Notes

Finalmente el día había llegado, mis nervios cada vez se me hacían completamente incontrolables. Sentí infinitas mariposas recorrer por mi estómago de lo nerviosa que me encontraba. Solté un gran suspiro cuando terminaron de arreglar el velo y me giré para mirarme al espejo que se encontraba en la habitación. Ladee una sonrisa observando mi largo cabello que gran parte de este se encontraba recogido y a la vez suelto, cayendo por mi espalda, sobre todo observe mi vestido por instante. Respiré hondo, intentando tranquilizarme ya que los nervios volvían a invadirme una vez más. Volví a girarme sobre mis talones para decirle algo a mi mamá que se encontraba a cuantos pasos de donde me encontraba en la habitación y rápidamente sin poder lograr reaccionar, entro corriendo Sky en la habitación con su pequeño vestido y sus colitas a los costados, abrazándome con fuerza. Rápidamente, la alce entre mis manos y ella corrió mi velo hacía atrás, riéndose, beso mi mejilla unas cuantas veces. Una sonrisa tonta apareció sobre mis labios y la abrace fuertemente para luego, bajarla y dejándola sobre el suelo. Un “gracias” logro, salir de mis labios casi inaudibles mientras miraba fijamente a mi madre. Camine en pasos lentos hacia ella, sin decirle nada llevo una de sus manos a mi rostro y corrió unos cuantos cabellos hacía detrás de mi oreja y deslizo con suavidad su dedo por mi mejilla, donde sin darme cuenta corría una pequeña lagrima. Antes de poder avanzar por la habitación, mamá me detuvo, brindándome un fuerte abrazo, el que estuve evitando casi toda la mañana y tarde porque sabía bien que vendría después del mismo, seguido de un susurro cerca de mi oído de las palabras más hermosas que pude decirme junto a lo orgullosa y hermosa que me encontraba. Antes que se pudiese apartar, la abrace con más fuerza, no importa si se arrugaba el vestido o si se me corría un poco el maquillaje por las lágrimas que corrían por mi mejilla, sólo necesitaba su cálido abrazo una vez más y darle las gracias. Al separarme, sonreí bajando la mirada y la eleve mirando a mi alrededor, no sabía en que momento había sucedido pero la mayoría de las personas que se encontraban en la habitación, se habían ido.
Los minutos se hacían cada vez más largos. No podría creer que finalmente había llegado este día, después de haber contado cada minuto, cada segundo y cada día por él. Mi mirada se fijó en la ventana, mirando el trayecto a través de ella. Mi hermana, junto a mis amigas se encontraba dentro del auto mientras por otro lado mis padres junto a mi pequeña y algunos familiares, se habían ido en otro auto minutos antes que nosotras. Intentaron sacarme algunas palabras, relajarme un poco porque lo tensa y nerviosa que me encontraba ya que muy notable pero no sirvió de mucho. Percibí que en un momento al otro, el auto paro frente al gran edificio donde se encontraba él, logrando que salga de mis pensamientos. Había perdido la noción del tiempo por completo. Habían pasado exactamente unos 40 minutos pero parecían solo segundos. La puerta rápidamente del auto se abrió, encontrándome con Jeff, mi papá, al pie de la misma. Se encontraba con su mano estirada para que la pudiese tomar y no dude en hacerlo al instante. Baje la mirada para alzarla a los segundos observando a mi alrededor cuando los flashes de las cámaras comenzaron a molestar. Solté un pequeño suspiro, traté de sonreír un poco aunque por dentro estaba un poco molesta. «Tranquila, yo te afirmaré, no dejaré que te caigas» Comento divertidamente unos minutos después que había salido del interior del auto, haciendo que suelte una risa, logrando que me distraiga. Rápidamente, enganche mi brazo al de mi padre y tome el ramo de rosas que me daba. Comenzamos a caminar de manera lenta hasta adentrarnos a la iglesia. Una vez dentro, no paso ni un nano-segundo cuando de inmediato pude percibir como las personas a mí alrededor se iban poniéndose de pie. La iglesia se encontraba completamente llena, no lo podía creer. Una suave melodía invadió cada rincón de lugar pero no logro que me distraiga cuando mi vista se fijó rápidamente al final del pasillo, especialmente en él, como si a mí alrededor no existiera nada más que en él en esta enorme sala. Mi corazón comenzó a latir con rapidez. Se encontraba a unos cuantos metros, sin poder evitarlo sonreí con la emoción a flor de piel. Se encontraba completamente hermoso con ese traje negro. Se me hizo inevitable no recordar de todo lo que pasamos, de todo lo vivido, de cada beso, de casa sonrisa, cada palabra dicha, simplemente de todo los momentos especiales. Ya sea los momentos malos tantos como los buenos a lo largo de este largo año desde que lo conocí, de estos siete maravillosos meses a su lado.
De un momento al otro, me encontraba a cortos centímetros de Nicholas. Mi padre soltó con lentitud de mi brazo sin antes acercarse a mi oído, susurrándome algo que me hizo sonreír, seguido de un beso sobre mi frente sobre el velo. Volví mi mirada a él, sintiendo que sólo estamos completamente solos, nadie más que nosotros en esta enorme sala. Mi mano busco la suya de inmediato, entrelazando nuestros dedos, apretándola con algo de fuerza y sin poder evitarlo se me escapo un te amo casi en susurro que solo me percate que pudiese oírlo él.