Notes

3:53 am
La música retumbaba en sus oídos haciendo que las palabras de su amiga se perdieran en el bullicio que sofocaba la casa. Ella simplemente la siguió luego de asentir con la cabeza a lo que sea que hubiese salido de la garganta ajena, probablemente quería que la acompañase al baño o algo parecido, pero pudo jurar que el aire casi abandona su cuerpo cuando se vio envuelta en una situación comprometedora.
Quedó de pie fuera de una ronda de personas que tomaban un lugar en el suelo, todos la miraban, expectantes, la mitad de ellos ebrios probablemente. Tanta atención la hacía sentir intimidada, y estuvo a punto de salir de allí de no ser por su otra compañera, quien jaló de la manga de su sweater para que se sentara junto a ella.
Entonces, el juego comenzó.
Intentó oponerse, sin embargo una vez que la botella comenzó a girar ya no había vuelta atrás. Solo le quedaba rezar por pasar desapercibida. Esa posibilidad no sonaba tan absurda después de todo debido al gran número de individuos que se encontraban en aquel sitio, por lo que conservaba la esperanza por no ser escogida, pero no estaba en los planes del destino ignorar esta posibilidad. Inmediatamente se sintió atrapada cuando el objeto se detuvo lentamente, señalándola, y sus mejillas tomaron un tono rojizo cuando subió la mirada para encontrarse con quien sería su acompañante. Era él.
Sus ojos se desviaron hacia sus propias manos luego de haber compartido miradas con el muchacho. Definitivamente deseaba correr en aquel momento, y sus amigas no fueron mas que testigos de su incomodidad cuando él extendió su mano para ayudarla a incorporarse dirigiéndose después al armario.
(Minuto uno)
Al cerrarse las puertas el tiempo comenzó. Ellos quedaron a oscuras dentro del escaso espacio. Siete minutos, de eso se trataba. Dentro de su mente buscaba pensamientos que la desviaran de esta situación y calmaran su agitado corazón, el cual casi se detiene cuando escuchó una dulce voz a su lado.
- Háblame de ti. - Mencionó luego de pasar los dedos por su cabello rubio y rizado, en un acto de nerviosismo; mientras encendía su celular ubicándolo en medio de ambos cuerpos para iluminar un poco el lugar.
- ¿Sobre qué? - Preguntó en un susurro observándolo de reojo. Pese a la reducida claridad, distinguía perfectamente el lunar que tenía debajo de su ojo, al estar sentada a su derecha.
- Lo que sea. - Él le enseñó su encantadora sonrisa, logrando que ella fijara su vista en la puerta, llevando sus rodillas a su pecho, abrazando sus piernas.
- Me llamo Lia, tengo diecisiete años. - Dejó salir rápido, pensando en algo más que agregar a su no tan detallada presentación, no obstante se encontraba nerviosa al punto de quedar en blanco por el hecho de que aquel chico la observara con curiosidad.
- En ese caso, es un placer jugar a siete minutos en el paraíso contigo, Lia. - Estiró su mano, esperando a que la tomara para estrecharla simulando cerrar un trato, porque quizá en eso consistía este tipo de apuesta, un pacto de silencio entre los involucrados respecto a lo que sucediera dentro de esas cuatro paredes.
(Minuto dos)
- Eres reservada. - Murmuró acusándola después de haber realizado ese mínimo contacto físico, arrepintiéndose de inmediato de sus palabras al notar como la joven cambiaba de postura, ahora escondiendo su rostro incómoda. - Pero eso no tiene nada de malo, yo también lo soy, aunque no me importaría contarte a ti mis secretos, pareces ser de las personas en las que se puede confiar. - Un rubor surgió en las mejillas de la adolescente, pese a que repetía dentro de si misma que solo estaba siendo amable. - Yo soy Jinhwan, me gusta cantar y tocar la guitarra. - Una sonrisa con rastro tímido apareció, sin embargo lo mencionado no aportaba nada nuevo, ella de sobra sabía lo bien que él llevaba a cabo esas actividades.
- No hay mucho que decir de mi. - Respondió al ver que el muchacho esperaba paciente, fallando una vez más en continuar con la conversación, hasta que la alusión del idioma japonés surgió, dándole a los dos un tema del que hablar hasta que se inundaron nuevamente en el silencio, compartiendo sólo miradas disimuladas.
(Minuto tres)
La atención de la chica se posaba en sus dedos, jugando con ellos, mas su interés no abandonaba a quien se encontraba sentado a su izquierda. Se preguntaba si podría conservar su cordura durante el tiempo restante o si el deseo por conocer más la vencería. Temía equivocarse, decir algo que lo apartara, y es que pese a la corta comunicación, ya no se sentía la tensión del principio, la cual la mantenía alerta. Ahora se sentía cómoda, hasta el punto en que en un descuido, por culpa de la hora sumado a sus pocas experiencias nocturnas, sus ojos se cerraron, abriéndose velozmente al sentir que su cabeza había encontrado apoyo.
