Notes

Despavorido, mira a todas las direcciones, logrando toparse con el doloroso ‘nada’ que acontecía en el lugar que por un momento, le brindó aquella sensación de que había una esperanza.

Se debatía de la forma más cruda, y oscura, el cómo había sido tan idiota como para no haber seguido sus últimas sugerencias. Aquel sentido que había evocado, y sentenciaba una posible pérdida irreparable para la pareja. No pudo protegerlo, y eso llevó a que con sus esperanzas, se perdiese a sí mismo lenta y dolorosamente en cuestión de pocos segundos.

No evita el hecho de enloquecer. El fuego creaba una luz atenuada de perdición en aquel iris marrón, mientras que con escasas intenciones de contenerse, disparaba las pocas municiones que le restaban contra los caminantes que amenazaban con morderle. Se aventura en el centro del origen, y detecta como la familia pequeña de norteamericanos ya fallecidos, son devoradas despiadadamente por las criaturas estupefactas que abordaban sin cesar la zona. Estuvo propenso a sumársele a la desdicha, si no fuese por la ayuda de los hombres que aguardaban a sus espaldas, en el momento en el que cae de rodillas al piso sumiéndose en llanto y la desgarradora vibra de la impotencia.

“¡Christopher, Christopher! ¡Necesitas reaccionar, hombre, van a matarnos!”.

Y sin quererlo, aquellas palabras se habían convertido en vacío, tanto como la idea de pensar que existía una enorme probabilidad de que la persona que más amaba en el mundo estuviese entre los restos de carne humana tomada por los muertos. Llora, mientras es arrastrado por sus dos compañeros de vuelta a la camioneta, todavía sin poder sobrellevar de forma considerable la situación que acontecía delante de sus ojos.
Ni siquiera le interesó el ser mordido, rasguñado por los caminantes. Mucho menos en si sus compañeros pudieran resultar heridos. Su único enfoque era saber sobre él, abrazarle, y serle capaz de pedirle disculpas por haberle abandonado.

Tenían que dejarle. Tenían que soltarle. Christopher se veía negado ante la idea de marcharse, sin antes verificar el paradero de Paul. Pero su poca fortaleza, su desgarre emocional, le impide pelear, le impide reaccionar, siendo así el primer momento donde la oscuridad, derivando entre la tristeza, culpabilidad, desesperanza y soledad, lo atrapa por completo, desterrando lo poco que le quedaba y lo volvía especial para sí mismo.

Los días siguientes se basaron en silencio, esperanzas quebradas, promesas dispersadas. Por mucho que Max y Nathaniel se esforzaran por reanimarle, por decirle que le encontrarían, la existencia de Christopher establecía un eterno confinamiento que lo retraía de posibilidades, siendo, de esta forma, irreversible por el resto de su vida.

Se hace responsable de la pérdida de Paul, luego de intentar oportunidad tras oportunidad encontrarlo. Para ese entonces, la misma esencia que solía caracterizarle, es suplantada por crueldad y dureza, invertida en sí mismo constantemente sin intentar evadirlo.