Notes

Maggie había pasado tres meses sin ver a su padre, comenzó a olvidarse del sonido de su voz.
Él estaba ocupando con su nueva familia, por lo que no era capaz de pagar su parte de la manutención a tiempo. Su madre comenzó a ingerir drogas, sin abandonar, claro está, el alcohol. Fuera de lo que quedaba de las paredes de la casa de muñecas seguía asumiendo el rol de mujer perfecta. Mantenía la postura de ama de casa divorciada, pero valiente por poder afrontarlo sola. No pedía ayuda, consideraba que la vulnerabilidad era un defecto imperdonable. El cumpleaños de Maggie se acercaba, seis años para ella era todo un logro y esperaba su fiesta con ansias, tachando los días que pasaban en el calendario de la cocina. Tenía fe en que vería a toda su familia reunida en esa fecha y que allí sería el punto de partida para que todo volviera a ser como antes. Lo cierto es que esa fiesta nunca llegó, sólo recibió una tarjeta por parte de su madre y de su padre y hermano ni siquiera eso.
Maggie era solo una niña, lloró al no poder obtener lo que esperaba. Su madre no se preocupo por contenerla esta vez.