Notes

LAS 4 TORRES
PKMN Goromoiz
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EN EL CAPÍTULO ANTERIOR...
Nuestros héroes se montaron en una barca en el puerto abandonado en el que llegaron. Una vez ahí, la tripulación pirata de Razor Devil, los ''Died Devils'', raptaron a nuestros héroes... Pero Rito consiguió sacarles de la muerte segura y decidieron controlar el barco, aprovechando que todos estaban durmiendo, hasta que llegase hasta las Calcinantes Arenas. Cuando ya llegaron en su destino, unos desconocidos les raptaron (ya van 2 veces... pobres...) y les llevaron hacia su pueblo.
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*leer Juan el Payaso [pág. 11 del foro Goodgame Empire, capítulo 8].

CAPÍTULO 16: EXCREMENTICUS*


Salió el sol y la noche fría del desierto se desvaneció. El rey Josefino de Corazón parpadeó unas cuantas veces como un tonto (obviamente, es un tonto) y vio unos cuantos olivares. Se quedó en el suelo tumbado. ¿Por qué le sonaba aquel lugar? Lealusfielus se despertó y le pidió a Rito, que ya estaba despierto, que despertara al resto. Rito, obviamente, les despertó con unas cuantas patadas en las entrepiernas (si os soy sincero, les dio los peores pisotones bajos de sus vidas). Los soldados se despertaron agarrándose la parte dolorida mientras gritaban de dolor. Rito escapó riéndose.

-No sé por qué Rito me parece un bufón... Y no sé por qué me suena mucho éste lugar...-comentó pensativo el rey.

-A mí también me suena éste lugar...-dijo Lealusfielus e inspeccionó el terreno, mientras escuchaba los rugidos del rey hacia sus soldados con la orden de encontrar a Rito antes de que se perdiera-. ¡Ya lo tengo! ¡Es el poblado en el que vive Excrementicus!

-¿Quién era ese?-preguntó el rey mientras veía a sus soldados correr detrás de Rito.

-¿No se acuerda? ¡Era aquel hombre que nos pidió que les diéramos el aceite de oliva virgen extra robado!

-¡Ah! Ya me suena...

El rey Josefino y Lealusfielus Tonticus empezaron a caminar. La gente les miraba con asombro, ya que para ellos, el rey Josefino era el que les devolvió el aceite de oliva virgen extra. De repente, desde la lejanía, se escucharon unos gritos de terror. El rey Josefino empezó a correr... Pero como que era un gordo gandul, se cayó al suelo. Luego vino un tío más gordo que el rey Josefino y empezó a correr... ¡Era impresionante! ¡Ése gordo era el más rápido y fuerte de aquel poblado! Llevaba una barba grisácea y un turbante azul, al igual que su ropa. El rey decidió ir caminando y le obligó a Lealusfielus a que corriera hacia aquel lugar, en el que se escuchaban los gritos, y que viera lo que estaba ocurriendo. Lealusfielus intentó igualar la velocidad de aquel hombre más gordo del rey que corrió como un corcel... Pero como que Lealusfielus era un flacucho gandul, se cayó en el suelo. Cuando se puso de pie, un tío más flacucho que Lealusfielus corrió a la velocidad de aquel hombre gordo... Pero el mayordomo del rey no se rindió y llegó hacia su destino. Resulta que el jaleo se estaba montando por culpa de Rito, ya que, al tener un cabello enorme azul, tener los ojos y boca de un gato negro, las orejas de un zorro, la cola de un lobo y las manos de un zorro (y las patas de un lobo), junto a su figura humanoide, se parecía más a un monstruo que a un niño humano. La gente cogió bastones y antorchas y rodearon a Rito. Los soldados, aún doloridos por los pisotones recibidos por parte de Rito, se cayeron al suelo. Los aldeanos pensaron que era magia ''potagia'' y se lanzaron hacia Rito. Lealusfielus se metió en medio, cubrió a Rito y gritó bien alto:

-¡¡¡NO LE HAGÁIS DAÑO!!!

-¿Por qué?-le preguntó la gente confusa-. ¡Ha lanzado un hechizo de magia a esos soldados!

-Que no caray-negó Rito con su voz chillona-. Resulta que éste rarito me dijo que les despertara. Les desperté de la única manera que sé de no aburrirme... Pero resulta que me escapé porque empecé mi típico juego de ''pía-pía''. Como que éstos nenes son tan ''debiluchis'' se cayeron al suelo. Además, soy amigo de éste ''corbatero''-se dirigió a la corbata de Lealusfielus, pero luego saltó y vio al rey-. Y de ése gordo de ahí... Además de éstos robots con armadura.

