Notes

Tu risa alcanza a mis oídos, penetrando mi alma. El rubor de tu rostro ensalza tu belleza, decorándola con cierta inocencia, una pureza que resulta en mi mirada perdiéndose en tus rasgos, de modo que no noto de pronto la mano que me regalas con donaire. Una de mis manos reclama el contacto ofrecido y un suave beso lleno de adoración embebido de amor se planta en el dorso delicado. Sintiendo la suavidad de tu piel en mis labios, tu aroma mezclado con el aroma de la crema hidratante corporal hechiza mis sentidos. Inebriante.No suelto inmediatamente tu mano, al contrario, capturo la otra. Ambas se ven cautivas de mi toque. Mis dedos acarician el dorso de ambos, trazando el camino a lo largo de los dedos y las laterales de ellos; viajando a las palmas, mis pulgares masajeando suavemente el área. Mis manos acarician tus muñecas, subiendo por tus brazos a través de la tela. Todo el tiempo mis sentidos están atentos a todo lo que involucra a tu persona, escuchando lo que tu cuerpo tiene que decir, como suelo escuchar todo lo que me dices verbalmente. Así como yo valido cada una de tus palabras, valido tu cuerpo. Lo honro y adoro con pequeños gestos, haciéndote saber que eres mi Reina y la única diosa en el altar de mi corazón.