Notes

Diversos expedientes cubrían su escritorio como era de costumbre. La mayor parte del tiempo, su escritorio estaba lleno de ellos, casos sin resolver y archivados, los cuales habían sido puestos en "pausa" por personas que no lograron llegar a la hoya del tesoro, eso era trabajo justo para él. Mayormente se dedicaba a investigar homicidios, pero hacía algunas excepciones, como en ese instante, donde investigaba un caso de hacía a penas dos años donde tuvo lugar un saqueo a una vivienda en Brooklyn. Podría sonar lo más aburrido del mundo y con sólo escucharlo, cualquiera podría destinarlo a un oficial cualquiera, pero algo no encajaba del todo y lo supo cuando leyó las palabras "Saqueo a mano armada. No hubo ninguna pérdida" Y es que, quién ejecutaba un saqueo cuando no se llevaba "nada" significativo del lugar. Sin duda aquel caso requería su intervención y por ende, estaba investigando el mismo por medio de un par de contactos que movía en aquella zona, cuando el móvil que usaba expresamente para el trabajo, le sacó de su concentración. —Heights, CIA. Homicidio. Ahora.— No tuvo que leer el mensaje dos veces para sentir la excitación correr por sus venas. Podía sonar mórbido que le excitase un homicidio, ya que era la pérdida significativa de una persona, pero realmente en eso consistía su trabajo, en esperar muertos cada cierta hora en el día y acudir a lo que mejor se le daba, investigar.

No tardó mucho en salir del Departamento de Policía y dirigirse a su vehículo, en el cual dejó descansar en el asiento del copiloto, su portafolios con un nuevo expediente para ser llenado. Condujo su auto en dirección a las instalaciones de la CIA con sede temporal en New York, hasta que fue detenido por una llamada clave para el caso de Brooklyn que llevaba actualmente. —Estaré ahí en cinco. La habitación de siempre.— Musitó el moreno, en cuanto colgaba el teléfono y desviaba su ruta hacia Brooklyn, por lo que envió a su segundo a la escena del crimen a tomar las primeras declaraciones.

Después de dos horas fructíferas para su investigación, regresó al Departamento de Policía con nuevas pruebas que serían introducidas en el Juicio que abriría el caso en el que había estado trabajando, lo cual dejó a un lado cuando el expediente del homicidio de esa tarde se encontró con sus ojos. Empezó a leer el interrogatorio y así mismo procedió a escucharlo después, junto con la evidencia recaudada en el acto y algo no estaba bien. —Necesitaré hablar con el testigo que presenció el homicidio. Esto no fue al azar.— Mencionó para sí mismo, mientras se disponía a sacar un cigarrillo de la cajetilla y dejarlo entre sus labios hasta ser encendido.

Dejó las instalaciones por segunda vez en el día y esta vez lo hizo dejando una citación para Gabriel Beauregard que le sería enviada inmediatamente a primera hora, pues era el principal testigo de aquel caso y un agente con el cual había tenido el placer de encontrarse una vez, recordó. Sólo faltaban unos minutos para las 12, por lo que pronto sería otro día y en unas horas estaría interrogando al Ruso.