Notes

He querido no hacer esto. He querido dejarte solo, darte tu espacio y permitir que continúes con tu vida. Hoy te escribo, sin ninguna intención de por medio, te escribo porque mis pensamientos y palabras únicamente van dirigidos hacia ti y esto no ha cambiado. Nunca he sido alguien positivo, siempre he tenido miedo, a la vida, quizá al futuro. Contigo es distinto, contigo soy capaz de cerrar mis ojos durante la noche estando consciente de que tengo la compañía de aquella persona que me brinda la valentía de despertar cada mañana sabiendo que mi día poseerá sentido, el suficiente para enfrentar aquellos miedos mencionados, para enfrentar la negatividad que inevitablemente me invade en ocasiones. He querido creer que puedo enfrentar esta situación y continuar. He querido pensar en mí de forma individual, darme la oportunidad de superarme y dártela a ti de que puedas encontrarte mejor al estar lejos de mí. Vaya mentira. He querido engañarme a mí mismo o así lo veo, porque aunque por algunos instantes crea que puedo, no puedo, no es así. Tengo miedo, tengo miedo de lo que es mi vida sin tu presencia, sin tu compañía, sin aquellas palabras de amor que sólo tú eres capaz de otorgarme, esas palabras que sólo quiero recibir de ti, al igual que aquella calma y seguridad que sólo teniéndote a mi lado soy capaz de experimentar. Soy alguien que tiene aquél pensamiento de que existen situaciones y personas que inevitablemente debemos superar, dejar atrás, también de que hay capítulos que debemos cerrar. He tenido que hacerlo, he tenido que atravesar diversas circunstancias a lo largo de mi corta existencia. Sabiendo esto, estoy seguro de que yo no quiero dejarte atrás, a ti no. Me es inaceptable, independientemente de los sucesos ocurridos o de lo que tú creas al respecto. Simplemente no estoy dispuesto a permitir que seas una etapa más que debo dejar atrás, no sin haber hecho o dicho algo más, porque contigo he aprendido lo que es luchar, lo que es amar con profundidad; contigo he aprendido a dejar de lado el orgullo, la cobardía que quizá padecía en el pasado; contigo he aprendido a mantener la fuerza presente para no perder lo que es importante. Es difícil ser valiente y sacar a relucir la fuerza pero tú me brindas lo necesario para sacar aquella desde los lugares más profundos y ocultos de mi persona.
La razón de querer saber si era lo más importante en tu vida era una, sólo una o quizá la más importante. Cuando no estás, no veo salida de ningún lugar, no veo un futuro satisfactorio. Cuando no estás el miedo está presente. Eso no me sucede con nadie más. Nunca me ha pasado con alguien más, porque contigo también aprendí lo que era desear un futuro junto a alguien, aprendí lo que era ser yo mismo y a mostrarme sin filtros. Aquél día tuve miedo de ser el único que quizá se encontrara estancado, de ser el único con los mismos sentimientos tan fuertes y profundos que he tenido desde hace un año. Sí, soy inseguro, soy idiota, soy bastante imbécil en ocasiones y me dejo llevar, pero quizá ese día lo único que necesitaba era una reafirmación sincera, una ayuda honesta que me permitiese estar consciente de la verdad y elevarme junto a ti hacia un sentimiento bueno, sano y seguro. Las personas van y vienen, y como te mencioné aquél día, no te consideraba sólo mi pareja, te consideraba un compañero, por ello quise alegar que durante todo este tiempo has sido aquella persona que se ha mantenido junto a mí, mientras otros simplemente desaparecieron, han ido y venido, sabiendo que también he jugado ese papel en tu vida. Simplemente tenía miedo de que no vieses aquello de la misma manera que yo, tenía miedo de ser dejado de lado, de que aquella burbuja que tuvimos en un principio se rompiera. Sin embargo, eso no quiere decir que yo te quisiera solo para mí y que te quisiera mantener alejado de otras personas.

Nunca había creído en almas gemelas, en utilizar esas palabras con seriedad. Nunca había creído en que existe una persona que congeniara con otra, una persona que está hecha para otra. Sin embargo, llegaste tú a mi vida, dándole un giro a toda creencia, otorgándole vida a mi alma, haciéndome comprender que eras tú aquella persona a la que querría a mi lado. Siempre has sido aquella luz que me atrajo, aquella que iluminó mi camino. Llegaste tú y estuve consciente de que quería tomar tu mano, guiarte y no permitir que cayeras. Llegaste tú y comprendí que quería luchar hasta el último instante por ti y mis sentimientos hacia ti. Nada ha cambiado, porque cuando te tuve entre mis brazos, supe lo que era vivir en su máxima expresión.

No existe un sentido si no estás cerca, no existe nada si no estás presente. Ojalá pudiese recibir todas estas palabras de tu parte, créeme que daría lo que fuese porque así fuera, pero al menos deseo que estés consciente de al menos un pequeño porcentaje de lo que siento hacia ti en este instante, porque mis palabras son para ti. Todo lo mío continúa siendo tuyo. Me hiciste sentir protegido, sostenido y especial. Espero que cada palabra dicha haya sido cierta, porque las mías lo fueron en cada una de sus letras; estoy aferrado a la idea de que las tuyas también lo fueron pero en medio de la lejanía, cada una pierde su sentido verdadero.

Quisiera tenerte frente a mí, Maia, porque finalmente todo sería aún más fácil. Podría verte a los ojos y transmitirte todos los sentimientos que ahora están encerrados, porque a pesar de escribirte, ninguna de éstas palabras son suficientes, en lo absoluto.

No debes responder, no quiero andar en esto del anonimato como si fuéramos desconocidos. Simplemente debes leer. Espero que hablemos pronto y podamos expresarnos, o quizá sólo saludarnos. Lamento si te he causado daño a lo largo de todo este tiempo. Sé que si no estás conmigo, lo merezco en su gran parte pero me duele pasar de ser casi todo en tu vida a no ser nada.
Pd. Espero que pronto abras tu cuenta, es una forma de tenerte medianamente cerca.