Notes

Ella, ella, ella, ella, no hay otra nombre que salga de sus labios, es el mismo tema de cada dos minutos, esa mujer la que ronda día y noche entre los callejones de su memoria, que le ha robado hasta el más profundo de los suspiros, de quien se la vive conversando, por quien sufre y a la vez ama de una manera tan desesperante, de una forma tan sádica que no se da la oportunidad de cerrar los ojos, respirar profundamente y soltar aquel listón que ató a la fuerza un día queriendo unirse a alguien que le pintó de colores pastel el firmamento. Suéltala, déjala, tal como la castaña ha comenzado a hacerlo contigo, guarda los recuerdos en el cofre de tu corazón y emprende un nuevo viaje, escribe una nueva aventura y no te cierres a la idea de que sin esa persona no podrás hacer nada, o al menos lucha por recuperarla y deja de afligirte constantemente, deja de culparte por las faltas cometidas y principalmente deja de huir de su presencia. Por una vez en tu vida, no guardes nada, suelta todo lo que sientes, lo que piensas, aunque no sea la mejor manera de hacerlo, aunque las palabras de la adversa al final no sean las que esperas.