Notes

LA ESPADA PAYASAL
PKMN Goromoiz (Moiz Khan)
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EN EL CAPÍTULO ANTERIOR...
El espectáculo del circo dio comienzo y los payasos hicieron sus respectivos actuaciones. Los circenses disfrutaban del placer sádico que recibían al torturar a niños y niñas pequeñas (el público) indirectamente. Kenfu se dio cuenta de ello, pero Rito no lo comprendía aún a la perfección, y creía que era parte del espectáculo... Hasta que Rundi anunció, con risas macabras, que Rito se enfrentaría a un ratón gigante. Kenfu descubrió que aquellos circenses trabajaban para Joker Jack y para Juan el Payaso.
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CAPÍTULO 5: PRUEBAS CIRCENSES


-¿Será capaz, éste depredador defenderse y matar a ese ratón? ¡¡MUAJAJAJAJAJAJA!! -Preguntó Rundi al público, y nadie dijo que sí-. ¿Ah, no? ¿Pues qué creéis que hará?

Nadie respondió. Rundu le dio un latigazo en el lomo del ratón, y éste, chillando, se fue a por Rito y le dio un cabezazo. Rito cayó unos cuantos metros atrás. El público se rió y Kenfu temió lo peor. El ratón se movió velozmente hacia Rito y abrió su boca: se le veían dos dientes larguísimas, afiladas y amarillas. Rito no dijo nada y no se movió.

-¡Uy, uy, uuuyyyy! -Exclamó Rundi dando saltos-. ¡Parece que el señor Kenfu tendrá que abandonar a su gatitolobitozorritohumanito porque no es capaz ni de cazar a un simple ratón! ¡¡¡MUAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!

El público comenzó a reírse sin parar. Los guardias que estaban detrás de Kenfu también se rieron. Kenfu intentó liberarse, pero no pudo, y los guardias le dieron una colleja en la nuca: <<¡Que te estés quieto!>>, le dijeron.

-Oye, Rundi... ¿El señor Joker Jack no nos dijo que este tenía una carta rara que era capaz de atravesar hasta el acero más duro del mundo? -Susurró Rundo a Rundi. Rundi se quedó estupefacto. ¿Acaso no es evidente que se olvidaron de tomar precauciones? Rito, para ellos, era peligroso, ya que Joker Jack les dijo que Rito, a pesar de su apariencia (terrorífica y mona a la vez), habían veces que se volvía muy sádico... En otras palabras, que Rito no fue una creación fallida del todo... Sólo que no era malo.

-¿¡Y ahora me recuerdas eso, vil estúpido ignorante!? -Le rugió Rundi. Rundo, del susto, se tiró un pedo al lado del megáfono, y se escuchó un ''prrrrrrrrrrrrrrtttt'' demasiado largo y ruidoso. El público enmudeció, y el ratón se giró y miró a Rundo, al igual que Rito: ahora, el centro de atención era Rundo.

-¡Ahora, Rito, atacálo! -Le ordenó Kenfu.

-¿Atacar? ¿Con qué? ¡Ah, con las manos! -Dijo Rito-. ¿Y si le muerdo la cola pasa algo? Porque la tiene muy grande...

Kenfu no dijo nada. Los guardias tampoco. Rundi pensó mal. Rundu empezó a sudar porque tenía calor. Rund hizo un baile raro para llamar la atención, pero sólo llamó al fracaso porque nadie le hizo caso. El ratón volvió a mirar a Rito, aún con ese silencio espectral. Rito se tocó el pelo azulado y grande que tenía, no largo, grande. El ratón olió un poco aquel ''perfume'' que salió de un sitio censurado de un arlequín.

-¡Rito, atácale! ¡Ahora es tu oportunidad!

-¿No puede ser mañana? Es que tengo que ir al baño. Me he acordado que tengo que hacer pis.

-¡¡RITO!! ¡¡HAZ LO QUE TE DIGO!! ¡¡NO BROMEES!! ¡¡ATACA!!

-No hago broma; es en serio... ¡¡Que me meo!!

-¡Pero atácalo!

-No quiero -, respondió Rito.

-¿¡POR QUÉ NO!? -Rugió Kenfu, nervioso, mientras el público escuchaba la discusión entre ellos dos. Los circenses se estaban riendo a carcajadas porque les hacía gracia.

-Porque me da vergüenza... ¡No puedo atacar si me lo dicen, viejo!

Y los circenses se rieron todavía más, y más y más. Tanto que Rundi se volvió morado, en vez de estar pálido.

-¡Ehem, ehem! -Interrumpió Rundi simulando una tos-. ¡Hay tres pruebas que Rito tendrá que superar! ¡Sino, le espera un castigo... Dolorosamente divertido!

-¡Qué bien! ¡Será divertido! ¡¡WIIIIIII!! -Exclamó Rito y empezó a dar vueltas y más vueltas.


