Notes

Desde pequeña he encontrado en la escritura el consuelo hacía mi alma, haciéndolo una verdadera pasión y un pequeño escape de mi dura realidad hacía un mundo creado desde mis necesidades. Pero, jamás creí encontrarme escribiendo cosas tristes o plasmadas de amargura, jamás me vi siquiera creyendo que el día que me rompieran el corazón existiría. No porque pensaba que era imposible y poco probable que lo hicieran, sino que no me veía en la edad correcta para que pasará, pero no es que la depresión y los trastornos tengan escala de edad.
He de decir que el escribir estas palabras me causan un pesar enorme porque no me gusta contar mi dolor, pero creo que es lo mejor, porque así puedo sanar, puedo seguir adelanté.
He de iniciar todo este capítulo como algo mágico, algo que jamás había sentido y era como una dro.ga para mí, era único y era especial o bueno, eso yo sentía. Le confié mi corazón de una manera íntima y no me di cuenta que solo era unilateral, pues él no me confió nada, pero, aun así, si me hubiera dado cuenta de esto no me hubiera importado porque estaba tan endiosada, tan enamorada que nada me hubiera importado.
Después de toda la verborrea emocional, he de decir que no importaba nada más que él. Que lo convertí en mi centro, en lo que giraba mi existencia y eso fue un grave error. Acababa de pasar una perdida emocional y necesitaba –por dios que si— todo el apoyo que pudiera y él estaba ahí, tan gallardo, tan galante, tan…él. No hace falta explicar que me tendió una mano “amiga”, que no pude ver sus intenciones a tiempo, solo cuando estaba levantando los pedazos de mi muy lastimado corazón. Me duele creer que la amistad se dañó, pero ¿Qué más daba? El ya no estaba ahí y yo, lloraba por él todas las noches.
Cometí actos contra mi propia integridad física y existencial para dejar de sentir ese dolor, y fue muy egoísta no pensar en mis familiares y amigos, aquellas personas que me intentaban comprender, pero al ser “tan joven” quizás creyeron que no era capaz de sentir tales sentimientos por un ser humano en concreto. He de argumentar que quizás estaban en lo correcto y no solo amor era lo que sentía, quizás era esa necesidad de sentirme amada, de sentirme querida. La situación empeoro y con ella mi deterioro emocional, a tal punto de tener que depender de más gente, de verme en la necesidad de ponerme una máscara para evitar que salieran con su palabra favorita nueva; “toxicidad”. Porque si, quizás fui muy aprensiva y no me di cuenta que caía en un bucle de dolor, en una monotonía un tanto autodestructiva, que incluso aquella relación fue así, pero yo la consideré “perfecta”.
Perdí, amé y me destruí. Sufrí y lloré. No puedo siquiera argumentar que pasaba por mi cabeza en aquellos ayeres, solo doy gracias a esta situación porque pude probar un poco de la locura y agonía, que pude caer y dejar que se me arrastrará hasta el auto sabotaje, de ahí un nuevo amor, pero aun no me amaba a mí misma para poderle amar, así que fracaso; se fue como todos los demás se había ido, con una excusa estúpida y con un adiós falso, pues sabría de su vida poco después.
Pero, al perderlos, al saber que era lo que faltaba en mi vida tuve que ponerme en orden y así, poder amarme y saber que tan valiosa soy. Tuve que perderlo para amarme. Tuve que sufrir para ver la luz en medio de la tempestad, tuve que llorar para saber cuál era la verdadera alegría. Y ahora, ahora…ahora puedo decir que soy plena, que estoy llena de bendiciones pues se lo que es en verdad el amor propio, sé que es el respeto y la valoración. Lamento, lamento dejarme caer por todo eso, pero sé que valió la pena.