Notes

Me encanta el sabor de la avena en la mañana. El sabor dulce de un buen amanecer. He aprendido a amar a esas pequeñas cosas, que hacen a la vida un poco más amena, más feliz y más sincera. Me he aprendido a amoldar a esas teorías de la vida, de esas en las que a veces cansan pero aun así, nos podemos acostumbrar. Tal vez, solo tal vez, la vida se ha vuelto un patrón en el cual nos adaptamos con el pasar del tiempo. Nacemos, crecemos, procreamos y morimos. ¿Puedes verlo?, siempre es lo mismo. Hasta el café mañanero, o las duchas diarias, ¿Por qué no ha de salirme de la rutina? La vida solo es una, no vivas atrapado en una careta sobre la imperfección, cada vez que quieras hacer algo, solo, no pienses en nada más. Hay muchas clases de personas; las felices y sin las preocupaciones cotidianas, y las deprimentes y muy ocupadas. Y yo, estaba justo en el borde de ambas, dependiendo de un ligero borde, entre la felicidad y la tristeza. Entre la cotidianidad y la extrañes, entre lo nuevo y lo viejo. Entre vivir la vida y sentirla. Al final de todo, solo somos diseños traídos a la realidad con una finalidad, seguir la maldita rutina mejor llamada "el día a día", en el cual todos enfrentamos continuamente, sin poder escapar.