NotesWhat is notes.io?

Notes brand slogan

Notes - notes.io

Primero fueron unas cuantas, luego unas centenas.
No era difícil ver que una tormenta se aproximaba y junto con ella una nueva camisa que dejar colgada sobre una silla por lo que restaba de la noche; aun cuando su sombrilla se esbozó contra la naturaleza y la inminencia de su caída.
Kim JunMyeon, amigable pero no un idiota, apuesto, pero no lo suficientemente feliz, aunque quizás solo un poco humano como todos nosotros. Simplemente... Quizás.
"348 años" parpadeaba el recordatorio de su teléfono celular. Había pasado mucho tiempo y probablemente un poco más. Recuerda con explícita claridad que tenía 27 años cuando aquello sucedió, por lo tanto, aquel aviso nunca había sido exacto.
Deslizó la notificación haciéndola desvanecer, desajustando su corbata y con su otra mano llevando una taza de café, depositó ésta sobre la mesa que tenía en medio de su biblioteca para nada minúscula y la que tantas historias se encargó de leer. Se sabía el lugar de memoria, la ubicación en donde éste se hallaba nunca había sido modificada; tomando aquel libro protegido en cuerina y presentado con letras doradas, este lo saludaba con su nombre en la portada "La vida de Kim JunMyeon".
El ejemplar único era lo suficientemente pesado para ser levantado sobre el aire con solo una extensión así que lo posó sobre un mueble, dando de este modo el inicio de una historia que en ocasiones quisiera alguna vez no haber protagonizado.

