Notes

Sí, quiero
Finalmente había llegado la tarde a la ciudad, y tras largas horas de preparación junto a mis amigas, mi estilista y una maquilladora profesional con quienes siempre organizábamos todo para los eventos a los que fuese asistir, me encontraba perfectamente lista para dirigirme con cada una de ellas y un chofer, a la preciosa localización que Ki había escogido hacía unos días. Una vez en el lugar me encontraría con mis familiares, amigos y algunos compañeros de trabajo que se asegurarían de darme las felicitaciones, llenándome de elogios y buenos tratos, todo lo necesario para mantenerme levemente ocupada hasta que mi mejor amiga fuese la encargada de indicarme dónde se encontraba mi prometido, siendo que le saludase a la distancia ya que hasta no poner en marcha la ceremonia, no podríamos estar en contacto físico.
Minutos luego, y tomada del brazo de mi padre, me encaminé hasta el sector en el que tanto mi hermoso novio, y dentro de breve esposo, como aquel oficiante que nos casaría en la jornada del día de hoy, se situaban, teniendo de fondo temas de artistas franceses que había seleccionado y, claramente a pocos le tomaban por sorpresa. Estando frente a frente, y cargando entre mis manos un pequeño pero precioso ramo de flores, hice contacto visual con él y permanecí así durante todo el rato, mientras escuchaba atenta lo que aquel hombre decía, o al menos eso era lo que yo intentaba realizar.

Sun, sí quiero.
Después de tantas semanas esperando por aquel momento la ocasión había llegado, y la emoción que sentía por dentro se le hacía nueva, pero agradable a la vez. Horas antes a la celebración se duchó y se puso el traje que había comprado para la ceremonia, vestimenta que no le agradaba mucho pero que debido a la ocasión valía la pena llevarlo. Sin pensárselo mucho y después de mirarse rápidamente al espejo para ver que todo estaba correcto, agarró sus gafas de sol debido al buen tiempo que hacía fuera y se las puso, saliendo de casa y cerrando esta con llave, dejando a Fina y a Blue solos durante un rato. Al volver a verles lo harían ya como un matrimonio, y eso era lo que más le gustaba pensar.
Ya en el coche se dirigió al lugar, quedaba media hora para dar inicio a todo y le sobraba el tiempo. Ya en el lugar esperó impaciente a la llegada del oficiante, pero cuando vio a su prometida a lo lejos no pudo evitar mirarla durante un largo rato sin apartar la vista de ella, se veía preciosa y el vestido le favorecía mucho.
Cuando llegó el oficiante se colocó delante de él para esperar a su novia, quien entraría con su padre y con la música de fondo que había elegido especialmente para la ocasión. En ningún momento apartó su mirada de ella, se le hacía imposible, y en cuanto estuvo a su lado no pudo evitar susurrarle un 'te ves preciosa'.
Dio inicio el enlace y el oficiante comenzó con su discurso: "Buenas tardes, estamos aquí para unir en matrimonio a Daire y Camélia. Primeramente, voy a proceder a dar lectura al acta matrimonial:
Siendo las 19:33 horas del día 14 de abril de 2017, comparecen quienes acreditan ser Daire Kieran Moxx y Camélia Aysun Kaya Allen, al objeto de contraer matrimonio civil en virtud de autorización recaída en el expediente número (el que sea).
Quiero hacer constar que se han cumplido todas las prescripciones legales para la celebración de este matrimonio civil, sin que en la audiencia sustitutoria de edictos se haya presentado ni denunciado impedimento ni obstáculo para esta celebración."

Sí, quiero
Manteniendo la mirada en el oficiante de vez en cuando, ya que al encontrarme con mi brazo entrelazado a su brazo izquierdo, y él tan cerca de mí, vistiendo de aquel modo, estando junto a mí en el momento que a partir de ese entonces pasaría a la historia de nuestro gran amor y continuaría presente en nosotros por el resto de nuestros bellos días, me resultaba más que imposible el no detenerme a apreciarle detenidamente durante muchos minutos, siendo que luego besase siquiera su mejilla y acompañase cada gesto con una sonrisa sumamente amplia, susurrando también algún que otro te amo, y elogio para su persona.
Tras el hombre que estaba autorizado a leer por completo el exhorto que marca la ley, con el fin de contraer matrimonio civil, procedimos a la aceptación del matrimonio, por parte nuestra. Siendo que yo diese cuanto antes posible, el sí, llevando a cabo de este modo mi asentimiento para con mi legítimo esposo y compañero, a quien le amaría y respetaría aún en la pobreza y enfermedad por todos los días restantes de mi vida. En ese preciso instante, y ya con mi primera parte hecha, llevé nuevamente y de inmediato, mi vista a él, se le notaba tan atento y feliz, enseñando más tarde aquellos hoyuelos que tan bien le sentaban cada que se hacían presentes.
Mientras que mi ya prácticamente esposo estaba haciendo lo suyo, yo permanecía en el mismo estado, perdiendo mi mirada y pensamientos en él y nublando por completo al resto del mundo, no podía negar que lo que sentía a diario era más que amor, que no estaba simplemente hipnotizada ni felchada por su tan pura e inigualable esencia, sino que mis emociones por él iban más allá de lo que pudiese describir con la ayuda de todos los expertos. Se trataba de un sentimiento inigualable, único y sensacional. Se trataba de la forma más honesta que pudiese existir para el amor. Me tomó varios segundos volver a tierra, requiriendo de hasta un leve sacudón por parte suya que de lo contrario habría seguido por horas y horas en aquel estado tan bello. Fue de este modo como, ya con ambos dado los sí, procedimos a la la firma de las actas correspondientes a esta ceremonia, y las mismas serían alrededor de unas seis, y en las que de igual modo deberían firmar la gran mayoría de los testigos que se encontraban en ese lugar.

