Notes![what is notes.io? What is notes.io?](/theme/images/whatisnotesio.png)
![]() ![]() Notes - notes.io |
Hoy, último domingo de mayo, vuelvo a celebrar esa personalidad innata de géminis: esa misma que acabó siendo mi más absoluta perdición, incluso cuando ni siquiera sabía que signo del zodiaco te correspondía.
Hoy, ansío recordarte lo que significas para mí. Hoy, quiero demostrarte que el transcurso del tiempo no es sinónimo de monotonía, como muchos acostumbran a declarar, y se equivocan.
Hoy, vengo dispuesta a sorprenderte. A resquebrajar, una vez más, tus esquemas tan sistemáticos y cuadriculados, con « una de las mías ».
Hoy, quiero que vuelva a quedar constancia en tu (pésima) memoria de que tengo un don innato para hacer de tus días, algo inolvidable. Algo que deje una huella indeleble, por la carga de sensaciones que traiga consigo.
Hoy, tan sólo deseo volver a celebrarte. Con Scar; globos, papel de regalo, y tantas velas como cupcakes quepan.
¿Estás preparado? Si no lo estás, hazme caso; date un momento. Date unos segundos para respirar hondo, relajar el cuello y rebajar las pulsaciones. Prepárate, ¿sí? Física y psicológicamente porque… ¡Ésto empieza!
3…
2…
¡Un segundo! Voy a darte una pequeña pista: la preparación de tus sentidos no tiene nada que ver con lo que vayas a leer en los próximos minutos. Esta vez, no. #sólolodigo.
1…
¡¡¡TIEMPO!!!
Volvemos a sumar un año más, un cumpleaños más. Añadimos otro a la lista. Vamos por el tercero y, a mí, personalmente, no me puede hacer más ilusión volver a cumplir; volver a soplar, a tu vera. No miento cuando admito de viva voz que ésta es la celebración anual que más me gusta festejar, desde que te conocí. ¡Aún más que diciembre contigo! Sí, sí. Como lees. No me cabe la más mínima duda al respecto, ¿quieres conocer el motivo de semejante afirmación? Tú, que me has acompañado de la mano durante estos tres años; que me has sostenido cada vez que he amagado con tropezar. ¿Sí? ¡Sé que sí! Está bien. Allá va. La razón es muy sencilla, a este día (en particular) le doy mucho de mí. Me entrego a ello, en cuerpo y alma. Por completo. Me esfuerzo, me implico: le dedico un sinfín de horas de planificación con tal de que todo sea y/o salga mínima y minuciosamente perfecto. Y me veo en la obligación de recalcar el diminutivo, porque nada de lo que yo puedo entregarte hoy, te hará justicia. Nada. No llegará a estar a tu altura. Nunca. Jamás. ¡Pero al menos hay que intentarlo!, ¿no crees? Porque el detalle es el detalle, sí; pero la intención es lo que más cuenta. Como dice Defreds: « lo bonito de los detalles y de las sorpresas pequeñas es cuando te emociona tanto hacerlas, que estás más nervioso tú que el receptor ». ¡Y no sabes lo nerviosita que estoy yo! ¡Lo ilusionada! ¡Lo feliz!
Me conoces tantísimo que, en absoluto va a extrañarte lo que te diré a continuación. ¿Cuál es una de las cosas que más me gusta de este día? Rememorar. Hacer balance. Contar, sumar. Teletransportarme. Mudarme por un rato a aquellos recuerdos que con cuantísimo cariño almaceno en mi memoria, en las instantáneas que decoran la nevera, en nuestros álbumes, teléfonos y dispositivos móviles varios, en las prendas de ropa y en cada rincón interior o exterior en el que alguna vez nos amamos a cámara lenta. Últimamente, con motivo del festejo, no he parado de pensar en ello. En el pasado, quiero decir. En nuestro* pasado en común, corrección. No he parado de darle vueltas a nuestros primeros pasos y posteriores tropiezos. Me veía coqueta, ilusionada y, hablando en plata, cagada de miedo. Cuando ese maldito [y atractivo] muchacho con acento británico, de nacionalidad americana se cruzó en mi camino, no sospeché ni por una milésima de segundo que fuese cosa del destino: de ese hilo invisible que siempre nos (man)tuvo unidos, sin saberlo. No imaginé que, con el transcurso de las semanas, ese simpático desconocido con humor único e inteligente se convertiría, mágicamente, en el amor de mi vida. No sé si fue un flechazo. De verdad, ¡no tengo ni idea! Pero sí sé que, desde que nuestras vidas colisionaron, desde que hicimos, ¡¡¡pum!!!, has estado presente hasta cuando estuviste ausente.
En contra de tu voluntad.
Hoy, con franqueza, me atrevería a admitir, pese a lo descabellado que pueda sonar pronunciarlo en voz alta, que lo nuestro sí estaba escrito. Nunca había confiado tantísimo en nada. O así fue, al menos, hasta que despertaste unas emociones tan sinceras como intensas dentro de mí. Nunca confié así porque, mi corazón, nunca se había enamorado de verdad. Ni encaprichado, ni colgado: enamorado. Nadie logró nunca tanto. No conmigo. ¿Quise antes de que llegaras con tu cabello alborotado a revolucionarme la vida? Sí, quise. Quise mucho. Pero nunca quise bien. Nunca lo suficiente. Y desde que empecé a quererte, sólo he querido hacerlo más y mejor.
