Notes

Una embestida es todo lo que necesito para dejar escapar de mis labios un gemido. Deseaba tenerle dentro de mí; quería verle disfrutar de mi cuerpo y destrozarme a su antojo. Follarme una y otra vez, notar sus bíceps entre mis manos, clavarle las uñas en la espalda para dejar constancia de que he estado ahí. Escucharle gruñir contra mi oído cuando el placer se vuelve demasiado para soportar. Gemir contra el suyo a la par que cada una de sus embestidas; una siempre más fuerte que otra. Aumentando en velocidad. Aplastando mi espalda y mis pechos, los cuales se vuelven testigos de la calidez de su lengua. Sus dedos clavándose en mi trasero, eso me hace temblar. Y la guerra culmina cuando ambos nos dejamos llevar. Se corre aún con su miembro dentro de mí, haciendo así que mi liberación se junte con la suya. Pero no se aparta; continúa sosteniéndome y mantiene su cuerpo bien pegado contra el mío.

— Creo que el mundo se ha enterado de lo que hemos hecho. Y espero que se entere más veces, todas las veces que podamos repetirlo. — Junta su frente a la mía en un gesto tierno y cansado, pues nuestras respiraciones siguen agitadas y espesas. Encuentra mis labios de nuevo, deposita un largo beso sobre éstos. Intuyo que su piel va a encenderse de nuevo. Sonrío contra su boca.
— Me importa una mierda el mundo. Prefiero quedarme en esta ducha, contigo, y follar hasta que todo termine.