Notes

Jueves. El día que se supone que debo acompañar a mi tío a su oficina, también conocido como el lugar con el mejor café gratis que yo conozca. El café es para los empleados, pero no creo que les importara que yo tomase varias tazas.

¿Notaron que es la oficina de mi tío? No de mi mamá, no de mi ... padre, ni de mi hermano o hermana. Estaba obligado a estar ahí por varias horas por dos razones.
  1. Soy hijo único y no tengo permitido estar solo por razones que explicaré más tarde.
  2. Mi mamá murió y mi padre no se encuentra aquí.

Divertido, ¿no?

De todos modos, ahí estaba. En una oficina en el tercer piso de un edificio. Dato curioso: Ese edificio era un gimnasio pokémon, por lo tanto siempre podías ver gente afuera tratando de entrar y guardias corriéndolos. Tenía que admitirlo, era muy gracioso.

Debido a que pasaba toda la mañana ahí tenía que entretenerme de alguna forma. El contenido en mi mochila de basaba en libros de poesía, un 3ds, mi celular, y una libreta con un bolígrafo. Mi mañana era básicamente yo leyendo poesía, escuchando música, y escribiendo cualquier tontería que se me ocurriera.

Mi tío, al terminar su trabajo, me llevo de vuelta a nuestra casa. Mi tía nos estaba esperando con una deliciosa lasaña que impregnaba la casa con su aroma. Algo estaba mal. Mi tía solo hacía lasaña cuando tenía malas noticias.

La cena estaba inusualmente callada. Lo único que se ponía escuchar era el sonido d los cuchillos contra los platos. Mi tía soltó sus cubiertos y me miró. Después rompió el silencio.

"Alex. ¿Cómo te has sentido?" Su mirada no mostraba nada más que preocupación.

"Bien." Tengo que ser honesto. Siempre había odiado hablar de mis sentimientos.

Mi tía miró a mi tío y de nuevo hacia mi. Continuó haciendo esta acción hasta que plantó sus ojos en los míos.

"Tú tío y yo hicimos una decisión. Pensamos que es lo mejor para ti."

Ahora sí estaba preocupado.

"Tienes que ir con un 'doctor' otra vez." Esta vez se rehusaba a mirarme.

¿Un doctor? No. Odiaba los doctores. Los doctores son para personas enfermas y yo no estoy enfermo, solo tengo problemas. El me iba a dar pastillas que me harían sentirme diferente. Yo no quería eso.

Sin decir nada corrí a mi habitación. Cerré la puerta con fuerza y me recargue en ella. En una forma estaba cayendo lentamente hasta que estaba sentado en el piso. Escondí mi cara en mis brazos y suspire.

Qué buen día.