- ¿Acaso te aburro demasiado? -Oyó decir en un tonó de burla mezclado con nerviosismo al momento en que realizaba un puchero. Enseguida quiso incorporarse, pero para su sorpresa, Jinhwan había descansado su cabeza en la de ella, impidiéndoselo. La intranquilidad se había apoderado de su cuerpo, e intentó excusarse respecto a lo sucedido siendo interrumpida. - No te preocupes, fue cute en realidad.
(Minuto cuatro)
Llevaban un rato así, sin decir nada. Para sorpresa de ambos, la simple compañía del otro era suficientemente capaz de llenar el vacío de ese armario, incluso siendo casi desconocidos. Una chispa imperceptible en ojos ajenos se sentía, algo inexplicable, no antes experimentado. Y eso fue lo que motivó al rubio a inclinarse, no sin antes pedir permiso, apoyando su mano en el celular que separaba los cuerpos, haciendo así mas difícil la visibilidad.
- ¿Puedo? - Había susurrado, recibiendo como contestación un "¿Mhh?". Acto seguido dejó un casto beso en la comisura del labio de la joven, debido a que le faltó una pizca de caballerosidad para controlar sus ansias y esperar por una verdadera respuesta.
El rostro de ella se tornó carmín, a la vez que intentaba ocultar una sonrisa nerviosa que no podía ser ignorada.
(Minuto cinco)
- Jinhwan, ¿por qué harías..? - Musitó, sintiendo una mezcla de emociones en su interior junto a un vuelco en el estómago.
- Jinhwan oppa. - Corrigió el mayor, acentuando lo último para que se comprendiera el punto, intensificando más el rubor en las mejillas femeninas.- En mi defensa, desde que te vi quise intentarlo y no podía desaprovechar la cercanía del momento, lo lamento. -Sonrió mordiendo su labio y mirando el suelo sin arrepentimientos por su repentina actitud coqueta. La sensación, aunque corta, fue increíble. Y sabía que la muchacha de dos rodetes lo había disfrutado al igual que él. Pensaba en repetirlo, pero no estaba seguro de la reacción que tendría ella por el atrevimiento, por lo que decidió tomar su mano tímidamente de momento, comenzando a tararear una canción.
(Minuto seis)
- Y tus ojos solo me miran a mi, hoy me encanta tu respiración. Te amaré, te amaré, susurraban ya tus labios para mi. -Cantó apenas siendo audible como si de un secreto se tratara. La voz de la adolescente acompañaba en ciertos instantes, armonizando juntos, mezclando sus suaves voces entretanto mantenía su mano aún entre las del cabello rizado, hasta acabar con la letra.
(Minuto siete)
Los segundos pasaban con rapidez, el tiempo limitado que se les había asignado estaba llegando a su fin, y en ese momento ambos desearon que la cuenta regresiva no fuera real entre ellos, pero lo que no existía era la forma de detenerlo.
- ¿Volveremos a hablar después de esto? - Era la duda que ambos tenían pero que solo una voz indicó. Los ojos de la consultante cerrados, en un intento de conservar en su imaginación con detalle la escena. El olor de su dulce fragancia, la calidez de sus pequeñas manos, la calma en su voz, todo aquello hacía que el armario se convirtiera en su propio mundo, donde no se escuchaba el sonido estruendoso de la música y el caos del exterior, donde una fiesta se desarrollaba. Solo ellos dos, por unos segundos más.
- No te podrás deshacer de mi tan fácil pequeña. - Dio por respuesta Jinhwan. Y lo inevitable sucedió. La alarma sonó, las puertas fueron abiertas y su pequeño espacio quedó expuesto informándoles que debían salir para que otra pareja tomara su lugar. - Pasé un rato muy agradable, y por cierto.. -Con nerviosismo ante las miradas de los demás se acercó a la oreja de la chica.- yo ya sabía tu nombre. -Susurró en ésta, despidiéndose dejando un beso en su mejilla. Le gustaba la sensación de dejarla atónita, verla ruborizarse con una sonrisa que no podía ser disfrazada y sus ojos más brillantes. Para algunos podrán ser minutos sin significado, sin embargo él tenía la necesidad de averiguar hasta aquello que nadie sabía de la joven, pues incluso cuando ella no se lo imaginaba, Lia llevaba un tiempo robando la atención del mayor.

04:29 am
Posteriormente a terminar el juego, regresó a casa, necesitaba del silencio de su habitación para escuchar como seguía latiendo su corazón. Le gustaba la sensación aunque desearía poder negarlo, porque se salia de su control. Fue entonces cuando el sonido de un mensaje entrante llamó su atención y se aproximó a la tablet llevándose una sorpresa porque no tenía dudas de quién era.
<<Deberíamos repetir lo de hoy en otra ocasión, ¿no crees? Aún me debes una disculpa por no haberme llamado oppa y en serio espero que algún día podamos cantar juntos nuestra canción otra vez. Descansa pequeña.>>