Notes

Nunca sé cómo empezar a escribir esto. Nunca he sido muy buena haciéndolo, tampoco es como si lo hiciera mucho. Y cuando se trata de ti hay una completa revolución dentro de mí, mis palabras se borran y comienzo a sentirme cohibida, completamente nerviosa. Tal vez esté no sea el mejor inicio, pero quiero dejar varios puntos y espero que con ello quede claro todo lo que me haces sentir en este tiempo que nos conocemos…

I. Una vez creí que no me enamoraría de nuevo. Que no debía hacerlo por errores del pasado. Que no saltaría en el océano sin ver la superficie. Que no tendría que sostener ninguna mano para seguir adelante. Pero oscureció y mis dedos buscaron los tuyos apenas llegaste. Me encontraste cuando todavía era una isla sola y perdida en medio del océano y me expandiste hasta llegar a ser tan grande como júpiter. Yo pensaba que era imperfecta y entonces me di cuenta que eso no era algo malo porque si no fuera así de mal, mis defectos no se habrían unido a los tuyos. Si no fuera así, no sería lo mismo. Hemos aprendido a amarnos el uno al otro. Sin ningún "a pesar de…" y sí con "incluso con…" Y debo decirte que ya no tengo miedo de la oscuridad porque sé que eres mi luz al final del túnel. No tengo miedo de perderme porque sé que estarás detrás de mí. No voy a tener que mirar. No voy a tener que ser tu Eurídice, ni tú mi Orfeo (es mi tragedia favorita).

II. Mi cerebro siempre ha tenido la manía de prestar atención a cualquier detalle que cruce en mi camino. Y en aquel momento te conocí. Era demasiado para asimilar. Fuiste una flor creciendo en medio del invierno. Cuando intentaba cerrar los ojos para sacarte de mi cabeza por unas horas, venías a verme en mis sueños y acariciabas mi cabello. No estoy segura de que fue lo que vi en ti (de todo lo bello que hay en ti no sé cuál me haya hecho quererte), pero entre todas las personas… fuiste la más hermosa que pude conocer.

Y yo era invisible entre la multitud, pero me viste y me reconociste y me encontraste bien. Después de ver mi terquedad y mañas, aun así, me pediste que no me fuera. Tú siempre vas a ser un concepto que sólo yo voy a entender. Tú siempre serás el olor que quiero pegado a mi ropa, el acurrucarse que aún no he hecho en nadie y guardé sólo para ti, los dedos que se entrelazan con los míos y en un sueño descubren las texturas de mi cuerpo entero. Escucha mi corazón. Grita mucho tu nombre, esperando que el tuyo venga de encuentro con mi pecho. Voy hacer tuya, y yo te haré mío también. Y vamos a ser la catástrofe natural más increíble que este mundo tendrá el placer de ver. Tú y yo, ángel. Tú y yo. Siempre.

III. El punto más importante que voy a escribir y espero prestes atención o iré a morderte.
Sé perfectamente que no te sientes bien, que el peso en tu cabeza es tan grande como el que llevas en la espalda. Que es demasiado complicado, lleno de defectos. Creas mil preocupaciones y temores en tu cabeza que te hacen desalentar y sólo desear un tiempo breve donde el aire que usted respire no sea contaminado por el frío gris de la ciudad. Sé que a veces no quieres saber de tu vida por unos minutos, que tal vez deseas vivir sólo por un día una vida que no fuera tuya. Pero no sabes que yo, que siempre tuve esos ojos curiosos para descubrir el encanto de cada lugar del mundo, nunca he visto un espacio más bonito que el que tú ocupas ahora.

Quiero que recuerdes aquel día en donde lloré porque no me siento lo suficientemente buena a causa de mi sensibilidad, que yo también he sido lluvia e invierno. Quiero que recuerdes que no voy a irme de aquí. De que, si lo necesitas, tomo un teléfono, un avión y juego todo lo alto sólo para escuchar cómo fue tu día y tocar tu corazón, así como tocaste el mío. Quiero que recuerdes que no estás solo. De que eres suficiente. Que eres más que los golpes que el destino te ha dado. Tu lucha es tan hermosa como tú. Un día mirarás hacía el espejo y te gustará lo que ves ahí. Y quiero estar a tu lado para recordarte que siempre has sido guapo y fácil de amar. Para verte sonriendo por llevar esa vida y sonreír también. Quiero que aceptes tus defectos y conviva con ellos, sabiendo que no es menos increíble sólo por ser imperfecto (Botticelli se equivocó al dibujar los pies de su venus y aún así todos la consideran una obra de arte).

Intentaré ayudar a curar las heridas de tu corazón como hiciste con las mías.
Te prometo que cuidaré de ti. Te prometo que sostendré tu mano y jamás la soltaré.

Yo quiero verte crecer, ampliar. Y seguirte aun con toda esa amplitud.
Cuando abras esas alas y vueles, amor, aún te voy a encontrar el pájaro más colorido de mi cielo.

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