Notes

“Te arrepentirás de tus actos"
Reborn Angels.
Londres.

Eran las 6pm del dio sábado 19 de mayo cuando estaba dentro de mi auto, estacionado a unos cien metros de la casa del castaño viendo al repartidor de la pastelería tocar el timbre de la misma. Sólo debía entregar un pastel de chocolate con un mensaje escrito: Te arrepentirás de tus acciones.
Note como la puerta se abría y mi sangre comenzaba a hervir de la furia que corría por mi cuerpo, pero debía tratar de mantener la mente despejada antes de arruinar el plan que tenía preparado.
Una vez me asegure que el pastel estuviera dentro de la casa y mi mensaje había sido dado, arranque el auto; hora de prepararme.

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9pm 19 de mayo del 2018.

Me había encargado todo el día de mandar invitaciones de cumpleaños a todos sus conocidos y no conocidos también, convocándolos a las 10pm en la casa del despreciable humano. Hoy tendría una hermosa fiesta sorpresa con la temática de llevar peluca violeta y máscaras.

Ya estaba todo listo y yo estaba muy ansioso, estaba sentado en el auto de nuevo esperando que la gente comience a llegar. Cada uno debía llevar para tomar y comer ya que como les dije, sería sorpresa y yo lo necesitaba dentro de su casa.

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10:30pm 19 de mayo del 2018.

Me hubiera encantado ver su cara al ver como la gente caía en su casa de aquella manera, con las pelucas y mascaras, pero me tuve que privar de eso.
La música se comenzaba a escuchar y la luces de colores se notaban por fuera ya que también había invitado a un DJ, me había partido de la risa en el auto al verlo bajar con todos artefactos entrando a la casa.
Ya era mi momento, no podía esperar más. Me acomode la peluca violeta y la máscara mirándome en el espejo retrovisor del auto para bajar de este. Afuera no hacía calor alguno y ya estaba todo oscuro, pero yo simplemente sentía la adrenalina calentar mi cuerpo.
Me hice paso dentro de la casa abriendo la puerta. Al entrar pude sentir la música ensordecedora, las luces por todo el lugar y la gente bailando, hablando y comiendo. Pero lo vi, estaba parado mirando a todos lados como si sintiera que veía fantasmas, se notaba su preocupado rostro entre la multitud divertida. Cuando su mirada se cruzó con la mía le dedique una cínica sonrisa acercándome a él, no sin antes tomar un vaso con cerveza.

—Hola... —Le digo acercándome un poco a su oido ya que si no, no me escucharía.

Y comenzamos a hablar, o simplemente comencé a ilusionarlo con mis palabras. Mis años de andar “coqueteando” con personas y llevarlos a la cama al mismo día habían servido. Era tan jodidamente fácil él.

—No te ves muy bien. ¿Vamos a un lugar más tranquilo, cumpleañero? —Pregunto alejándome de nuevo para ver su rostro, dijo algo que no escuche pero asintió con la cabeza.

Tome su mano y comencé a caminar hacia las escaleras. Sentía asco como nunca lo había sentido al tacto, pero debía aguantarlo por unos minutos aunque sea.

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11:26 pm.

Una vez entramos a la que supuse era su habitación, cerré la puerta a mis espaldas trabándola notando como se sentaba en la cama.

—Al fin algo de paz y no tanta gente bailando, que bueno. —Finjo cansancio apoyándome en la puerta. — Menuda fiesta te mandaste… aunque, ¿Por qué las pelucas violetas? —

—No hice la fiesta yo. Pensaba no hacer nada. —Se notaba la frustración en su voz. Paso una de sus manos por su cabello. — Las pelucas debe ser un mal chiste…—

—¿Mal chiste? —

Pero no respondió, se paró y camino hacia mi, sabía sus intenciones por lo que metí una de mis manos en el bolsillo de mi pantalón cuando me tomo por la cintura. Pero rápidamente lo di vuelta dejándolo de espaldas tomando sus manos hacia atrás. De mi bolsillo saque la navaja que tenía pegando su filo contra su cuello.

—¿Te parece un mal chiste haberte metido con con mi hermano? ¿Te parece un maldito mal chiste haberle hecho lo que le hiciste? —Murmuró con rabia en su oido escupiendo las palabras presionando más fuerte mi arma blanca contra su piel. — Vos sos un mal chiste. Las dos caras se te terminan acá. —Fue lo último que dije antes de tirar su cuerpo hacia la cama guardando la navaja de nuevo.

Me abalance sobre el quedando a horcajadas sobre su cuerpo comenzando a depositar golpes en su rostro con mis puños. Incontables veces teniendo sus brazos atrapados con mis rodillas imposibilitando sus movimientos.

—Sos una maldita basura, espero todos se den cuenta de la verdadera persona que sos. Jamás tendrías que haber tocado de más a mi hermano, con tus sucias manos. —La peluca se me había caído por lo que me quite la máscara. — Te arrepentirás de todo. —Escupí su rostro.

Su nariz sangraba y se notaba el agotamiento que tenía por los golpes ya que su mirada estaba pérdida. Me bajé de su cuerpo parándome a sus pies.

—Si sos tan hombre veni. Demostradlo, pedazo de mierda. —Lo provocó casi a gritos importándome muy poco que la casa este llena.

Veo su cuerpo moverse y se paró queriendo golpearme pero solamente rei sintiendo su puño en mi rostro. Sabía que luego tendría un ojo negro, pero eso lo hacía más divertido.

—¿Es todo, marica de mierda? —

Lo tome del cuello llevándolo contra la pared golpeando su cabeza en ella. Estaba fuera de mi, todo mi enojo lo estaba concentrando en los golpes, rodillazos y en mis dedos los cuales se clavaban en su trigueña piel.

—Aprenderás que no debes tocar nunca más a nadie. Menos a alguien que quiero. —

Lo di vuelta notando como casi no podía mantenerse de pie pero lo obligue. Su dorso estaba pegado a la pared y baje sus pantalones junto a sus boxers. Llorosos de su parte escuchaba pero los ignore. Si el había sido un bastardo ahora lo pagaría.
De mi bolsillo nuevamente mi arma blanca y sin dudarlo abrí sus piernas con mi pie y lo penetre sintiendo rápidamente la sangre surcar.

—¿Te gusta, puta? —presione con más fuerza comenzando a moverlo. — Gime para mi, dale.

No se cuanto tiempo pase pero cada vez sentía más y más sangre. Se estaba muriendo desangrado, ya no se quejaba, ya no trataba de safarse. Saque el arma de su cuerpo.

—Vamos, no te mueras, nos estamos divirtiendo.

Lo dejé caer al piso, ya no estaba en si. Se notaba como su vida se iba, por dentro sufría. Debía sufrir.
Sin pensarlo dos veces estirpe su miembro.
Ya se había desangrado. Ya estaba muerto.

—Ojala te pudras acá. —Patee su inerte cuerpo con fuerza dejándolo aún mas golpeado.

Mi ropa estaba llena de sangre así que me la quite y tome una mochila de el para guardar todo. También me coloque ropa, que saque de su armario, junto a la peluca y la máscara de nuevo.

Salí de la habitación cómo si nada hubiera pasado. Todos seguían festejando. Cerré la puerta a mis espaldas y con rapidez abandone la casa subiéndome al auto abandonado el lugar.

Feliz cumpleaños, Myers. Jamás volverás a meterte con alguien y menos con mi familia. Ojala en el infierno no nos veamos o no será bueno para vos.