Notes

Te voy a contar un detalle sobre mí que gracias a Dios no presenciaste. Y explicaré por qué eso no sucedió en tu presencia. Cuando estoy dormido y alguien me despierta, me despierto listo para una guerra. Literalmente. La primera oración formulada por mí es: «¿Qué pasó?» o entonces, « ¿Está todo bien?». Y si es necesario, haré las maletas, evacuaré la ciudad, me aseguraré de que cualquiera que esté en peligro esté a salvo. Mi cuerpo reacciona como si tuviera que luchar contra algo, o proteger algo, cada vez. Desde pequeño reacciona así, Audrey—por puro instinto. Mi mente trabaja a la velocidad del rayo para encontrar una solución. Construir un plano y un contraplano, y un plano para el contraplano. Siempre espero lo mejor y busco estar preparado para lo peor. No sé cómo ser de otra manera. Y traté de serlo. Probablemente tenga algo que ver con el hecho de que, a los cuatro años, mi instinto me condujo a mover una silla frente al cajón de los cubiertos para bloquear el acceso a los cuchillos en medio de una discusión entre nuestra madre y mi padre cuyo escenario era la cocina. Y, bueno, supongo que venir a despertar en medio de la noche con miembros de la policía manidos de armamento táctico invadiendo la propiedad de su familia—y solo no haciendo con su casa, porque Dios ha tocado el corazón del líder de la operación, el hombre preguntándole a su madre sobre el paradero de tu hermano, cuando eres un niño de menos de diez años en pijama que se ha despertado de forma abrupta de su sueño. Y recorrer en bicicleta, en la siguiente noche, la distancia desde su casa hasta el sitio donde se encuentra su hermano escondido, acompañando la hermana mayor de ustedes dos, en medio de la noche para llevar algunas pertenencias necesarias a su hermano, asegurándose de que no los sigan nadie, debe haber agregado peso a una situación delicada en sí misma. Nuestro hermano había empezado a andar con malas compañías y junto a ellas invadió un banco local, se no me equivoco, era un infante en la época, sustrayendo dinero de los cajeros automáticos. Nunca llegó a lastimar o matar a una persona. Ni fue arrestado en caso de eso. Buscó la redención y el andar justo después de que la salud de nuestra madre se viera afectada por sus acciones.

De todos modos, volviendo y centrándonos en el tema de mi despertar: Es como si durante el sueño me aplicaran la secuencia de palabras que activan a un soldado invernal y mi cuerpo empiece a actuar a favor de la misión: que orbita defensa, mitigar daños, neutralizar efectos secundarios. Mantener el sitio libre de amenazas. Contigo esto no pasó y siento que no va a pasar porque mi cuerpo se relaja completamente en tu presencia. Cuando te tengo dormida en mis brazos, acurrucada en mí, con tu cabeza reposando en mi pecho, tu cabello como un halo esparcido sobre la almohada, se hace fácil conjurar mi paz interior. Solo me ocurre esto en medio de la naturaleza, en compañía de los animales, bajo el cielo. En compañía de los niños. Sin embargo, dependiendo de la situación, me sustraigo de su presencia, porque mi energía se muestra capaz de moldear la de ellos. Centrándonos en ti y en tu extraordinaria habilidad: Sin saberlo, me despiertas de la manera correcta, Lolita. Despojada de prisas. Y si, una mañana cualquiera, llegar a acoger Dragonite en la calidez de tu cavidad oral, como lo hiciste en tu sueño, mi soldado invernal vendría a permanecer dormido, aunque a Dragonite no. Porque eres la armonía en mi caos.

Mi expresión facial neutra no es amistosa, lo sabes bien, y eso puede influir en cómo te llegan mis palabras, porque también ser serio oralmente y textualmente, y mis palabras aunque nunca elevadas pueden doler demasiado por la frialdad conjurados por su entonación imperturbable, acentuada por la seriedad. Mi lado protector puede tomar un nivel tóxico, dependiendo de la situación. No estoy orgulloso de este rasgo tóxico, he estado tratando de lidiar con eso toda la vida. Aún así, he fallado miserablemente en borrar su presencia de mi personalidad, así como la presencia de la frialdad. Esta frialdad, puedes sentirla dirigida hacia ti, por mi cara de Billie Eilish y mi forma de expresarme, pero nunca será dirigida hacia ti. No es un embate contra una persona, sino una situación. Mi frialdad se centra en la situación que quiero resolver. Estábamos en la cama, y mi mente estaba girando sus engranajes hacia posibles formas de convertir esta situación a nuestro favor en caso de un ataque. Mi corazón estaba contigo, mi alma estaba entrelazada con la tuya, mi cuerpo anhelaba el más mínimo contacto contigo, pero mi mente no logró permanecer. Yo lo intenté. Y a veces, querida, esto sucede. Siempre intentaré quedarme contigo, en cuerpo, corazón, alma y mente, como Henry suele hacer por Clare. Ambos somos agradecidos por nuestras Clare.

La maldita guinda es que lo que para la otra persona es una discusión, una pelea es una conversación para mí. A veces no siento la transición a tiempo de interrumpir mi acción. Noté que el tema de tu ex te hizo cerrarse por un momento ante tan innecesario y desagradable tema. Pero sentí que era necesario abordarlo, para que tuvieras los medios para protegerte, para defenderte a sí misma de él que tanto daño te ha hecho. Mi hiperconcentración estaba en prepararte lo suficiente para lo podría o no venir a continuación. Claramente el plan fracasó. Mi modo de soldado invernal no ayuda a un alma tan bellamente sensible como la tuya a no sentir como si se tratara de un ataque velado en su contra, en cualquiera de sus formas: censura, desaprobación, machismo, regaño. Yo entablo una conversación, no discusión. Al menos así lo parece a mi sentido. Me siento frustrado cuando la realidad se muestra opuesta y me veo en una pelea. Me siento triste y enojado conmigo mismo. Porque debo al menos ser capaz de controlarme a mí mismo de modo a no dañar inocentes. Eso evoca el invierno de dentro de mí. Mi corazón se siente inmerso en aguas tan frías que el órgano no se ahoga, congela. Aunque pueda parecer lo contrario debido a la seriedad y mi invierno, una impertérrita calma me envuelve. Entonces, si en el futuro sale el soldado invernal que hay en mí, ya sea al despertar o durante una interacción nuestra, necesitaré que me hagas amablemente un favor:
Formule una serie de tres palabras para que el soldado invernal se duerma mientras tus pequeñas manos se posicionan a los costados de mi rostro. Las palabras pueden ser: Sol, Luna Eclipse. Simboliza nuestra eterna reunión. Será nuestrs contraseña y mantra. Hazme mirarte a esos expresivos y llenos de calidez y dulzura ojos de zapote negro. No te permitas intimidar ni entristecer tu corazón ante la posibilidad de ver el hielo en mis ojos, recuerda que no tiene origen en ti. Y que si hay un alma capaz de derretir este glaciar, eres tú, corazón.