Notes

Ya no quiero continuar la novela, ni siquiera quiero empezar otras historias
nuevas, me cuesta mucho pensar o imaginar cosas nuevas, es como si te hubieras
quedado con todas mis ideas. Sí, lo admito: no te puedo superar.
Lo único que puedo escribir es todo lo que no te puedo decir. Ni siquiera puedo
escribirle a ese hombre muy importante en mi vida. A ese que me hace soñar todos
los días, todas las mañanas y todas las tardes, y hasta todas las noches.
Tan importante pasaste a ser en mi alma. En mi pequeña alma, que sólo sabía querer.
Ahora también sabe llorar sin lágrimas, sólo llora con palabras. Las lágrimas son
letras que van cayendo lentamente de mis dedos. Y sólo consigo escribir mi dolor.
Sé que jamás te lo enviaré, jamás leerás lo que escribo, nunca más. Y es tan difícil
pensar que ya no te tengo. Pensar que ya no te tendré. Y que fue decisión mía.
Porque yo no soportaba tanto amor en el alma. Me estalló la mente de tanto amor
que no podía comprender. Mi amor y tu amor, fue demasiado. Tanto que salí corriendo,
despavorida, como si fuera un fantasma. Como si fuera uno de los fantasmas de tus
cuentos, o del mío, que no me gustaba ni a mí. Por eso no me salen las historias de
terror, porque me parecen demasiado reales. No me gusta dejar salir esos monstruos
que habitan mi corazón, tal vez se escapen y no vuelvan más. Te dejo a vos esas
artes, yo me quedo escribiendo sobre sentimientos romanticones, que son los mismos
que no puedo superar. Y entonces los escribo. Y dejo plasmado en una nota todo eso
que no me puedo explicar ni a mí misma. Ya perdí la cuenta de todo lo que escribí
por vos. Y lo que seguiré escribiendo, porque el sentimiento no cesa. Dejar de
chatear con vos no fue suficiente, no puedo dejar de pensarte ni un sólo día.
Pero a pesar de todo el dolor que me provoca el hecho de pensarte, no puedo llorar.
Se me hace un nudo en la garganta, pero las lágrimas se niegan a salir. Es como si
me dijeran que estoy condenada a escribirte. A escribir que te necesito, te amo,
te extraño de una forma tan rara, tan inusual... si ni siquiera te conozco
personalmente, no hubo jamás un roce, un beso, un aroma, nada que me una a vos.
Solamente palabras, eso es lo que hubo entre nosotros, palabras dulces, otras no
tanto, palabras comprometidas, sinceras, delirantes, deseperadas, necesitadas,
enojosas a veces, divertidas y desafiantes, y también algunos silencios que
no quisimos escuchar.