Notes

Eran indispensables las ganas de tener la posibilidad de estar entre los brazos de aquél joven que se encontraba frente mío. Tan sencillo y auténtico. Creería también que la lista de palabras para describirlo seguiría pero esas eran las únicas que por el momento tenía pensado acerca de cómo era; lo único que llamaba mi atención de su personalidad, sabiendo perfectamente que no cambiaría por nada del mundo mi opinión acerca de su persona.
Luego de haber tenido una plática juntos, sobre algún tema en particular, me aproximé hacia él de manera cuidadosa (puesto a que no quería parecerme tampoco a alguien con mucho entusiasmo) al observar como me daba pase a poder abrazarlo cuando extendía sus brazos hacia adelante y los separaba dejando que mi cuerpo de a poco ocupara lugar en este y poder acceder. Me le acerqué, mirando aquellos ojos marrones determinadamente y al instante no lo pensé dos veces en pasar por detrás de su espalda mis brazos y, después, sentir como el joven correspondía de la misma manera a mi abrazo, colocándome una de sus grandes y cálidas manos detrás de mi cintura y la otra posicionada sobre mi cabeza trayéndola a su vez hacia uno de sus hombros para que pudiera reclinar esta donde me permitía hacerlo.
Era una sensación linda y a su vez algo extraña porque nunca antes había experimentado algo así con alguien. Tan sólo deseaba que este abrazo amistoso fuera un poco persistente pero igualmente debía aceptar que no iba a ser así.