Notes

Quizás ni lees esto o te ríes por lo patética que parezco mandando algo así, pero es que llevo unos días con un dolor en el pecho que no me deja estar tranquila, por mucho que quiera. No tengo nada que perder, sinceramente, por eso vengo a hablarte. No sé ni qué palabras escoger para que no me digas que trato de hacerme la víctima, pero mira voy a hablar con el corazón y punto.

Desde que dejamos de hablar, te echo de menos. Al principio me dije “pues ya, qué más da”, pero realmente te echo de menos desde entonces y es algo con lo que he convivido todo este tiempo. Estás presente en mi cabeza más de lo que me esperaba y en parte me fastidia porque sé que tú a mí no y que parezco subnormal, que debería ya simplemente desechar la idea de que volveremos a hablar y tal, pero no puedo. No puedo porque sigo queriéndote muchísimo, porque eres una parte de mi vida y porque me aferro a lo que pusiste en una de las cartitas que me escribiste. En una de ellas dijiste que si no estábamos juntas por X circunstancias, da igual cuáles fueran, si nos habíamos alejado, volverías. De hecho, pusiste la frase de «I’ll come back to you, I promise», y te juro que me aferré a eso tan fuerte que por eso no he perdido la esperanza de que aparezcas algún día a decirme “hey, veámonos de nuevo”. Y quiero, joder, quiero. De verdad, me gustaría verte y darte un puto abrazo, hablar de todo y arreglarlo, llámame gilipollas pero creo que tiene solución porque nuestra amistad fue sincera e intensa, a pesar de los malos momentos que hubieron y que nos volvimos emocionalmente dependientes de la otra, pienso que también hubieron cosas buenas y no fue todo malo. O es que yo solo prefiero recordar y quedarme con las cosas buenas que pasamos.

Aunque para ser honesta, tengo miedo de hablarte, miedo de que me rechaces (aunque lo vas a hacer y lo acabaré aceptando) y me mandes a la mierda una vez más, pero a la vez pienso “joder, Desirée, ambas habéis madurado, habéis cambiado y seguro que sois mejores personas, por qué no intentarlo”. Porque sí, creo que tanto tú como yo hemos crecido en este tiempo y hemos madurado, al menos yo me siento una mejor persona.

Por eso vengo a decirte esto. Porque te echo de menos. Porque me gustaría que volviésemos a hablar. Mónica, lo siento mucho por todo el daño que te hice. No voy a poner ninguna excusa porque no hay excusas, solo lo siento y de verdad espero que me puedas perdonar, porque yo sí lo he hecho y en serio quiero tenerte de nuevo en mi vida. Hasta hace prácticamente poco, seguía mencionándote como “mi mejor amiga que vive en Gavá”, porque no sé, sigo pensando que lo eres, que me conoces mejor que nadie, que eres la única que me ha visto llorar y estar en una situación de mierda y a la que he buscado siempre cuando he necesitado apoyo emocional. Hay demasiadas cosas que me recuerdan a ti, demasiadas canciones, demasiadas frases, y en serio te tengo presente cada puto día. Me vas a decir que ya es tarde para esto, pero de verdad, te lo juro por mi padre, que me arrepiento mucho de haber hecho las cosas mal contigo, de no haber sabido apreciar lo que hacías por mí, de haber sabido cuidarte y aceptarte al 100% siendo como eras, de haberte hecho sentir tan mal con mis palabras e incluso haberte bajado el autoestima y hacerte creer que no vales. Lo siento con todo mi corazón. He tardado en darme cuenta de todo lo bueno que tenía a tu lado, lo sé, merezco lo peor, pero de verdad... Lo siento.

No sé qué espero al mandarte esto, sinceramente me gustaría que empezáramos de 0 o algo así, pero si no quieres, lo aceptaré y entonces sí trataré de no buscarte más, porque tampoco quiero ser pesada y joderte. Creo que, incluso si no quieres saber de mí, necesito que digas que olvide lo de esa carta, porque entonces lo haré y simplemente las tiraré.

En fin, no pierdo nada por intentarlo, solo espero no molestarte, porque es lo que menos quiero, molestarte o que te enfades.

Y bueno, ya puedes burlarte de mí y llamarme de todo.
Lo siento de nuevo.