Notes

Aguardó pacientemente el descenso de los párpados femeninos, asegurándose en última instancia de que el sentido de la vista en la joven se encontrase inoperante antes de realizar cualquier tipo de movimiento. Una vez hubo desplazado la mano diestra junto al rostro de su acompañante sin que ésta mostrase algún síntoma de percepción, desplazó con la mayor de las discreciones su ubicación: terminando por situarse prácticamente a la espalda de Eleanor. Fue en ese momento cuando, tras retirar gradualmente unos mechones de cabello, los labios masculinos entraron en contacto y desde detrás, con la superficie de uno de los hombros de la muchacha.


Mantuvo en todo momento los ojos cerrados, cumpliendo las palabras que había pronunciado con anterioridad. Mostrándose serena y tranquila; pero internamente presa por la expectación. Sus labios se presionaron entre sí cuando percibió aquel primer contacto. Removió con ligerza el cuello cuando el americano retiraba el cabello, a la par que el cuerpo por no haberse percatado del movimiento del joven hasta colocarse tras ella. Una sonrisa se dibujó en sus labios de manera espontánea no solo cuando sintió esa mezcla entre calidez y humedad por parte de los labios ajenos, sino también por volver a notar su barba de tres o cuatro días acariciar su piel.
— No era a lo que me refería, pero... Me vale. —Comentó en un susurro, en un tono bajo, mientras ascendía una de sus manos hasta poder hundir sus dedos en la nuca de Josh.


Poco a poco la temperatura corporal residente en los labios masculinos fue transfiriéndose a la dermis ajena gracias, en parte, a los fluidos remolques que a modo de caricia depositaba sobre aquella aterciopelada superficie. A las cándidas fricciones pronto se sumó la combinación de un nuevo +
Elemento. Más untuoso, húmedo y pegajoso. Dispuesta la punta de la lengua bajo el área besada, una línea imaginaria fue trazada desde la curvatura del hombro en dirección a la clavícula femenina, coincidiendo en el tiempo con la creación de una opresión alrededor de su cadera. Una vez la +
Extremidad izquierda del muchacho hubo envuelto la figura contraria, la lubricada superficie de sus labios se deshizo en una nueva captura junto al lateral del cuello opuesto, generando un efímero amago de succión que concluyó con el encuentro premeditado de los labios masculinos con el oído
De la morena. — La próxima vez, concreta.


Sus ojos, todavía se privaban del sentido de la vista de manera voluntaria. Puesto que deseaba sin ápice de duda centrarse tan solo en sentir los labios ajenos repartir cándidas caricias sobre su piel. Piel que, según fueron transcurriendo los segundos, y aumentando a su vez el ritmo impuesto por +
Dichos labios, fue erizándose involuntariamente. Había dos culpables. El primero: Josh. Y el segundo: Un escalofrío que recorrió su cuerpo centímetro a centímetro, tras entrar en contacto la lengua del joven. Tragó saliva y, posteriormente, suspiró, despacio; cuando notó aquella presión en su +
Cadera. La mano que aún le quedaba libre, la llevó de inmediato, por pura inercia hasta deslizarla por la extensión de su brazo y finalmente posarla sobre la mano ajena, para dejar un ligero apretón sobre la misma. Al tiempo que, tiraba de los rizos del americano cuando tras el amago de succión, +
Sus labios entraron en contacto con su oído; lo que terminó de acelerar sus pulsaciones y, de un modo casi imperceptible, retrocedió un paso para poder apegarse más su torso y romper, de algún modo, toda distancia.
— No sé si me compensaría concretar... Lo he sentido en todas partes.

(25/06 madrugada).