Sun, sí quiero.
Juraría no haber prestado atención ninguna al hombre que se encontraba delante de él repitiendo las palabras que recitaba cada vez que casaba a dos personas, pero no era culpa suya, el tener a su pareja al lado y el que esta de vez en cuando le diese muestras de cariño así como también le dijese 'te amo' eran cosas más que suficientes para hacer que toda su atención se centrase en ella.
Cuando notó que el oficiante daba paso al dar el sí por parte suya, se colocó frente a frente con su en segundos esposa y la miró atento, escuchando cada palabra que pronunciaba y notando cómo nuevamente colocaba en su dedo el anillo que meses atrás había comprado. Aunque hacía semanas que ambos portaban las joyas en sus manos, para ese momento se los intercambiaron de manera que se los pudiesen colocar nuevamente el uno al otro.
En cuanto terminó de hablar y fue su turno, con una sonrisa de oreja a oreja tras oír todo lo que le había dicho, se dispuso a imitar sus acciones. Mientras le volvía a poner el anillo le recordó cuánto la amaba y recitó lo que le correspondía en ese momento, aceptando quererla y cuidarla siempre por el resto de sus vidas. Al terminar tuvo que sacudir levemente a su pareja para que volviese en sí, se había dado cuenta de que había perdido el hilo de lo que sucedía y quería traerla de vuelta a la realidad, su realidad juntos.
Firmaron los documentos que les ordenó el oficiante y, al terminar, sin pensárselo dos veces, agarró a su novia y la alzó en el aire unos segundos, a modo de mostrarle lo feliz que le hacía el que ambos estuviesen ya casados. Cuando volvió a situarla sobre el suelo la acercó a su cuerpo y la besó, la besó sin intención de dejar que se alejase de él, ahora estaban casados y lo único que quería hacer era amarla y hacer feliz en todo momento, y eso haría. Después del beso pero sin separarse de ella, susurró sobre sus labios 'te amo' y la miró a los ojos, esperando su reacción.

Sí, quiero
Después de tanto papeleo y minutos en los que aguardábamos juntos, abrazándonos y llenándonos el uno a otro de besos y caricias que nos hacían ver obligados a echar algunas que otras sonrisitas levemente sonoras, mientras nuestros testigo cumplían por igual con su parte, de un instante a otro noté cómo mi ahora mi esposo me tomaba por la cintura y cargaba en sus brazos y ocasionaba en mí mucho más de lo que sentía a su lado diariamente. Luego de ello me colocó en el suelo con extremo cuidado y originó la unión de nuestros labios, siendo que nos mantuviésemos así por unos minutos, sin prestarle gran atención a los aplausos y festejos que estaban ocurriendo a nuestras espaldas, por parte de todos nuestros seres queridos, quienes manifestaban hermosamente su gratitud para con nuestro compromiso.
Una vez finalizada aquella maravillosa costumbre que teníamos de comernos la boca a besos en todo instante, y sin pausa alguna, ni porque nos quedásemos sin respiración, él se tomó unos segundos para calmar su respiración y pronunciar de inmediato un te amo, al que yo correspondería con una caricia sobre su mejilla izquierda, y un te amo mucho más, de regreso. Mis emociones volvían a descontrolarse, como de seguro las suyas por igual lo hacían, y el deseo de tener su boca en contacto con la mía una vez más, venció toda limitación que quisiéramos inventar y posicionar entre nuestros anhelos compartidos a la hora de 'hacer el amor boca a boca', por lo que sin reprimirnos nos dimos un beso más, aunque en comparación al primero, de una duración mucho más corta pero igual de intenso y maravilloso.
Los minutos comenzaron a avanzar rápidamente y de este preciso modo la fiesta se acercaba, por lo que pasamos todos del 'pequeño' jardín y nos dirigimos a un salón que estaba en aquel precioso lugar, con un sinfín de adornos, alimentos, bebidas y métodos para que todos, incluso los más pequeños de edad, pudiesen entretenerse hasta la hora en la que todo acabase, por al menos, nada más que aquella asombrosa e inolvidable noche.