encontraron, y en perfecta sincronía se entregaron a un beso intacto por el tiempo, despojado de prisas e imbuido de una miríada de sentimientos anclados en nuestro infinito amor. Tus manos se hundieron en mi cabello y su cuerpo se lanzó contra el mío en un pequeño salto. Mis brazos lo sostuvieron, sosteniendo tu cuerpo petit como si fuera etéreo, mientras tus senos chocaban deliciosamente contra la solidez de mi pecho. Mi aura solar se fusionó con su aura lunar, y nuestro beso se fue quedando más herviente.


Mi lengua se entrelazó con la tuya en un suave y explícitamente erótico masaje que progresó en una danza envolvente entre nuestras lenguas, que hacían el amor lento y selvaje mientras exploraban oralmente todas las posibilidades de placer presentes en nuestras bocas. Nuestras sonrisas se encuentran en el beso, nuestros labios se rozan juguetonamente en un eterno instante de ardiente deleite. Tú mordiste mi labio inferior, yo chupé el tuyo, recorriéndolo con mi lengua antes de reclamar tu boca y conducirnos a la cama detrás de nosotros, donde vengo a acostarme contigo sentada sobre mi erección en contacto directo con tu humedad pulsante. La parte inferior de tu lenceria—nunca estas con la parte superior y eso me hizo sentir tus pechos frotándose contra mi pecho cuando sostuve tu cuerpo petit que se ha lanzado contra el mio durante el beso— estaban empapadas y la sensación de ese océano hizo que un sonido impío bajo y ardiente se deslizara por mis labios mientras nuestras bocas se devoraban en mis grandes manos te ayudaban a quitarte el vestido blanco por la cabeza.

Si nuestra mirada se volviera hacia el cielo, veríamos como estaba a punto de ocurrir un eclipse y bajo ese—el nuestro.