Notes

Para Frida

Soy de esas personas que piensa muchas cosas a la vez y en la mayoría de las veces siempre las mismas, sobre todo cuando entran en mi como una obsesión. Siempre parto de una posibilidad y de ahí creo muchas bifurcaciones posibles, complicados rodeos. Siempre esta forma obsesiva de pensar me produce mucho letargo: simplemente no hago nada, no cometo ninguna acción; a esto algunos le llamarían “parálisis por análisis”. Pero, al menos, quiero escribirte esto como apuesta de una acción, como si estas palabras ya anunciaran algo que se hace después de tantos rodeos. Escribir es ya en este momento dejarse de rodeos. Escribir es liberarme de esto que he estado pensando y sintiendo por mucho tiempo. ¡Esto es una bomba!

Pocas veces me ha sucedido que algo despierta en mi una atracción muy intensa. La verdad es que no puedo explicarme cómo fue que me sucedió contigo, como si algo externo me tomara y no me dejara nunca más, completamente involuntario. Creo que lo que me atrajo fue tu amabilidad y cordialidad, después en combinación con el café, después Nietzsche, la música y el bajo eléctrico. En muchos sentidos me sentía identificado contigo, me gustaste mucho y no podía negarlo, nadie habría podido hacerlo, esto fue más que evidente para todos y quizá para ti también. Por eso siempre regresé a visitarte y saludarte, casi diario, con pretexto de leer y escribir, pero también al revés, por el pretexto de verte, porque, aunque a veces no platicábamos mucho, me sentía muy pleno para pensar y estar tranquilo. Disfruté mucho platicar contigo, echar una cerveza, confesarnos cosas, platicar de las cosas que nos gustaban y disgustaban, conocernos, compartir música; mientras pasaban muchas cosas en mi cabeza que no podían de ninguna manera ser posibles por muchas razones obvias que creo no hace falta decir. Ahora te escribo esto para librarme de este tremendo rodeo, porque de alguna manera tenía que decírtelo, aunque quizá está de más por tanta obviedad en mis acciones. Pero lo que más me interesa es hacerte saber que esta atracción no es una mera coincidencia mía, porque surge realmente de lo que eres y haces: atraes a muchas personas porque eres una mujer increíble que merece ser feliz porque compartes pura felicidad, con un corazón enorme y con un potencial gigantesco que necesita estallar como dinamita.

De esto que te escribí no busco una respuesta y reconozco lo que puede ocasionar. Aún así me gustaría mucho poder continuar nuestra amistad, quebrada un poco por la pandemia, para seguir compartiendo cosas y pasarla bien cuando nos volvamos a ver.

Marco.