Notes

Mujer caótica como ella no existe. Y digo caótica porque es una serie de contradicciones que, como conjunto, pueden llegar a desatar el huracán más monstruoso y a darle nacimiento al amanecer más lindo jamás visto. Y todo al mismo tiempo, y en un abrir y cerrar de ojos. Supongo que por eso, entre otras cosas, llegué a quererla tanto. Y es que quien tenga la dicha de pasar por su vida, de conversar con ella, de mirarla, de escucharla hablar de lo que más le gusta y defiende, de verla reír, de conocer los principios por los que se rige, de ser testigo del mar de emociones que despliega su presencia, y haya decidido marcharse debe estar completamente fuera de sus casillas. Porque mujer tan ocurrente, divertida y seria al mismo tiempo, tan inteligente y un poco torpe también, tan singular y cliché, tan preciosa y caprichosa, mujer tan revolucionaria y que sin miedo cuenta qué prefiere, no se encuentra todos los días en cada esquina, ni ciudad, ni país, ni planeta. Porque esa habilidad tan suya de generar en el otro centenar de emociones difíciles de describir no la tiene nadie.

Mujer caótica como ella no existe. Ni tampoco tan digna de querer, de amar. Es tan mágica que hechiza a todo el que la mira. Tan irrealmente bella que todo poeta queda paralizado con su belleza y quiere dedicarle los versos más puros, descabellados y sinceros del mundo. Me atrevo a decir, apostando hasta lo que no tengo, que por ella las estrellas brillan cada noche y el sol decide volver cada mañana, porque, si no fuese por verla despertar, se quedaría descansando. Estoy segura.

Mujer caótica como tú, Venus, no existe. Y me siento tan feliz de contar contigo, tan afortunada de haber encontrado una luz en tantas tinieblas. Eres esa personita que sin querer queriendo, y en el momento menos esperado, llegó a mi vida, confió en mí y decidió quedarse; y no sabes lo mucho que te agradezco el haberlo hecho. Porque eres brisa fresca en verano y esa tacita de chocolate caliente (con quesito) tan reconfortante en invierno. Eres todo y tanto, que le debo mucho a la vida por haber dado contigo en medio de tanta gente y tanto orden. Y si supieras lo necesario que es el caos. Me siento feliz, dichosa, de que pese a todas las piedras con las que nos hemos tropezado en el camino, la confianza prevalezca. Porque estoy segura que resistiremos al tiempo, a la distancia y a cualquier otro tipo de piedrita; la amistad es más fuerte que todas las catástrofes juntas. Sobre todo ahora que ambas estamos en un proceso de encontrarnos, de reconstruirnos después de tantas demoliciones y me alegra un mar entero que así sea y estar presenciando el proceso, porque la felicidad te merece y tú la mereces a ella. Eres la persona más digna de ser amada y la más querible que existe; te lo repetiré siempre.

Porque sí, quiero gritarle al mundo entero que mujer caótica y maravillosa como tú no hay, ni hubo, ni habrá. Gracias por ser, por estar. Por ser tú. Por sacarme mil sonrisas y por sacarme de quicio de vez en cuando. Te quiero tanto que esta pequeña cartita me resulta insuficiente para expresarlo.

Amelia.