Notes

"¿Por qué...?" fruncí el ceño. "¿Perdón?" Él alzó la cabeza, haciendo una mueca por la sensación tirante de la marca en su cuello, la cual punzaba por donde mi dedo había hecho el recorrido. "¿Por qué se condenó conmigo al salvarme?" Casi podía ver sus ojos color esmeraldas reflejados en mis azules. "Porque hace años antes de la guerra y la muerte de la reina Elizabeth, yo visité su antiguo hogar, mi príncipe. Conocí a dos príncipes, sus hermanos. Pero el rey en ningún momento mencionó de su existencia, de aquel pequeño tímido niño. Ese pequeño tan bonito, de ojos esmeralda curiosos, omega." suspiré, acariciando su mejilla con mi dedo pulgar. "Mi padre murió, mi príncipe. Y no pudo ver cómo usted se levantó de la camilla, aún cuando sostenía tanto dolor y maltrato, con los labios llenos de sangre para enfrentar de pie lo que se avecinaba. Por eso hice el sacrificio de salvarlo. Porque es uno de los hombres más valientes que he conocido." Un silencio reinó la habitación, pero no era incómodo en lo más mínimo. "Y ahora soy suyo." balbuceó. Yo incliné mi cuerpo y encajé mi rostro en el cuello del joven omega, olfateando su piel para luego lamer la marca de mis dientes. El cuerpo del rizado se estremeció, fuera de su control, con júbilo y hasta alivio. "Ahora eres únicamente mío, consorte."