"Hijo menor, hermano y un joven de excelencia innata, nació bajo la insaciable consistencia de la Dinastía Joseon, de mano del decimosexto sucesor, Injo de Joseon... "
Año 1644, cuatro años después del nacimiento de Dong-kyu, llegué a la vida de mis padres y también a marcar el inicio de mi aquejumbrada existencia. No puedo comentar enriquecedoramente sobre aquellos primeros años de vida y el acotado estilo que llevábamos en ésta; la extensa riqueza que poseíamos parecía hablar y significar más de lo que cada uno de nosotros era dentro de la sociedad. Fueron rigurosos años de disciplina y un constante estado de consciencia sobre aquel mundo, fuera de las fronteras de mi territorio, que era mejor. En los bordes de occidente, aún en Oriente, se hallaba EL mundo mejor, ese en donde la humanidad se estaba despertando y la evolución era lo que significaba. Yo quería estar allí y avanzar del mismo modo, anhelaba que esa utopía ocurriera en mi mundo, pero las condiciones ni nuestra mentalidad parecían estar listas para ello. Entonces fue cuando moví mis fichas y junto con años de adoctrinamiento, logré, difícilmente, conseguir un viaje a hacia las nuevas ideas, la rutina ajetreada y finalmente, hacia el desenlace de mi vida terrenal.
"...murió durante el gobierno de Hyeonjong de Joseon, decimoctavo sucesor de la Dinastía."
Mi línea del tiempo ubicó su punto culmine a los 27 años humanos, «presuntamente», falleciendo en la capital de Inglaterra, Londres. La causa supuesta fue un grave y avanzado caso de aneurisma cerebral, que, si bien mientras estaba vivo no se conocía dicha terminación, el libro que sostenía ahora mismo entre mis manos tenía 283 años menos que yo, siendo exactos, y por ende también era más actualizado.
El punto de inflexión entre lo que fui y soy me encontró frente al amanecer más hermoso que había visto en 27 otoños, sobre un balcón a cinco pisos de la realidad que alguna vez había deseado tener y la que en ese entonces estaba transcurriendo un cambio agigantado como el que mi felicidad iba adoptando.
Era libre, feliz y quien siempre había deseado ser, pese a tanto silencio que había guardado, la vida parecía tener algo que contarme día tras día, pero sabía que algo estaba mal, algo no estaba yendo bien, realmente no me sentía bien.
A veces soñar tanto algo no quiere decir que pasará o, siquiera, que durará una vez teniéndolo.
Entre el alba y lo poco que me quedaba de vida, me desvanecí con mis ojos hechos cristal y una sonrisa risueña. Estaba aferrado a la idea de vivir, y definitivamente este no sería el fin... Ni siquiera, hasta el día de hoy; cuatro siglos más tarde.
A partir desde mi muerte, he añadido volúmenes al trabajo bibliográfico que la familia descendiente de mi hermano se encargó de empezar con este primer ejemplar. Poseía alrededor de 8 libros más, cada uno con su intervalo propio, sin embargo, todos poseían un suceso en particular.
1er Volumen} Hacía el año 1680, me encontraba movilizándome en una diligencia hacia las vastas tierras de China; durante los años anteriores había estado buscando algún tipo de respuesta a lo que me había ocurrido. Obtuve como contestación la sugerencia de tomar este viaje en el que, puedo revelar, conocí a mi primer amigo en la marginalidad de la soledad. Su nombre era Zhang Yixing, tenía, particularmente, 27 años la primera vez que lo vi, era el único hijo de un matrimonio; el mismo que me habían sugerido atender en una consulta debido a mi ‘peculiar condición'.
Nunca había visto el lado mágico (ni el real) de China con los mismos ojos de infante que use aquella vez que me comentaron sobre lo que realmente pasaba sobre mí.
Yo existía por la misma razón y con la misma intensidad en la que mis padres hubieran deseado no tenerme en sus vidas. Se trataba de un efecto alterno a lo que principalmente debió ser y no fue; que yo no naciera, pero aun así sucediera. El estimulante que me hacía ver vivo y muchos años después, decir que soy eterno, era mi deseo de mantenerme cálido, respirando y permanecer con vida.
Amaba creer que estaba vivo.
La teoría principalmente me pareció una gracia muy tonta, pero entre risas era lógica; jamás había formado un lazo con mi familia, ahora lo entendía: el viaje era no más que una fuga de un parásito que no querían.
Aunque luego de unas largas y extensas sesiones con la familia Zhang, el hijo, Yixing, atendió mi desahuciado pesar, no era como si le doliera, pero ciertamente hubiera deseado que fuese diferente.
Solíamos reírnos de sus ocurrencias bastante absurdas y en la privacidad de dos pares de bocas parlantes y un poco ebrias, sobre las ideas que, en ese entonces, para él eran ilusiones. Hablábamos de viajar, de darle un paseo ilícito por las calles invernales londinenses de diciembre, tener nuestro propio rebaño de ovejas y ser pastores dedicados a solo a ellas. Nunca había conocido a alguien quien con muchas cosas deseaba compartir, experimentar o lograr hacerlo vivir tanto como yo pudiera existir: le tenía tanto amor a la vida, casi de la misma intensidad con el que les tenía a las estrellas, que, según él y sus padres, regían nuestra vida y existencia. Soñaba con ser alguien grande, tenía muchas aspiraciones mientras tosía cada vez y en cada sueño, más bruscamente, hasta que, en el conglomerado de lo que usualmente expulsaba de su boca, se vió lo roja que podía ser la sangre.
Yixing murió en el año 1683. Padecía de tuberculosis.
En la lejanía del viejo país y en lo que alguna vez deseé hacer junto a mi amigo, recorrí otros caminos, llevando conmigo, solamente en mi memoria, el hecho de que por primera vez pude hacer un amigo.

