Notes

Hay una canción de Super Junior que me hace recordar momentos pasados con una de mis ex parejas. Le resguardo un aprecio enorme hasta hoy y un lugar especial muy escondido dentro mío, y si el destino nos aproxima a ser los amigos inseparables que fuimos desde un principio, no dudaría en recibirlo con los brazos abiertos, tal como él me recibió cuando llegaba yo con la cola entre las patas. Fue una bonita experiencia de la que no puedo quejarme, nunca me dio motivos para evocarlo con desprecio, las oportunidades para odiarlo fueron rechazadas por pequeños residuos de mi corazón roto que aún continúan queriéndole. No quiero confundir mis sentimientos porque sé que nuestra chispa ya es punto y aparte, nuestro amor un momento pisoteado pero no arruinado, nuestros días nítidos pero encontrándose muy lejos y a la vez tan cerca, nuestro aprecio sosteniéndose con una soga atada a un árbol pero que probablemente esté al borde de romperse. Hubiese preferido que las cosas surgieran de manera distinta y los altibajos no vinieran capaces de provocar una guerra. Una guerra entre sentimientos confundidos y oportunidades desechadas a la basura, tal vez. Es muy tarde para arrepentirse y ahora puedo decir sin mirar atrás que le he superado y su ausencia ya no carcome mi alma, ni siquiera esa canción de Super Junior que en su momento me sacó un mar de lágrimas. Ahora puedo decir que soy feliz sin él, aproveché la oportunidad de ser plena sin su compañía así como él me lo pidió mientras me miraba con pesadumbre y en un parpadear abandonaba aquello que creíamos irrompible.