Notes

Describir a Marianne, es como tratar de hacerlo con el humor, pues es una chica bastante carismática, sobresale por su buen humor y, en los tres años que llevo conociéndola jamás la he visto de malas, que sea grosera o pretenciosa como yo, que me confesó, ya se ha acostumbrado a mis cambios constantes de personalidad.
Si les digo, que no la conozco bien, ¿me creerían? No tengo idea de cuánto tiempo estuvo ausente pero pareciera que acabo de cruzarme con ella y, que recién estamos conversando, forjando una amistad… me resulta curioso no acordarme de todo lo que alguna vez vivimos pero sé, que cejas, no ha cambiado en lo absoluto, que continúa siendo memorable y auténtica en circunstancias nuevas que quizá ahora desconozco pero que estaría encantado de ver, quizá por primera vez. Es el prototipo de amiga ideal, está a tu lado en las buenas y en las malas, te apoya en lo que sea que necesites, hace de todo para compensarte y su calidad humana sobrepasa mis límites. Creía que la bondad, se aportaba conforme los años avanzan pero en su caso es lo contrario y me hace verlo, tanto, que parece imposible de creer. No puede haber alguien tan bueno, amable y afable en sentidos irreconocibles, pero lo hay y ese tal, es Marianne. Siempre me agradó su nombre, es muy original, hasta el teclado de mi teléfono lo almacenó aunque al inicio, lo admito, me costaba escribirlo, “¿porque dos n?” Me cuestionaba, “¿que no le basta con una?” Al parecer, no y ese sello personal es lo que me hace reconocerla en cualquier parte. Estoy realmente orgulloso de la mujer que es, de la mujer que fue y de la mujer que será, próximamente. Además, estoy bastante feliz, de lo radiante que está rodeándose de personas nuevas, personas que ya formaban parte de su vida, incluyéndome, y sobre todo, por su relación sentimental. Ustedes chicos, son asombrosos. ¡Sigan así! Creo que me desvié pero ¿y qué? Si desean saber cómo es, cómo piensa simplemente hablen con ella, no se arrepentirán porque, pocos son como mi dulce chica de las pizzas. Te quiero, nunca abandones esa personalidad tan tuya. Tu buen amigo, el Sr. Jenkins.