Notes

A través del cristal observaba a mi mejor amigo, y mi peor enemigo, con temor a que corriera con mas prisa, o viceversa. El tiempo me ha estancado, me ha empujado, me ha dañado, me ha sanado. las hojas bailaban por el aire, el viento las empujaba de un lado a otro, y algunas rozaban mi rostro, pero mi mirada no se apartaba de aquel viejo reloj casi destrozado, tantas cosas le han pasado, pero nunca ha parado, el segundero no ha descansado jamas, y mis ojos lo seguían con extrema precisión.
el cristal astillado se desploma de repente, me sobresalto, me miro las manos blancas manchadas de sangre, y observo cada trozo de cristal hallado en el piso, algún día también yo estallaré así si aquel viejo amigo no se da por vencido.
A veces pienso en rendirme, me siento tan frágil, como aquel cristal. Siento que todo va a desaparecer y ese reloj seguirá como si nada hubiera pasado.
Fui a recoger la rosa blanca que se había caído con el viento, y la suelto rápidamente, ya de nada sirvió, ya que también quedaron pequeñas gotas de sangre alrededor de sus tan bellos pétalos.
Ya con mis manos limpias, recogí las hojas que se encontraban por toda la casa, y las puse sobre el piano de cola negro, al igual que a la rosa, formaban un contraste perfecto, el piano, las partituras, la rosa blanca y la sangre.
Esta noche el poderoso silencio me invadía mas. Durmiendo con los mismos pensamientos de todas las noches, me despierta el tic tac del reloj.
Camino a aquel lago olvidado, una gota de nieve reposa sobre la palma de mi mano, desvaneciendose lentamente, el invierno ha llegado, y cada vez los copos de nieve visten mas al paisaje. Me cubro con la bufanda roja que siempre llevo conmigo.
Al llegar a la orilla, descanso en el muelle, esperando a que la brisa fresca llegue a mi.
El agua permanece inmóvil por lo cual se puede percibir un perfecto y definido reflejo de todo. Pero unas ondan rompen la perfecta armonía, como si alguien estuviera ahí.
Al último diente de león se lo lleva el viento, y guía a cada uno de los !"#$%&/()= al horizonte, dejando al tallo completamente solo y abandonado; pero luego se desprende con lentitud de la tierra y viaja sin rumbo por los aires, la brisa debió tener demasiada fuerza para arrancarla.