Notes

Trato de no pensar en tu humedad natural, no cuando tiende a llevarme de viaje al desierto simbólico que es no poder saciar mi sed entre tus piernas. Mi lengua incluso hormiguea ligeramente, como si hubiera probado el veneno y el antídoto de la misma fuente: tu dulce Sylveon. Lolita, sueles decir que chuparme te llega terapéutico. No sé si he expresado oralmente—juego de palabras insertado acá—lo mismo que siento yo cuando te chupo. Mencionaste, en el momento en que te sentiste lista para revelar que eres una doncella, que ya habías hecho algunas cosas con tus ex novios. Yo no recuerdo haber sido chupado tan jodidamente bien como tú me lo chupaste. No tuve experiencias malas, pero no lograría conjurar ninguna. Borraste mis recuerdos con tu boca, tus manos. No recuerdo haber sido tan bien masturbado más que por tus pequeñas manos. Termino viajando a esos momentos, y siempre se siente como si estuviera sucediendo por primera vez, como si no fuera un recuerdo, sino un evento en pleno apogeo.

Dos mentes brillantes y pervertidas piensan igual. Eso ya lo tenía en mente, adquirir lubricantes de sabor para que me devores combinando mi sabor con otro de tu elección. ¿Tu paladar se inclina por algún sabor en particular, Kalon? Aquí hay una tarea: haz una lista de sabores que querrás probar combinado al mío.

Tienes toda la razón en tu afirmación. Hay quienes piensan que quien está recibiendo el placer oral tiene todo el poder para sí mismo. Un ingenuo engaño, bastante común. Poder extraer placer de otro ser en su estado más puro es divino. Ver las microexpresiones presentes en el rostro de una persona en el momento de su apogeo es casi como mirar dentro de su alma. Por ejemplo, cuando abrazas tu ascensión a tu Nirvana personal, veo a la diosa en ti en toda su gloria. Ahora, centrándonos en tu afirmación con ares de teoría científica, ¿qué piensas solicitarme mientras me comes el miembro? 👀 (😜) Llevas una carita de alguien que pretende hacer una travesura.

Nota: Siempre llevas la delantera, especialmente en esta posición.

Nota (II): Brava ragazza. Daddy, cuidará bien de ese delicioso trasero. Daddy también echa de menos disciplinar a su traviesa Lolita.

Nota (III): Aunque el feminista que hay en mí me censura de manera velada, con su eloquente mirada, también me complace oirte decir que eres mía. Completamente mía. Cuando dices que eres mía, siento que algo primitivo se agita dentro de mis entrañas, ansioso por reclamar lo que me pertenece: tú. Yo te quiero demasiado.