Notes

Mencioné en algún momento el hecho de que tuve la suerte de que cumpliéramos los dos años un treinta, pero sé que no llegaste a entenderlo porque no te lo expliqué. Resulta que cae un domingo, y yo ni siquiera lo sabía. Un día mientras planeaba escribirte pensé en que no tenía qué decir y que fue muy poco lo que llegué a escribir ese día, y pensé "bah, voy a seguir después y voy a mandárselo mañana". Y así fue como se me ocurrió la idea de hacer siete párrafos para cada día de la semana, y que finalmente constituyera a uno solo, nada más que vos tendrías que unirlos. Entonces escribí hasta llegar a los siete, y después, por casualidad vi que el treinta caía un domingo. Es por eso que vas a ver que cada párrafo en un comienzo tiene su día.

⦁ Lun: Ahora que han transcurrido eternidades desde nuestro primer encuentro, ya no queda nada; no hay límites entre nosotros, no existe ni una mínima corazonada que pueda recorrernos y prohibirnos el sentir, porque llegamos a destruir cada limitación que se interpuso en nuestra mutualidad.
⦁ Mar: Ya no hay malentendidos, respectivamente supimos retractar la confianza en el otro y en cada virtud o defecto que pudiéramos demostrar, encontramos una paciencia que creíamos inexistente entre las desgastadas palabras que llegamos a dedicarnos.
⦁ Mie: Ya no ocurre aquello de dudar del otro sólo por pequeños detalles no encontrados, ya que mientras el tiempo avanzaba irremediablemente, así mismo junto al tiempo, de la misma manera fue expandiéndose y agrandándose el pasional sentimiento que hoy reconocemos nos invade.
⦁ Jue: Un desconocimiento repleto de tachas: una de tantas maneras de dar un sinónimo a lo que somos, tan riesgoso y arduo de afrontar que puede en cierto punto asusta; pero como si eso nos atrajera decidimos saltar entre las techas sin importar qué experiencias puedan resultar. Incluso así, dejamos de lado las cobardías sólo por saber qué tan placentero e hiriente puede llegar a ser. Y esperamos con toda determinación un producto meticuloso.
⦁ Vie: A éstas alturas el tiempo va desterrándose por propia voluntad de nuestra eternidad, sabiendo lo imposible que puede resultar el contrarresto de tal promesa que contenga tanto deseo como la nuestra. Los tiempos ya ni siquiera son diminutos, no logran aparecerse en nuestros momentos ya que no permitimos darle un exclusivo fin, y el nuestro ha de ser un descaro inmenso como para ir en contra de las mismas leyes y normas naturales.
⦁ Sáb: Ya no recurren a nosotros los insaciables deseos de recurrir a ajenos en momentos disturbiales, ahora comprendemos en su totalidad las realidades enfrentadas que tuvimos desde un comienzo y nos costó realizar un buen y significativo análisis. Rescatarnos pudo haber sido costoso, pero con algo de esfuerzo y escenas eventualmente primordiales pudimos lograrlo, redimir cada pieza de serenidad y dulzura que estaban empapándose en medio de una lluvia de remordimientos y restos de ingratitud.
⦁ Dom: Y ahora, a partir de éste día, puedo amarte con una libertad insuperable. Nadie puede privarnos de manera tan bruta y excesiva de amar, porque ahora sólo dependemos del otro y de los planes que tenemos para nuestro eterno futuro juntos. Y ahora podemos asegurar que nada va a terminar hasta que nos consumamos uno al otro con el amor que nos brindamos.

Espero que puedas disfrutarlo a éstas alturas, cuando ya no estamos juntos ni crea que vayamos a estarlo. Probablemente pienses en por qué estoy mandándote ésto, y no quiero sonar como un desesperado ante tus suposiciones. Te lo mando nada más porque voy a borrarlo en algún momento, y no quiero que tus palabras (porque son para vos) se desperdicien como si nunca hubieran existido. Quiero que veas lo que fui capaz de hacer por vos, y ahora estás dejándolo. Pero no quiero que creas que pido que vuelvas conmigo, porque no estoy haciéndolo.