Notes

Dejé que tomases el control de mi cuerpo y me excité con tu reacción, sonriendo triunfante al obtener lo que quería. Cuando me subiste a la encimera y echaste mi cuerpo hacia el filo pude notar perfectamente tu entrepierna dura contra mi sexo, esto me llevó a rodear tu cintura con mis piernas en un firme agarre, para poder sentirte aún más cerca y evitar que te alejaras. Mis manos las dejé tras de mi apoyadas en la superficie de la encimera y las usé para poder impulsarme un poco con ellas, moviendo mi cintura en tu contra para poder restregarme contra tu polla, soltando un quejido de puro placer cuando hice contacto con tu entrepierna, sintiéndome frustrada por la tela de nuestra ropa. Con cada movimiento mis nalgas se arrastraban por la superficie, y mi pecho subía y bajaba debido a lo acelerada que tenía mi respiración. Notaba mi sexo húmedo y caliente bajo mis bragas, necesitando cada roce. Mis ojos no dejaron los tuyos en ningún momento y cuando oí tu comentario mi cuerpo reaccionó, haciendo mi vagina contraer.- Te estaría follando toda la puta noche en esta cocina, empezando por esta encimera. Sobre ella o apoyada en ella y contigo detrás...-Susurraba cada palabra a la vez que mis movimientos se hacían más insistentes e intensos, llegando a soltar un pequeño gemido cuando te inclinaste sobre mi de forma que rozaste la zona donde quedaba mi clítoris. Después de una pausa, continué.- Luego te tiraría al suelo y me subiría sobre ti para follarte sin ninguna delicadeza, cabalgaría sobre ti hasta dejar tu polla, pubis y todo lo que mi sexo rozase...empapado de mis fluidos.-Esto último salió de mi boca de forma precipitada sin pararme a pensar lo que estaba diciendo, ya que mi mente comenzó a nublarse por segundos debido a lo cachonda que estaba. Mis brazos comenzaron a cansarse un poco y solté un "Joder", incorporándome para pegar mi torso al tuyo. Mis brazos rodearon tu cuerpo en un abrazo y mi boca fue hasta tu mandíbula, tomando un zona de esta entre mis dientes, pasando después mi lengua por tu piel para contrarrestar la brusquedad del mordisco. Mis labios subieron después hasta los tuyos y comencé a besarte con urgencia, buscando tu lengua desesperada en un intento de aliviar el dolor que sentía en mi sexo, más específicamente en mi clítoris, dónde se concentraban mis pulsaciones.