Notes

10:00pm. Dicha, esa era toda la palabra que podía englobar la situación. Mi cama era su mejor reposo y el mío eran sus sensuales piernas, donde descansaba mi cabeza para así tener mejor acceso a aquella panza que me daba la vida; pues allí dentro también reposa un ser, un ser que estaba a sólo un par de días de ver la luz de éste desastroso mundo, pero que en mis manos estaba el deber de hacérselo ver mejor, mucho mejor. Adoraba hablarle, adoraba imaginarlo nombrarme, adoraba idear días enteros donde seríamos los tres, siendo felices. Sonriendo. Porque es que, ella se veía tan hermosa sonriendo, era mi aspiración más rica; la vida me bendecía, así lo sentía. Sabía que la parte más difícil vendría después, conocía las teorías de las noches en desvelo, de la desesperación por la falta de conocimiento, del estrés e incluso de las ganas de llorar por su causa. Para mi, lo valía eso y más. Para mi, ellos valían hasta el más duro de los sacrificios. Es por eso que cuando el reloj dio las 11:50pm dictado por un grito desgarrador que no imaginé escuchar nunca; no sabía que el sacrificio más duro ni siquiera estaba en mis manos.