Notes

Sabías cómo llevarme al límite, y lo peor es que eras plenamente consciente de ello. No solamente me quedé sin aliento una vez más cuando vi cómo te acariciabas tu propio pezón y obligabas a mi mano a hacerlo con tu otro pecho, sino que esta vez pude sentir que además mi entrepierna comenzaba a ganar tamaño con demasiada facilidad. Este último incrementó aún más cuando sentí tu lengua vagando por mi boca, sacando la mía automáticamente para lamer tanto tu lengua como tus labios fuera de nuestras bocas en un sucio y prolongado arrastre con el que llevé la punta hacia una de tus comisuras, donde me ensañé especialmente. A pesar de que amagaste con volver a separarte, no te lo permití. Escuché a duras penas ese último comentario que hiciste acerca de la cerveza al mismo tiempo que mis manos tomaban tu cintura y te pegaban a mí, de tal modo que tu cuerpo giró con el mío cuando mis pies lo hicieron sobre mi posición. Acorralé bruscamente y de un golpe seco tu cuerpo contra la encimera que tenías a tu espalda, sobre la cual te terminé subiendo poco después. Durante todo el trayecto me aseguré de hacerte sentir la dureza de mi entrepierna, en un primer momento apretándola contra tu bajo vientre, para después hacerlo directamente contra tu sexo y entre tus muslos una vez que te encontrabas sentada sobre la superficie del mueble. Mi boca buscó repentinamente la tuya mientras colocaba una de mis manos bajo tu nuca, siguiendo con ella todos los movimientos que hacías con tu cabeza por cada vez que ladeabas la misma para responder a mis besos con dureza y humedad contra mi boca. Con la otra mano clavé mis dedos sobre la superficie de uno de tus muslos de manera ascendente hasta llegar a tu nalga, de la cual tiré hacia mí para arrastrarte hasta el borde y así tenerte aún más cerca de mi erección.
- ¿Y si te follo ahora mismo aquí, qué? ¿Tu padre querrá echarme de tu casa después de haber dejado la encimera llena de nuestras corridas...?
Mis palabras se mezclaron con el ritmo de mi respiración, el cual estaba completamente disparado, dejando caer cada sílaba contra la superficie de tus labios sobre los que me arrastré entre cada movimiento procedente de mi boca.