2do Volumen} Con la permanencia de mi salud a pesar del riesgo que había tenido al exponerla hace no más de 20 años atrás, pude compilar diferentes factores que me aseguraron, a ciencia cierta, que además de inmortal, era inmune a la enfermedad o a cualquier damnificación que podría llegar afectarme.
Para ello tuve que encontrarme con quien era en ese entonces, uno de los médicos más renombrados de todo el siglo XVIII: Kim Min Seok. Él era un ávido hombre dedicado a su doctrina, fanático del morapio, inclinado a la inmunología. Recurrí a él luego de varios monólogos personales sobre si tomaría mi caso, tomando en cuenta que, para ese entonces, tenía unos 60 años, pero lucía como alguien cercano a las tres décadas, o menos.
Primeramente, como cualquier lógico con terquedad le pareció una irrevencia el atrevimiento de compartir un mismo consultorio, con quien decía tener 60 años, nunca haberse enfermado y sonar serenamente normal y de acuerdo con todo ello. Casi me echa del lugar.
Mi tratamiento fue privado y duró un tiempo total de 12 semanas. No había más actores que yo y ese doctor que, cada vez que lo veía tomar una taza de café, sus manos temblaban más y su sonrisa se esbozaba hacia los lados. La cordura entre nosotros se desparramaba con mi existencia sobre ella, lo único que lo mantenía en vela era su lógica, el respeto y el constante deseo de saber que era aquello ‘malo’ que tenía. Fui sometido a diferentes antígenos y diversas pruebas que sobre alguien construido normalmente no hubieran tenido otros resultados que no desencadenaran a la muerte. Lo más agobiante fue vivir en el limitado perímetro en el cual se extendía la casa de MinSeok, sin contar mis repetidas inyecciones. Aunque fue llevadero junto a la presencia de mi doctor, que poco a poco, tuvo que tomar más tacto con la sociedad y de ello todos los días a la misma hora, darme una idea de lo que era ser normal: de lastimarse, de caer, de sangrar y de morir.
No era un chiste, mucho menos una burla de noticias lúgubres, pero casi, desee alguna vez poder haber muerto junto con Zhang Yixing.
A medida que el tiempo pasaba nuestras charlas cerradas tomaban forma de lo que había llegado a considerar una nueva amistad. Lo sabía tenía otras raíces, pero eso no cambiaba el hecho de que, a pesar de ser la única persona con quien debidamente podía tener contacto, me escuchaba y creía cada historia que tenía para contar, sobre lo que había sido, lo que viví y a quiénes había conocido. MinSeok se volvió también un amigo. Uno con quien, a pesar de toda esa maraña de pensamientos definidos y estudiados, había aprendido a creer en lo radical que resulta pensar que sabes todo a no saber definitivamente nada.
Mis estudios terminaron a la vez que lo hizo agosto.
La conclusión: “Definitivamente no puedes ser real”.
Reímos, nos dimos un abrazo y esa fue la última vez que vi a Kim MinSeok.