Nunca experimenté el amor desde una perspectiva tan sana e independiente. Desde un ángulo tan libre y, a su vez, tan hogareño. Nunca lo viví, porque nunca lo conocí como verdaderamente ha de sentirse: en la piel y en las entrañas. Sin consumir, sin depender, sin cortar las alas. El amor es más amor desde que lleva tu nombre, Bennett. El amor cobró sentido cuando empezaste a quererme. No sé cómo pasó, aún lo desconozco. No sé, tampoco, por qué yo. Porque independientemente de lo que estuviera escrito para nosotros: me costó vida y media sentirme a tu altura. Me costó creer -o asimilar- que yo era todo lo que tú te merecías. (¡Y joder si lo soy!). Pero lo superé el mismísimo día que miré al miedo a los ojos, el día que lo aparté del camino para que no volviera a causar estragos. Ese mismo que soplé las inseguridades lejos, hasta observarlas desaparecer en el mar de mis dudas, para poder entregarte, por fin, lo mejor de mí. +Quizá nunca sepa por qué yo, más allá de los clichés propios de las películas románticas basadas en novelas. Quizá no haya una respuesta a ese interrogante. Pero sí sé por qué me quieres, eso sí lo sé.
Me quieres porque
Me mereces, Josh. Grábatelo a fuego en la piel, por favor. Tú sí, tú siempre. En las buenas y en las balas.
He descubierto, gracias a ti, facetas de mí que ni siquiera conocía. He aprendido a quererme muchísimo más. Tienes el don… El magnífico poder de sanar aquello que ya venía defectuoso de fábrica. ¿Estaba rota? No, no exactamente. No es el término adecuado para definir mi inaccesibilidad emocional. Y sin embargo, me arreglaste. Me has mejorado mucho, muchísimo como persona. He crecido, contigo y junto a ti. Tu apoyo, tu compresión, tu empatía y generosidad son unas de las virtudes que más me gustaron de ti. Esa infinita pureza que reside y palpita en tu bondadoso corazón. Nunca nadie me dio ni un cuarto de la mitad de lo que tú me entregaste en las primeras semanas, en los meses que le siguieron aún cuando ni siquiera sabíamos cómo ponernos de pie y echar a andar sin caernos antes de dar el primer paso.
No. No sabía nada del amor, hasta que llegaste tú para iluminarme todos los caminos.
El amor eres tú.
El amor, siempre serás tú.
Estoy segura de ello al ciento por ciento. Sin titubeos, sin que me tiemble el pulso, sin dudar. Ni lo sentí, ni lo sentiré en ésta u otras vidas con ninguna otra persona porque todo lo que soy, todo lo que tengo: lo comparto contigo desde que pisé el altar y dije « sí, quiero ». Todo lo que sé de él, es gracias a ti. Me quieres libre. Me quieres bien.
Enamorarme de ti no fue una decisión.
Enamorarme surgió de forma natural, sin planearlo. Incluso cuando yo juraba y perjuraba que carecía de esa capacidad, que mi cupo ya estaba cubierto; que mi querer tenía un tope. Porque los sentimientos no se planean, ni se fuerzan. Ni van, ni vuelven. O los sientes, o no. No hay otra opción posible. Crecen y florecen en la boca del estómago hasta anidar y hacerse hueco en ti. Las emociones nacen. Nacen sin buscarlas. Surgen a través de la conexión, de la complicidad y el propio bienestar que el cuerpo experimenta en su compañía. Cuerpo, corazón y mente pueden estar de acuerdo. Y la piel, ¡joder! La piel es la primera que lo reconoce.
Hemos compartido risas y lágrimas; aventuras y desventuras; estabilidad e inestabilidad. Hemos convivido como pareja durante más de veinticuatro meses, hemos estado a pie del cañón y hemos sabido superar cada etapa, hasta cuando no salimos ilesos de ellas. No hemos tirado la toalla, a pesar de que en ocasiones nos haya costado salir del hoyo en el que nos ahogábamos. Siempre encontramos la manera. Porque aunque no seamos perfectos, el vínculo que nos une es inquebrantable. Irrompible, fuerte. Mucho más de lo que podamos ser tú y yo, juntos y por separado. Vivimos la relación con la misma intensidad que el primer día, con la misma ilusión y aún más ganas. Somos reales. Ésto, es real. Lo más real y vivo que he sentido nunca.
Me haces bien. Me haces sentir viva.
Me siento a salvo, en paz. Porque estoy donde debo estar. Porque estoy, donde y con quien quiero estar.
