Notes

Mi amado dragón majestuoso,

Tus palabras me llegan como gotas de miel que caen sobre mi corazón empapándolo en una completa y exquisita dulzura. Ha decir verdad, creo que se encuentra en ese estado cada vez que estoy junto a tú compañía, no sería necesario decir ninguna palabra y una mirada bastaría para expresar aquello que quisieras comunicarme y cualquiera fuese el mensaje, mi interior estallaría en destellos de la más deleitosa revolución. Cada gesto, cada detalle o manifestación de afecto de tu persona hacia mi me llevan a enloquecer —en el mejor de los sentidos —de amor por ti.

Confieso que siempre quise a alguien que me quisiera por completo, con cada una de las partes que conforman mi ser, y por supuesto que, yo también quise a alguien a quien querer sin condiciones, aceptando todo aquello que lo compone. No existe en el mundo alguien más adecuado que tú para ello. Eres mi persona en el mundo, y también te quiero entero, no quisiera cambiar nada de la autenticidad que te caracteriza y me hace adorarte con el alma.

Solo tú podrías comprenderlo todo, solo tú serías capaz de leerme, de ayudar a sanar cada una de mis cicatrices, pues la forma en la que amas es sanadora y revitalizadora, me haces sentir más joven de lo que ya soy, me haces florecer, me haces feliz y me haces sentir más viva de lo que ya estoy.

Y francamente, todo lo que quisieras de mi, todo lo que me pidieras, yo te lo daría sin pensarlo. Eres con quien podría estar horas mirando a los ojos (aún así me sonrojara, mordisqueara mi labio inferior y no pudiera dejar sonreír hasta mostrar mis dientes por lo mucho que produces en mi) sin decir ninguna palabra (quizás si debiésemos pasar una cuarentena juntos), acariciando con delicadeza tu piel, cada una de tus facciones, dibujándolas con mis dedos, y también con quien podría conversar sobre lo que fuese, mostrándonos vulnerables por la madrugada o por el amanecer, brindándote mi comprensión y mi soporte siendo capaz de reconfortarte, así como sé que tu también lo harías conmigo en medio de esas interminables conversaciones. Eres con quien llegaría a hacer el amor por horas o un par de veces pues nunca sería suficiente, y no solo por un deseo fugaz y carnal, más bien por la conexión espiritual que ello significaría que sobrepasaría a lo físico y nos adentraríamos en algo más profundo, en volvernos solo un uno que pudiera de alguna forma expresar ese afecto que a veces no nos cabe en el pecho y no sabemos como transformarlo en palabras. Eres a quien abrazaría por horas hasta reconstruir todas las partes rotas, lastimadas, estresadas, vulnerables, con ternura y afecto máximos.

Lo eres todo para mi,

por siempre tuya,


Audrey.