Notes

Olympēa Marie Attaway Blackburn.

13/Mayo/1984 – 32 años.
Nacida en EEUU, Georgia.
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Marie, como más solía ser llamada por sus padres, nació en Georgia. La familia Attaway poseía dinero, pues su padre era uno de los científicos más conocido en el país bajo el nombre de Alan Harvey Guth, que tras una serie de sucesos familiares cambiaría su apellido antes de que naciera la pequeña. No muy lejos de la rama científica, la castaña estudió medicina veterinaria. Por el amplio amor que sentía hacia la naturaleza.

La joven siempre había tomado clases de equitación, esgrima y tiro con arco. Lo típico que todas las mujeres de clase social alta solían practicar en los clubs privados. Aunque a ella lo único que realmente llamaba su atención era pasar horas cabalgando.

A la corta edad de 20 años, se casó con joven militar, que había conocido en una de las conferencias físicas de su padre; Scott Miller. Suena irrelevante pero posiblemente que este hombre entrara en su vida fue el hecho que más la preparó físicamente para cuando llegara el caos. Scott, al segundo año de estar casados maltrataba a la joven veterinaria tanto física como psicológicamente. Impidiendo que en la mayoría de ocasiones saliera fuera de su casa, nada más para acudir a ciertos experimentos de su padre, donde en muchas ocasiones Marie actuaba de sujeto.

El día que todo empezó se encontraba mirando por la ventana de su casa. No podía asomarse siquiera pero el estruendoso jaleo que ocurría en las calles logró reprimir el miedo que Scott causaba en ella. Ese día se desató el apocalipsis que actualmente vivían. Su marido no se encontraba en casa, pero por suerte su padre fue a buscarla, haciéndose con el rifle que el militar guardaba, logrando escapar de la muerte, al menos de manera momentánea. Pocos segundos después de subir al coche, Olympēa tuvo la primera mala noticia que desencadenaría muchas más. Su madre y su hermano pequeño habían fallecido intentado huir de aquellos caníbales, aquellos de los que aún no comprendían nada. Y que más tarde llamarían caminantes.

Lo peor ni siquiera había comenzado, pues meses después del inicio Alan y su hija se encontraron con el conocido Merle Dixon. Inocentes creyeron que habían hallado una manera de sobrevivir, un lugar donde todo era seguro; Woodbury. Tan solo pasaron dos días en esa ciudad cuando la cabeza del padre de Marie ya no formaba parte de su cuerpo. Creían que por ser científico debía saber algo más de lo que cualquiera persona en esas condiciones sabía y dado a lo poco que decidió hablar el mayor, el gobernador no dudó en asesinarlo. Pero allí no acabó el sufrimiento de la joven. Pues ese mismo día también interrogaron a la estadounidense, frente a la cabeza de su padre que cobraba vida en la habitación. Sus palabras fueron aún menos concretas que las de su padre, sin embargo, aquello no la costó la muerte, algo que le hubiera dolido bastante menos que ver el rostro de su padre mientras el mayor de los Dixon se aprovechaba forzosamente de ella.

La luz parecía haberse acabado en la joven, no obstante, días después conseguiría escapar, más bien, sería rescatada por el grupo de Rick Grimes casi sin querer.
En una de las batallas que el gobernador organizaba para divertir a sus ciudadanos, se encontraban los hermanos Dixon, rodeados de un centenar de caminantes encadenados. La joven, estaba atada entre uno de aquellos pinchos de maderas y el resto de caminantes que no formaban parte de la pelea, con una bolsa de tele tapando su rostro. Ella jamás recordaría como ocurrió todo, pues tras varios minutos, a pesar de seguir en pie por los nudos que la mantenían rígida perdió el conocimiento. Llevada días sin comer, sin beber, y los golpes que recibía cada día por Merle, era suficiente como para que su físico no pudiera seguir.

Para su suerte, Attaway despertó entre las rejas de una prisión, en una celda. Donde minutos después sabría que un coreano, mientras realizaban el rescate de sus amigos, no había sido capaz de abandonarla a su suerte y por ende decidió salvar su vida.

Así fue como Olympēa llegó al grupo de Grimes. Sin embargo, no fue aceptado por el líder del mismo durante los primeros días, pues él pretendía curar sus heridas y sacarla de la prisión al ser una completa desconocida. Pero la insistencia de la castaña, los favores y ayudas que presto para limpiar la cárcel, así como para ser voluntaria en cada misión contra el gobernador, hizo que la viera de otra forma, ganándose así su confianza y, por tanto, poder mantenerse dentro del grupo.

Hershell, fue la figura que más apostó por ella, logrando que mitigara el dolor por la pérdida de su padre, pues en momentos lograba verlo como tal, dado a la confianza que depositaba en ella. Su muerte fue simbólica para el interior de Marie. Fue asesinado de la misma manera que su progenitor, incendiando cada pequeño matiz de su personalidad. Aquella niña inocente que necesitaba ser salvada despareció mientras mataba con su arma a los acompañantes del gobernador. Nunca más sería débil, siempre se valdría por sí misma y haría todo lo necesario para sobrevivir.

Con ello su carácter también cambió. Su manera positiva de ver las cosas, su persistente sonrisa y aquella ternura que sembraba depositando la confianza en todo el mundo se marchitó, todo fue un desencadenante desde que piso Woodbury hasta esa muerte. Dejando espacio a su matiz más inteligente, a una chica fría, sarcástica, que no se dejaría matar como hubiera hecho tiempo atrás. No obstante, ella jamás traicionaría ni rompería su lealtad con aquellos que la salvaron. No. Dejó el miedo muy lejos pues sería capaz de sacrificarse por todo lo que la importara. Su corazón volvió a latir por alguien, sin embargo, debía reprimir toda debilidad. Y aquel secreto que cortaba su respiración jamás saldría a la luz.

Continuó con el grupo hasta la actualidad. Cada día era un reto, pero estaba segura de haber tomado la decisión correcta, todo era matar o morir. Y así lo seguiría haciendo, hasta el día que la tocara ver la oscuridad, esperando que nunca fuera un simple morir, sino más bien un sacrificio para salvar a otros.

Encontrar un arco nunca fue fácil y tampoco que aquellos fueran buenos o del todo efectivos, sin embargo, las prácticas que tomó en Georgia, habían conseguido que Marie tuviera una puntería realmente buena con la mayoría de las armas. Aunque fuera mucho más concreta con el arco, pero aquello solo lo utilizaba para cazar.
La esgrima había depositado en ella algo de flexibilidad, así como agilidad. Los golpes no eran lo suyo, pero aquel deporte le había ayudado a mantenerse en forma hasta el día de hoy, algo que le beneficiaba cuando necesitaba correr o usar armas de mano. Quizá, lo que la hizo ser una pieza importante del grupo, fue su conocimiento en medicina, ella era veterinaria, pero aquello no la impedía saber cómo coser a una persona, como curar heridas, enfermedades, como cuidar a su gente. Al fin y al cabo, todos somos animales.

Ahora necesitaba más que nunca todas sus habilidades. Todo parecía ser más oscuro con los salvadores. Debía encontrar una manera de salvarse y de salvar a todos, sin embargo, parecía estar fuera de alcance. Al menos de momento.