Años más tarde, me enteré por bocas de algunas mujeres adineradas de Corea, que él había fallecido.
3er Volumen} Fue hace 244 años atrás, la incidencia de pobladores asiáticos era algo reducida en lo que respecta a Estados Unidos, quienes hace solo dos años atrás, habían firmado su tratado de independencia. Yo me encontraba por esos rumbos dirigido a ver exclusivamente cómo una sociedad más vulgar de la que solías encontrar en Europa, empezaba a nacer entre la guerra con un fuerte olor a libertad. Mis motivos parecían románticos pero la realidad que me rodeaba en ese entonces fue algo brusca así que a pesar de la riqueza que con los años logré recolectar, me vi expuesto y consumido a comercializar diferentes bienes materiales, fui un tipo de proveedor importante que conectaba Asia con América.
Pude conocer personas de diferentes lugares en las costas americanas, nuestro trabajo estaba en pleno apogeo durante esta época por los mencionados conflictos que, en ese entonces, 1774, estaban retrocediendo. En una jornada de pagos e intercambios, pude ver por sus precarias y notables condiciones, como un joven de tez pálida y rasgos similares a los míos, tomaba débilmente y como podía una carga de lo que parecía ser arroz embolsado. Los arrapos que llevaba como prendas variaban en tonalidades sepias y opacas; y la sonrisa jovial que debería haber tenido para la edad que llevaba en su rostro, simplemente no estaba.
Tomé aquella bolsa sobre mis hombros y sin palabra alguna la llevé hacia donde, con solo miradas, me indicó él. Planeaba despedirme y dejar a la suerte la próxima vez que nos viéramos de frente, pero al momento de palmear su espalda, percibí notoriamente su omóplato izquierdo.
El joven se llamaba Oh Sehun, usualmente solían decirle solo por su nombre, así que no hice que se perdiera la costumbre en lo que duró su larga compañía a mi lado.
Fue él quien con un entusiasmo que se acrecentaba al paso del tiempo como su confidencialidad, recorrí mucho trazo de mi vida comercial. Nos volvimos personas que tenían negocios, poseían socios y mucha materia que comerciar, pero, sobre todo, era alguien que también llamaba amigo.
Podría contar nuestros centenares de aventuras en tierra y mar, las veces que lo lance al agua por la borda cuando me hacía enfadar o la primera ocasión en la que tomó alcohol: su rostro y mis carcajadas. Oh Sehun fue quien hace mucho tiempo me hacía falta tener en mi vida, lo crie como un hijo, pero lo traté como un mejor amigo.
Luego de explorar los vastos océanos que separaban los continentes del planeta, decidimos que era hora de caminar más por tierra que agua.
Oh Sehun tenía 35 años cuando le tomé la foto que hoy mantengo en mi biblioteca: en ella se lo ve enfrente de su gran hogar, radiante, feliz y a su lado una hermosa mujer y entre sus brazos una pequeña gota de lo que él es, su hijo.
Para el año 1818 supe que sus hijos tenían una de las grandes asociaciones que prestaban dinero en el mundo, dicho esto, era lógico pensar que mi compañero ya había fallecido.
4to Volumen} Durante esta época, aún me encontraba en América, no precisamente en la parte norte si no en el sur. La diversidad que se manejaba en el nuevo continente era bastante evidente. Había personas de muchas partes del mundo buscando, de forma hambrienta, alguna sobra de las riquezas que los europeos se habían llevado de estas tierras. Yo estaba por allí viendo como algunos territorios se iban liberando de lo que llamaron ‘tiempo de revoluciones’. Aquí los prestamos estaban a flote, una familia en particular, la misma que me comentó sobre el dato de Oh, se volvió allegada a mí y, primeramente, creí que a mí dinero. El hijo menor fue quien, en tiempos de guerras y en el desespero de estas patrias, concedía los prestamos más pequeños a las naciones de este lado del planisferio. Su nombre era Byun Baekhyun, hijo de un matrimonio adinerado por los intereses que les cobraban a sus acreedores y hermano menor de la cabeza actual del empréstito.
Se vieron relacionados conmigo principalmente debido al dinero. Si algo faltaba, yo colaboraba, si alguien debía pagar, yo me encargaba de que lo hiciera. Años antes de dicha alianza, me vi interesado en seguir la carrera de abogacía en Estados Unidos, todo ese proceso volátil, me había afectado demasiado. Con años de estudio encima y dinero sobre el hombro, bolsillos y bancos, fui llamado a ellos y aceptado con un apretón de manos. Siendo específicos, con la siniestra de Byun BaekHyun.
A lo largo de las expensas, billetes, cheques y muchos viajes, me convertí de ese joven adinerado, bien parecido y de carácter animado, algo así como un amigo. Éramos muy opuestos, en ese entonces yo no podía llamarlo a él como él lo hacía conmigo. Aunque eso no duro por mucho. Hubo una temporada, la recuerdo con claridad, en la que casi me veo expuesto sobre quién era. Un trato algo vertiginoso me vio incluido a mí como un sospechoso vivaz de alguien falso o que relativamente debería estar muerto. Habían descubierto, uno de esos viejos hombres codiciosos, de dónde es que recordaban a tal rostro que se trataba ni más ni menos que el mío. Sabían muchas cosas sobre lo que respecta a mí y mi pasado, pero el dato que hizo que me mirarán tal como si me pudieran clavar una espada, fue el de mi rostro en los grandes negocios de américa del norte mientras firmaba al pie de la una hoja el contrato del hombre mayor.