Subas o bajes. No importa cuán oscuro sea el camino, hallaré la luz al final de cada túnel porque, la luz, eres tú. Siempre encuentro la forma de regresar a ti. No hay otra manera, no la hay. Es un hecho incuestionable. Pase lo que pase. Pase el tiempo que pase. Contra viento y marea. Eres lo que más quiero en esta vida, Josh. Sin ti mi mundo ya no volvería a brillar. Mi vida pasaría a ser cine mudo, en blanco y negro. Sin música, sin carcajadas. Sin vida. Sin magia.
Deseo continuar compartiendo memes contigo.
Deseo, también, seguir recibiendo tus buenos días a diario.
Deseo seguir siendo corcho y salvavidas. El elemento que te mantiene unido al mundo real.
+
Nunca imaginé lo acontecería. ¡Bueno! Imaginar, imaginé. ¿A quién pretendo engañar a estas alturas? Nos pensé, a largo plazo. Porque, de abril a diciembre, había un gran trecho o, al menos, en mi cabeza lo parecía. Pensé en ti, conmigo. Celebrando la Navidad, mi cumpleaños, ¡la estabilidad! Mi récord personal en cuanto a relaciones se refiere. Hoy por hoy, estoy segurísima de que aquella fue una descomunal señal en neón que no vi a pesar de estar enfrente de mis ojos, con su constante parpadeo, para atraer mi atención, ¡sin éxito! Lo que quiero decir con ésto es que no creí que aquellas imágenes mentales pudieran hacerse realidad. Mi parte menos racional creería que tú también serías una persona más que entraría y se largaría en cuanto tuviese la más mínima excusa; en cuanto tuviese la oportunidad, justo delante.
Nunca has sido una decepción. ¡Y qué suerte!
No tener expectativas sólo me trajo sorpresas y alegrías. Siempre te las apañaste (y aún apañas) para sorprenderme cuando menos me lo espero, cuando no te espero, ni te veo venir. Constantemente te repito de mil formas diferentes que, si pudiera, te lamería el cerebro. Lo que no suelo pronunciar, más sí pensar con reincidencia, es la de caricias que le dedicaría a tu corazón de tenerlo entre las manos. ¡La de amor y mimos! Ese órgano vital está seguro conmigo. Voy a cuidarlo aún mejor que si se tratase del mío propio, te lo prometo.
« Promesa:
Te voy a querer tanto como te han dañado.
(O más). »
¿Recuerdas? No lo olvides.
Vas a lograrlo, amor. ¡¿Me lees bien?! Vas a conseguir todas tus metas. Todos tus propósitos y objetivos con respecto al futuro, los lograrás. ¡Y muy pronto! ¿Sabes por qué lo sé? ¿Sabes por qué estoy convencida de ello? Porque todo lo que te propones, absolutamente todo lo que te propones sacar adelante, lo consigues. Te lleve el tiempo que te lleve, te cueste lo que te cueste. Es un hecho. Innegable. Hasta lo que aparentemente parece imposible, acabas haciéndolo tuyo. Porque persigues tus sueños como me perseguiste a mí. Por tu perseverancia. Por tu constancia. Por tu « erre que erre ». Por tu capacidad física y mental. Por ti mismo, para demostrarte que puedes, y que lo harás. Lo he visto, créeme. Llevo en tu vida, oficialmente, poquito más de tres años y te conozco. Te conozco de sobra. Mejor de lo que puedas conocerte tú, de hecho. Yo no dudo, yo creo y confío en ti.
¡CUMPLEAÑOS FELIZ!,
¡CUMPLEAÑOS FELIZ!,
¡TE DESEO, JOSHUA!,
¡CUMPLEAÑOS FELIZ!
¡TREINTA! ¡TREINTA AÑOS! ¡NADA DE VEINTISIETE ETERNOS! Ya eres oficialmente treinteañero, y... Joder. Qué bien te sienta cumplir años, amor. Te conservas aún mejor que el vino. Tan sólo hay que prestar atención al cambio físico que has ido sufriendo con el transcurso del tiempo.
+
![]() |
Notes is a web-based application for online taking notes. You can take your notes and share with others people. If you like taking long notes, notes.io is designed for you. To date, over 8,000,000,000+ notes created and continuing...
With notes.io;
- * You can take a note from anywhere and any device with internet connection.
- * You can share the notes in social platforms (YouTube, Facebook, Twitter, instagram etc.).
- * You can quickly share your contents without website, blog and e-mail.
- * You don't need to create any Account to share a note. As you wish you can use quick, easy and best shortened notes with sms, websites, e-mail, or messaging services (WhatsApp, iMessage, Telegram, Signal).
- * Notes.io has fabulous infrastructure design for a short link and allows you to share the note as an easy and understandable link.
Fast: Notes.io is built for speed and performance. You can take a notes quickly and browse your archive.
Easy: Notes.io doesn’t require installation. Just write and share note!
Short: Notes.io’s url just 8 character. You’ll get shorten link of your note when you want to share. (Ex: notes.io/q )
Free: Notes.io works for 14 years and has been free since the day it was started.
You immediately create your first note and start sharing with the ones you wish. If you want to contact us, you can use the following communication channels;
Email: [email protected]
Twitter: http://twitter.com/notesio
Instagram: http://instagram.com/notes.io
Facebook: http://facebook.com/notesio
Regards;
Notes.io Team