Notes

Escuché lo que decías con toda mi atención puesta en ti; en el sonido de tu voz, en el significado de tus palabras, en la expresión de tu rostro, en el movimiento de tu cuerpo cuando quedaste a horcajadas sobre el mío, en la forma en la que evitabas mi mirada... Sin embargo, en un momento dado, cuando te encontrabas haciendo una pausa, ambas se acabaron encontrando, y pude ver en tus ojos lo realmente preocupada que te encontrabas. Dejé salir el aire por mi nariz en un nuevo suspiro en el que imprimí también mi propia preocupación; no me gustaba nada verte de ese modo y mucho menos por mi culpa. Extendí mi brazo para buscar con mi mano tu nuca y así entrelazar mis dedos entre los mechones de tu pelo cuando tus labios buscaron los míos, respondiendo a tus besos con la misma delicadeza con la que se movía tu boca. Entreabrí la mía en varias ocasiones para buscar tu lengua, sintiéndome realmente sediento por sentir el sabor de tu boca sobre ella a través de tu saliva mientras mi cabeza se ladeaba una y otra vez en un movimiento rítmico con el que salía y entraba dentro de tu boca con lentitud, dejándome llevar por el húmedo sonido de nuestros labios encontrándose una y otra vez. Sentía estos últimos hinchados a causa del desgaste cuando te separaste para decir aquellas últimas palabras que me robaron el aliento, buscando tu mirada con cierta ansiedad justo después mientras mi frente se apoyaba a la tuya. Sin decir nada, nos levanté a ambos de la silla, manteniéndote a horcajadas sobre mí mientras dirigía mis pasos hacia la cama. De ese modo, te dejé caer lentamente sobre la superficie del colchón mientras que mi propio cuerpo también se iba colocando sobre él y parcialmente sobre ti. Me di ligeramente la vuelta para dejarme caer sobre mi costado y, de ese modo, quedar tumbado de lado en tu dirección con la intención de no quitarte el ojo de encima. Me apoyé sobre mi codo para mantener la postura ligeramente recostada hacia ti, de tal modo que mis labios volvieron a buscar los tuyos de la misma manera ansiosa pero delicada con la que se habían encontrado cuando estábamos sobre la silla. Continué besándote durante unos prolongados segundos más, dándome cuenta en ese momento de la falta que me habían hecho aquellos besos estos últimos días, y sobretodo esta noche después de lo ocurrido. Me quedé con la respiración bastante tocada cuando conseguí separarme de tu boca, sintiendo nuevamente la superficie de mis labios hinchándose mientras trataba de respirar con normalidad.

- Me parece que es un poco difícil esto de intentar no follarte a la mínima oportunidad. Me estás robando el aliento únicamente con una mirada y algún que otro beso, y a pesar de que ahora mismo estoy a gusto de cojones contigo a mi lado, no puedo evitar que la idea de hacerte el amor cruce mi mente constantemente. Me pones demasiado y te deseo cada vez más. Yo también me estoy enamorando de ti. De hecho, creo que ya lo estoy y que simplemente estoy tratando de evitar pensar en ello. Eres lo que siempre he buscado y que pensé que jamás encontraría porque creía que simplemente no existía. He tenido una suerte de cojones encontrándote. Eres mi suerte. Aún recuerdo el día que apareciste en mi vida medio amenazándome porque querías conocer al tipo con el que se relacionaba Mess. Debería de haber sabido desde ese momento que me ibas a cambiar la vida. Te quiero a rabiar. De verdad que lo hago. Quiero que sepas que, aunque haya días que no estemos tanto en contacto porque me encuentre fuera de casa, me acuerdo de ti todo el tiempo. Tu cara se me viene a la cabeza en algún momento del día, o alguna conversación nuestra, o algún polvo, o alguna de tus tonterías que me hacen tanta gracia. Me ocurre de verdad. No construyo ese muro las veinticuatro horas del día, y mucho menos me olvido de ti. Es imposible. Estás siempre presente. Si tengo tantísimo miedo es que porque sé que te voy a querer más, mejor y con más madurez de lo que haya querido a nadie hasta ahora. De hecho, es muy posible que ya lo haga. Significas mucho para mí, y creo que no te haces una idea de ello. No quiero dejar de escuchar un solo día esos ''osea'', ''sabes'' o ''vamos a ver'' tan característicos de ti, ni quiero que haya un solo día en el que no me cuentes alguna de tus anécdotas que me hacen reír tantísimo o que despiertan en mí un desmesurado interés. Te quiero para lo bueno, pero también para lo malo. Desde el momento en el que te propuse la relación supe que me estaba enamorando de ti. He pasado unos días bastante inmerso en todos los detalles que podían salir mal, pero me he cansado. Eres lo mejor que me ha pasado y no voy a alejarte de mí; tampoco puedo yo alejarme de ti. Te quiero, y te quiero muy cerca... y cuanto más cerca, mejor.