Notes

Días atrás no tuviste el mejor día, pero no olvides que cuando las manecillas del reloj marcan el número doce, un nuevo día comienza.
También, hace un par de días te mencioné que quería escribirte algo y por cuestiones de bloqueo mental no fui capaz de realizarlo, sin embargo, en este día me siento dispuesto a hacer hasta el mínimo esfuerzo para que de ti salga esa sonrisa que han intentado apagar una vez más. Pero, antes de dar inicio, quiero que cierres los ojos por cinco minutos y cuentes hasta diez, luego quiero que recuerdes un momento –de entre tantos– que vivimos y al mirarlo hoy te des cuenta de todo lo que ha cambiado entre nosotros, si fue para bien o para mal. Y quiero que pienses en tu recuerdo más preciado de nosotros. También, que pienses en el día que podrías etiquetar como el más feliz de tu vida –por ahora–. ¿Lo hiciste? Bien, no quiero que me lo cuentes, guárdalo para ti y piensa en ello cada vez que te sientas decaída o me encuentre ausente.
Hoy vengo a recordarte lo que a diario te digo, lo que crece en mi interior a cada segundo; ese amor que entre nosotros ha ido fortaleciendo desde aquella noche de junio del dos mil dieciséis. Me pregunto cómo es que, a pesar del tiempo que ha pasado, y de los problemas que nos rodean, nos seguimos manteniendo unidos, cómo ese vínculo no parece querer romperse. Y luego me detengo a pensar que esto, en definitiva, es un amor verdadero. Cuando digo que eres mi primer amor, no te miento. Eres con quien he experimentado cualquier tipo de sentimiento, has sido mi primer todo desde el inicio y continúas siendo mi razón principal para diversas situaciones—para no decir que todas, claro.
Hace un tiempo atrás mi pensamiento con respecto al “para siempre” cambió por ciertas situaciones. Pese a ello, sigo anhelando por una eternidad a tu lado, una donde el amor que creamos pueda perdurar sin contratiempos. Si te soy sincero, decir que estoy enamorado de ti es poco. Debe existir alguna palabra alterna a esa cuyo significado desconocemos y que se pueda utilizar para describir cómo me siento por ti, porque al día de hoy no logra convencerme por completo aquella. Las palabras me sobran; hay demasiadas cosas que me gustaría poder decir, pero sabes mejor que nadie que no soy de palabras, sino más bien de acciones. Prefiero tomar tu mano, entrelazarla con la mía y besarla; notar cada reacción porque encuentro más facilidad en las expresiones que en lo auditivo. Pero eso no quiere decir que me voy a limitar en los hechos, también te voy a demostrar poco a poco mi amor mediante letras, aunque éstas no sean mis aliadas. Así que, por ahora, seguire diciendo «Te amo», porque es lo que siento, porque es la verdad. Te amo más de lo que podrías llegar a imaginar, más allá de los átomos que nos forman… Te amo hoy, mañana, y lo haré hasta que la vida nos lo permita.