Con desespero busque una excusa mientras miraba hacia todos lados y mis dedos se paseaban sobre la pluma que tenían, Byun saltó a la deriva por mi cuenta y con la excusa de un parentesco familiar en relación con mi hermano, disipó duda alguna. Hasta ese entonces no me había dado cuenta que había olvidado a quiénes alguna vez fueron mi familia.
El efecto de la ocasión quedó notablemente en el paladar de BaekHyun, pero no fue necesario que lo dijese, el muchacho no preguntaría, no hasta que yo fuera quien le contaría la realidad de los hechos, mi vida y la certeza feroz que ese viejo señor tenía.
Y ¿para qué? Me vi sumergido entre risas, más preguntas y muchas expresiones de asombro. Lo vi en sus ojos, era alguien que, a pesar de estar rodeado de dinero, malas perspectivas, una vida activa y demás, era alguien que creía, alguien quizás tan creyente como yo de lo mágica que resultaba la vida. Desde entonces nos volvimos muy unidos, aun cuando opte por abandonar la idea de prestamista, según él había sido una elección muy sabía, tomando en cuenta que ya pasaba los 221 años humanos.
Mi edad para él siempre había sido una burla, aun cuando estábamos en su lecho de muerte, solo él y yo, en su gran habitación.
Byun BaekHyun murió por vejez a los 70 años, antes de morir volvió a reírse una última vez por lo estúpida y loca que le parecía la vida.
5to Volumen} Podría llamarme a mí mismo como alguien que no quería dejar las tierras del oeste del planisferio para cuando llegaron los años 1900. Volví a tomar camino hacia la parte norte y ya por estos años en Estados Unidos podías encontrar una variedad de asuntos a los cuales prestar atención. Uno que en particular me llamó la atención fueron los estilos musicales que se habían empezado a dar con auge dentro de esta sociedad. Charleston había empezado a esparcirse por los años 1920 en adelante, yo concurría, cuidadosamente cubierto con un sombrero a las actuaciones que se daban en el Moulin Rouge. Y en una de tantas escapadas escondidas, conocí a un muchacho de rasgos morenos y asiáticos: su nombre era Kim JongIn. Él había quedado en américa debido a su familia, de forma secreta, concurría a estos eventos y sin que nadie lo supiera, muy comúnmente, participaba en ellos. Le encantaba bailar.
Sus padres hubieran estado innegablemente en contra de sus deseos y voluntad por lo que, en una mesa de aquel gran recinto, solíamos sentarnos a charlar y beber, reír ebrios de nuestras vidas y quejarnos de lo recata y prejuiciosa que resultaba ser. Si supiera cómo era cuando yo había nacido…
Si no nos hallábamos hablando, me encontraba yo viéndolo danzar en el escenario, no hubo ningún interés doble por allí, lo único que sí puedo decir que sobro fue la gran admiración que sentía sobre ese muchacho que a pesar de lo mucho que la vida le reprimía, lo veías sobre los escenarios con una sonrisa. Sus aspiraciones iban de bailar en grandes lugares a trabajar en musicales. Sobre todos ellos yo y él sabíamos que quizás nunca se cumplirían, no por la sociedad en sí, sino por su familia.
Kim JongIn fue mi amigo hasta que vi su sonrisa desvanecerse y sus sueños dormirse con él. No había sido el tiempo, habían sido las pocas ilusiones que le quedaba de ser feliz en este hilo que nos unía y se llamaba vida. Falleció a los 25 años y no puedo decir más que lo hizo como él lo quería.
6to Volumen} Luego de haber pasado varias semanas nocturnas en el bar que solía visitar luego de algunas clases que tomé, decidí volar hacia China, supe que estaban en guerra una vez las tropas americanas salieron en busca de las suyas. Blindado con más estudios que antes y recordando un poco de las charlas que alguna vez tuve con un entregado amigo, había estudiado lo que aún se conocía como medicina, cada clase con un vaso de licor en las manos. No iba a deslizarme hacia esos rumbos sin aportar más que mi presencia que en ese entonces era un estorbo. Los años de la tensa sensación mundial se habían extendido más de lo deseado cuando aquel conocido dictador había vuelto a reclamar el poder que alguna vez perdió: estábamos en el desenlace de lo que fue la Segunda Guerra Mundial. Do KyungSoo era un soldado de origen coreano y chino, nos conocimos en este tiempo de muerte y desolación. Él era un hombre valiente y de pocas palabras, en su placa conmemoratoria reluce resplandecientemente el gran logro de haber salvado a 123 compañeros en tierra de fuego. Con el tuve poca charla, pero muchos gestos, no éramos concurrentes, pero si internos. Por las noches dentro de nuestra tienda, solíamos charlar de lo poco que quedaba para que esto acabara, de todas las explosiones que en un día había visto, de la deliciosa y abundante comida que su madre le preparaba. Solía decirme que estar aquí le hacía sentir orgulloso de él mismo, de su nombre y su apellido, siempre y cuando viera la bandera de su país en los aires flameando independiente. Fue un hombre de buenas intenciones, aun cuando sobre su pecho cargaba un arma que a veces disparaba. Puedo jurar que ni una sola bala no haya sido en forma de defensa.
