Notes

Kanata, más conocido por mí como Kanatamon y mi fantasma, ¿cómo podría describirlo tan perfectamente cómo es? Me faltarían palabras. Desde el día en que nos conocimos fue tan amable –cabe recalcar que sigue siéndolo–, aunque esos primeros días tuvimos complicaciones para hablar ya que ambos nos desaparecíamos y en mí existían esas ganas en mí de poder pasar más tiempo con él. Con el paso de los meses, aprendí a conocerle más de fondo, no hay dudas que es un amor de persona, en quién puedes confiar, donde puedes reposar y él te cederá su ayuda, porque el amor que entrega es incondicional, sin barreras. Siempre está con la frente en alto y es algo admirable. Puede decir que está mal, sin embargo, nunca le he visto rendirse y me enorgullece que hasta el día de hoy me muestre que lo que nos proponemos se consigue de esa forma, por eso creo en él. Asimismo, es alguien que te trae una felicidad inmediata, sabe hacerte reír hasta no poder, olvidarte de todo lo que te atormenta y a la vez logra matarte de amor porque a su lado ¿a quién no le pasaría? Te muestra lo importante que eres y puede hasta repetírtelo sin que se lo pidas. Contando, además, que es un cursi en su totalidad y muy encantador, claro. Soy tan afortunado de que incluso el día de hoy siga a mi lado, porque por causa mía podríamos haber perdido contacto, sólo que gracias a su paciencia y lealtad, me esperaba con los brazos abiertos y por todo lo que ha hecho me hace estar agradecido de él y quiero devolverle lo mejor, tal como lo merece, porque este pequeño se merece el mundo completo.