-¡¡MUAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!! -Se rieron los circenses y el público infantil imitó, como pudo, aquella risa macabra. (Si hubieseis visto a esos niños y a esas niñas reír de manera macabra, os habríais desmayado, porque parecieron tan monos...)

El ratón abrió la boca y bostezó, y Rito le dijo que los ratones no deben de bostezar por si se atragantan con sus dientes, que se pueden caer y quedarse atascadas en la garganta. El ratón lo miró y le dio otro cabezazo, pero esta vez aún más fuerte, por lo cual, Rito cayó aún más lejos que antes... Y del bolsillo derecho de su pantalón lila cayó la carta del As de Picas. <<¿Eh? ¡Qué bien! ¡Mi examen! ¡Saqué un 2,5 y me dijeron unos desconocidos que esa nota es estupenda y única! ¡La enseñaré al público e intimidaré a ese ratón con mi descomunal inteligencia, jajajajajaja! ¡Soy un genio!>>, pensó Rito y gritó:

-¡¡¡ATENTOS CARA CULOS QUE OS ENSEÑO MI NOTA EXCELENTE DE UN EXAMEN DE MATES!!! ¡¡¡MIRAAAAAAD!!! -Y enseñó... Su carta-. ¿Eh? ¡Qué bien! ¡Esto es aún mejor! ¡Mi As de Picas! ¡Creí que la perdí para siempre!

-¿¿¡¡¡QUÉ!!!?? -Rugieron todos los circenses a la vez y se quedaron con la boca abierta. Rundo se tiró otro pedo, y el gas se metió en las bocas de los circenses-. ¡¡¡A POR ÉL!!!

Los guardias dejaron a Kenfu tirado y trajeron a un orco y a un tipo de payaso deformado con colmillos. El ratón corrió hacia Rito para comerse la carta, porque la confundió con comida.

-No te preocupes; no te picará... -Susurró Rito con una mirada sádica, con la carta en la mano derecha. La lanzó en la cabeza del ratón, y la carta le atravesó. El público se quedó con la boca abierta y el pulso se les aceleró en un abrir y cerrar de ojos, más que nunca-... Sólo dolerá...

El payaso deformado y el orco corrieron hacia Rito, pero éste hizo lo mismo con el payaso. El público empezó a chillar y a empujarse, para salir de ahí lo más rápido posible: tenían miedo de Rito y de lo que estaba pasando. <<¿Cómo es que Rito ha hecho eso?>>, pensó Kenfu, preocupado.

El orco tenía un garrote con púas y esquivó la carta... Pero la carta, por casualidad, cortó las cuerdas que ataban a Kenfu, así que éste se liberó y, con su bastón, atizó a los dos guardias que habían detrás de él. El orco empujó a Rito y se tiró encima de este, y, justo cuando iba a azotarlo con el garrote de púas, Kenfu tiró el bastón en el costado del orco, y éste se cayó de lado. Rito aprovechó el momento para levantarse, y Kenfu le pasó la carta. Rito la cogió y la tiró al orco, y la carta le atravesó todo el cuerpo.

-¡Perfecto, Rito! ¡Hemos conseguido librarnos de estos...! ¿Eh, y los circenses? -Dijo Kenfu.

Los circenses se metieron dentro de un cañón, y éste les disparó en el aire y desaparecieron de la vista de nuestros héroes. Ya no había absolutamente nadie en el circo excepto Rito y Kenfu.

-Fin del espectáculo, muchacho, fin del espectáculo...- Dijo Kenfu.

-Pues vale, viejo, pero ha sido divertido.

-¿Divertido? ¡Jajajaja! ¡Qué chiste más bueno!

-¡Que sí, que sí que ha sido bueno!

-Bueno, además del fin del espectáculo, también es el fin de nuestra estancia en este lugar; hoy nos quedaremos a dormir aquí, pero no en este sitio... Dormir entre cadáveres no es muy cómodo, que digamos...

-¿Entonces dónde? Porque yo conozco un lugar en el que...

-Tú nunca has estado aquí. Mejor dormiremos en un hostal de esos que hay por todas partes... Pero mañana por la mañana nos iremos, ¿de acuerdo?

-Sí -asintió Rito-, ¿pero irnos dónde?

-Eso, lo sabrás mañana... Hoy tengo mucho sueño... Ya es de noche... ¡Vaya, sí que nos hemos pasado horas y horas en este circo, ¿eh?!

-Jajajajaja no eres para nada gracioso, viejo. Esos payasos me hicieron reír.

-Mejor dejemos la gracia de hoy y descansemos...

Y así, nuestros héroes, se alejaron del circo para ir en busca de un buen hostal en que descansar, y recuperar la energía de aquel día tan confuso, traumático para algunos, y divertido para otros.

·Continuará...·