Se acercó el año 1945, la guerra flamante solo destilaba cenizas y a ese hombre codicioso lo dejaba nuevamente rendido y perdiendo. Fuimos llevados por pelotones hacia los aeropuertos de la nación, varias veces levanté la cabeza para lograr ubicar a Do KyungSoo.
En las tierras menos opacas y con lágrimas en los ojos me enteré que él no llegó.
Y deslizándose por mis mejillas, a la misma velocidad en la que recordaba las noches despiertos, bajaban y desaparecían sus sueños y esperanzas. Aquel muchacho de honor había muerto y jamás pudo ver a su país siendo libre como el siempre deseo.
7mo Volumen} Park ChanYeol fue a quien tuve por amigo a los fines de los 90’ y principios de los 2000. Había pasado demasiado tiempo desde que no se veía a Corea como algo más que un reino de dinastías duraderas. Los últimos años del muy movido siglo me habían llevado a desembocar nuevamente en estas tierras, pero también en unas nuevas. Particularmente relacionadas con la música. Conocí a Park cuando casualmente, hubo una explosión dentro de la música en Corea del Sur, habían empezado a surgir grupos en donde antes se conocían solo himnos y canciones patrióticas. Él resultaba ser nada menos que el productor de la primera banda que dicho país vio nacer y hoy en día explotaban en el mundo, el K-pop. Seo Taiji and Boys eran los muchachos para quienes solía componer y producir temas comerciales. Sin embargo, nuestra amistad se remonta hacía los tiempos en los que ambos nos internábamos en las cuatro paredes de su habitación con muchos cables eléctricos y poca iluminación. Cada ritmo había que escuchabas en un cuarto con solo dos personas, luego del debut de dicho grupo, era un éxito que toda Corea tarareaba. Su fama se volvió grande pero jamás su ego, tenía las mismas y mejores cualidades de las que estudiábamos en la academia de música de Seúl. Yo estuve allí en cada acorde y cada palabra, también de testigo en la forma que su vida iba tomando y la misma a su alma.
Par ChanYeol había dejado que sus sueños lo tomarán y que estos lo superaran más de lo que su vida significaba. Quiso permanecer tanto como la música le dejará, ya que, si la vida aquello no podía concederle, entonces él buscaría la forma de hacerlo de todos modos.
Murió poco antes de que la banda que hizo crecer se disolviera.
Pareciera que al fin y al cabo él había sido realmente el arte de todo esto.
8vo Volumen} Con el pasar de los años elegí que mi vida transcurriera los últimos sumergidos en la música. Para el año 2000 fui nombrado CEO de la empresa SM Entertainment. Los años siguientes nos basamos en reclutar nuevos aprendices para poder comercializar nuestra música de forma internacional, por lo que día a día se trataba de adoctrinar y encontrar personas que confiaran en lo que aún se entendía por nuevo y diferente.
Hubo una época en la que ni siquiera yo mismo pude entender cómo fue que mi existencia pasara de abarcar grandes problemas a ser agradecida por varios jóvenes y aclamada por muchas personas. Entre el desconcierto y la perdida hubo un joven con sonrisa de rasgos similares a un gato que con cuya voz, despertó mi atención y mató mi desahuciada razón. Su nombre era Kim JongDae. El período que le tomó para concretarse como un cantante activo solista de unos 6 años, él junto a un grupo de 11 chicos de diferentes nacionalidades conformaron un grupo al que tenía como proyecto desde el año 2006 y llamé EXO.
Si bien en el paso del tiempo algunos de ellos se retiraron, el grupo continuó y con el, el talento del joven Chen, nombre artístico con el que lo había bautizado. Desde el llamado de atención que me provocó escucharlo cantar, procuré seguir a su lado de forma incondicional, de forma profesional como personal. Sin duda y siendo uno de los motivos que me ayudaron a ver el porqué de esta posición convalidaban lo suficiente la razón para tenerle una gratitud la cual él se encargaba de lucir con su talento.
Desde el año pasado nos encargamos de ultimar detalles de lo que sería su debut en solitario. Su álbum se llamó “April, and a flower” y constaba de seis canciones. Toda seguían un ritmo suave y tranquilo con letras que le hacían par al mismo. Y él se encontraba inmensamente feliz de al fin haber logrado algo que tanto había deseado. Compartí con este chico cada emoción hasta este desenlace, e incluso cuando me enteré por llamada telefónica que lo había perdido.
Y todo por solo un instante.
JongDae había chocado en camino a una de sus presentaciones.
Él solo tenía 26 años y a mí me resultaba cada vez más un poco menos emocionante la vida.

