Notes

Estaba meditando qué frase o escrito adjuntar junto a mi última publicación. También qué encabezado escoger, de entre los muchos mensajes que acumulo en la bandeja de entrada:
''¿Un espacio en blanco, tal vez?
¿Alguno de los que ella misma me haya hecho llegar?''.

He dudado entre algunas posibilidades hasta que, finalmente, he seleccionado al ganador.
¿Te he dicho que soy pésimo sobrellevando ausencias? De no ser así, he ahí un nuevo dato sobre mí. Y en caso de repetirme, nunca está de más refrescarte la memoria.

El motivo del presente mensaje es hacerte saber aquello que me habría gustado inmortalizar junto a la correspondiente imagen. En este caso vacilé también al respecto y es que contigo, frente al resto de personas, me gusta mantener una parcela de privacidad. No porque desee ocultar de algún modo nuestra relación, sino porque la siento especial. Para mí lo es.

Quería darte las gracias.
Gracias por recordarme quién era hace un año, cuando prácticamente lo había olvidado.
Gracias por darme alas, aún arriesgándote a que no supiera abrirlas contigo.
Gracias por no alejarte cuando, con toda seguridad, lo hubiera merecido.
Gracias por valorarme. Por la confianza y paciencia depositada.

Lamento haber hecho contigo lo que con pocas personas hice: nunca me he caracterizado por rehuir las conversaciones, o por no afrontar mis miedos. Lo siento, no estaba preparado para ser vulnerable. Lamento haber llamado tu puerta sin ser plenamente consciente de lo que ello conllevaría. Pero, ante todo, siento no haberlo sabido hasta que fue demasiado tarde. Debí haber hablado contigo en cuanto fui consciente de que no podría darte lo que merecías.

Aún así, a pesar de haberte decepcionado con mi silencio, no te has movido de mi lado. Tampoco me has reprochado lo ocurrido; jamás. Lo cual demuestra una vez más, quién ha estado siempre por encima del otro y de las circunstancias.
Gracias, Sil. De corazón.
Gracias por este año.