-No somos robots... Somos soldados del rey... Humanos... Y sí... Tiene razón... Excepto en la parte que somos débiles...-explicaron, aún tumbados, los soldados.

-¿Es eso verdad?-le preguntó toda la gente a la vez.

-Sí-admitió Lealusfielus mientras que el rey empujaba a todos para irse hacia Rito.

-A ver...-dijo el rey Josefino una vez que estaba con Rito-. ¿Sabéis cómo llegar hasta la torre de éste reino?

-¿Sabes que las Calcinantes Arenas no es un reino?-le preguntó toda esa gente-. ¡¡Es un continente!! ¿Es que no aprobaste sociales?

-Ehem, ehem... ¡EHEM!-fingió toser el rey.

-Hola. ¿Qué está pasando aquí?-preguntó Excrementicus, que intervino corriendo.

-¡¡¡EXCREMENTICUS!!!-le gritó sorprendido el rey Josefino de Corazón.

-¡Qué alegría verle por aquí, Mi Majestad!-Excrementicus hizo una pequeña reverencia. Luego le preguntó-: ¿Qué hacéis por aquí? ¿Otra vez Juan el Payaso osa molestaros?

-No... No... Hablaremos tranquilamente en tu casa-le dijo el rey. Excrementicus asintió y acompañó a Rito, a Lealusfielus, a los soldados y al rey hacia su casa.

Una vez en la casa, Excrementicus trajo un té en una taza preciosa y dejó su bebida en una mesa de cristal. El rey, que tomó el té sin pensárselo ni una vez, se quemó la lengua y dio un bote... Y un pésimo aterrizaje. Rito se empezó a reír a carcajadas, mientras que Lealusfielus intentaba tranquilizar a Rito... Pero no lo conseguía. Excrementicus y los soldados ayudaron al rey a levantarse, que no hizo nada... Qué raro. El rey, después de que tomara un trago de agua fría, empezó a hablar:

-Excrementicus, mi joven amigo... ¿No sabrás dónde está la torre de éste desierto?

-¿Qué torre? Hay muchas. No sé diferenciarlas... Hace mucho que no salgo del pueblo.

-La torre... ¡Lealusfielus!

-Sí-respondió Lealusfielus-. La torre Arendum...

-¡Oh!-exclamó Excrementicus-. Sé dónde está... Pero... ¿No cree que es demasiado peligroso? Dicen que ahí hay un tipo extremadamente poderoso y cruel...

-¿Quién es?-interrumpió Rito.

-Verás... Es un sultán de hace millones de años... ¡No sé cómo ha podido sobrevivir tanto tiempo...!

-Je, bobadas... Rito puede, con mi ayuda (y no la de su As de Picas, puaj) derribar a cualquiera...-replicó el rey.

-¿Ah, sí?

-Bueno, ése gordo bigotudo no hace nada. Tan sólo se queda disimulando de que se ha torcido el pie y nos lo deja todo a los soldados y a mí... No sé si aprobó educación física, pero bueno... ¡Qué le vamos a hacer...!-suspiró Rito.

-¡¡¡SI TENEMOS EL MAPA!!!-exclamó Lealusfielus cuando metió su mano derecha en el bolsillo de su pantalón.

-¿¡CÓMO!? ¡¡PUES NOS VAMOS AHORA MISMO!!-rugió el rey, enfadado porque no se enteró de que tenía un mapa a su disposición.

El rey y sus súbditos se despidieron de Excrementicus, mientras que se iban de aquel pueblo. El rey y todos, excepto Rito, se estaban quejando sobre la calor que hacía. Rito les dijo guiñando el ojo todo el rato que dejaran de quejarse y que caminaran hasta llegar en la torre. En mitad del arduo camino, se encontraron a una banda de forajidos, que, cuando éstos últimos les amenazaron, los soldados del rey Josefino se lanzaron hacia los forajidos. Los forajidos fueron tan tontos como para desmontarse de sus caballos y huir. El rey se subió en uno de los 10 caballos que habían... Y los demás, se subieron en cada uno... Pero Rito, como que era pequeño, se montó en un ''poni''. ¡Qué casualidad! 10 caballos, 10 personas; un ''poni'', un niño. Empezaron a cabalgar y después de unos minutos... Llegaron hacia una torre llena de arena y con adornos echos de piedra. Todos se desmontaron de sus caballos (y Rito de su ''poni'') y entraron en la torre Arendum.

-Continuará...-