Notes

-simulación de combate

Abro los ojos. Me encuentro en un callejón vacío y sin salida. El cielo está tan nublado que no puedo determinar que hora es. Lo único que se es que es de día y eso significa que hay que moverse y encontrar refugio así que me enderezo y me levanto del suelo. Rápidamente hecho un vistazo a mi alrededor. Estoy sola, o al menos eso parece. Hago un breve registro de mis posesiones. Todo en orden al parecer.
Decido salir a echar un vistazo fuera del callejón. Con cuidado y sigilo, asomo mi cabeza, escondida detrás de la pared. Nadie, la calle está vacía. Esto se me hace algo extraño, pero no pierdo tiempo en salir. Puede que sea una afortunada coincidencia, tres calles después sigo sin encontrar a nadie. Más que tranquilizarme me empiezo a preocupar. Cuando las cosas son demasiado fáciles significa que las cosas no van bien. Tal vez me estoy volviendo paranoica pero tanto tiempo haciendo esto, mi experiencia, todo me dice que algo malo está por suceder.
Y no me equivoco. Dos cruces más tarde me veo obligada a retroceder y esconderme detrás de un contenedor de basura. Dos Guardias de Calma se encuentran platicando plácidamente, cada uno con un arma descansando sobre el hombro. No hay manera de rodearlos, no hay manera de pasar por un lado desapercibida. La única forma de cruzar la calle es con un ataque directo. Aún así mi mente esta pensando en alguna otra posibilidad. Rápidamente intenta recordar cualquier otra ruta, una vía alterna de escape entre las muchas calles que he recorrido más de un millar de veces. Pero nada. si quiero llegar a la Orilla debo cruzar por aquí. El río no me dejará cruzar por otro lado.
Suspiro antes de lanzarme al ataque. Todavía albergo un pequeña esperanza de que no tenga que luchar, aunque se que si ataco primero tendré el factor sorpresa de mi lado. Son dos contra uno, puede que necesite el factor sorpresa teniendo en cuenta que pueden llamar refuerzos. Me preparo para una carrera rápida y rápidamente le hecho mano a mis dagas. Salgo disparada de mi escondite y antes de que el primer Guardia pueda darse cuenta de lo que está pasando mi daga ya se ha clavado en su cuello. La sangre sale a borbotones de la herida, no tardará mucho en morir desangrado. Uno menos de que preocuparme. Hay algo en mí que no comprendo. Antes de atacar siempre me remuerde la conciencia, algo en mí me impide pensar en quitarle la vida a alguien. Sin embargo en cuanto comienzo el ataque, mi cuerpo se transforma en una máquina de matar y de pronto todo lo demás desaparece, lo único que queda es mi instinto de supervivencia.
El otro Guardia a llamado refuerzos, lo que significa que no tengo mucho tiempo. Tengo dos opciones: la primera es correr para aventajar al Guardia, la segunda es acabar con él y escapar antes de que lleguen sus compañeros. Opto por esta {ultima ya que es la que me da mejores probabilidades de sobrevivir. Desgraciadamente el Guardia parece haber adivinado el hilo de mis pensamientos pues rápidamente carga su pistola y me apunta con ella. Estoy lo suficientemente lejos de él como para cometer una estupidez y eso es justamente lo que hago. Con un rápido movimiento de mi muñeca lanzo la daga en dirección del Guardia quien dispara inmediatamente contra mí. Muy tarde, yo ya me he movido de su alcance. La daga se clava en su mano izquierda, lo cual es una suerte ya que al parecer es zurdo.