Por ello es que hoy conmemoro este día como el día de mi muerte.
El tiempo se ha llevado amigos, cariño, afecto, historias, lágrimas, risas y vidas enteras. Yo estuve allí para ver cada una de ellas irse de mis manos.
No tengo el poder para cambiarlo todo ni hacerlo permanecer, el amor que tenía a la esencia de lo que poseo hace más de tres siglos se ha desvanecido con la misma intensidad que solía tener en cada carcajada que brindaba con quienes fueron mis amigos.
Ahora solo me resta padecer hasta que mi desenlace llegue, y creo yo, no tardará en hacerlo. Porque no me siento quien alguna vez fui o quise ser, simplemente ya no deseo vivir esta vida que elegí mantener.
-Kim JunMyeon, año 2019, último escrito registrado.
El libro fue cerrado y sobre su tapa una estela de piel muerta descansó deteriorada.
     
 
what is notes.io
 

Notes is a web-based application for online taking notes. You can take your notes and share with others people. If you like taking long notes, notes.io is designed for you. To date, over 8,000,000,000+ notes created and continuing...

With notes.io;

  • * You can take a note from anywhere and any device with internet connection.
  • * You can share the notes in social platforms (YouTube, Facebook, Twitter, instagram etc.).
  • * You can quickly share your contents without website, blog and e-mail.
  • * You don't need to create any Account to share a note. As you wish you can use quick, easy and best shortened notes with sms, websites, e-mail, or messaging services (WhatsApp, iMessage, Telegram, Signal).
  • * Notes.io has fabulous infrastructure design for a short link and allows you to share the note as an easy and understandable link.

Fast: Notes.io is built for speed and performance. You can take a notes quickly and browse your archive.

Easy: Notes.io doesn’t require installation. Just write and share note!

Short: Notes.io’s url just 8 character. You’ll get shorten link of your note when you want to share. (Ex: notes.io/q )

Free: Notes.io works for 14 years and has been free since the day it was started.


You immediately create your first note and start sharing with the ones you wish. If you want to contact us, you can use the following communication channels;


Email: [email protected]

Twitter: http://twitter.com/notesio

Instagram: http://instagram.com/notes.io

Facebook: http://facebook.com/notesio



Regards;
Notes.io Team

     
 
Shortened Note Link
 
 
Looding Image
 
     
 
Long File
 
 

For written notes was greater than 18KB Unable to shorten.

To be smaller than 18KB, please organize your notes, or sign in.